8 (9) Dejemos de hacer locuras y obedezcamos a Dios. Recordemos que somos suyos, y que él nos ha prometido paz.
1 Samuel 3:9 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual así que le dijo: —Anda a acostarte. Si oyes otra vez que te llaman, contesta así: “Dime, Dios mío, ¿en qué puedo servirte?” Samuel volvió a acostarse, Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Y dijo Elí a Samuel: Ve y acuéstate; y si te llamare, dirás: Habla, Jehová, porque tu siervo oye. Así se fue Samuel, y se acostó en su lugar. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces le dijo a Samuel: —Ve y acuéstate de nuevo y, si alguien vuelve a llamarte, di: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”. Así que Samuel volvió a su cama. Biblia Católica (Latinoamericana) y dijo a Samuel: 'Anda a acostarte; si te llaman, responde: 'Habla, Yavé, que tu servidor escucha'. Y Samuel volvió a acostarse. La Biblia Textual 3a Edicion Por lo que Elí dijo a Samuel: Ve, acuéstate, y si te llama, dirás: Habla YHVH, que tu siervo oye. Y Samuel fue y se acostó en su lugar. Biblia Serafín de Ausejo 1975 y dijo a Samuel: 'Vete a acostarte; y si te llaman, dirás: 'Habla, Yahveh; que tu siervo escucha''. Se fue Samuel y se acostó en su sitio. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y dijo Elí a Samuel: Ve y acuéstate: y si Él te llama, dirás: Habla, Jehová, que tu siervo oye. Así se fue Samuel y se acostó en su lugar. |
8 (9) Dejemos de hacer locuras y obedezcamos a Dios. Recordemos que somos suyos, y que él nos ha prometido paz.
9 (10) Dios está siempre cerca para salvar a quienes lo honran, y para que su poder nunca nos abandone.
Luego fueron a decirle a Moisés: —Es mejor que seas tú quien nos hable. Dinos qué debemos hacer, y te obedeceremos. Si Dios nos habla, podríamos morir.
Enseguida oí la voz de Dios que decía: «¿A quién voy a enviar? ¿Quién será mi mensajero?» Yo respondí: «Envíame a mí, yo seré tu mensajero».
Me dijo: “¡No tengas miedo, ni te preocupes de nada! ¡Alégrate y ten valor, pues Dios te ama!” »Y mientras me decía esto, sentí que me volvían las fuerzas. Entonces le dije: “Mi señor, ahora puede usted hablarme, pues ya tengo nuevas fuerzas”.
Pero levántate y entra en la ciudad, que allí sabrás lo que tienes que hacer.
—Ni lo uno ni lo otro —respondió el hombre—. Yo soy el jefe del ejército de Dios. Y aquí me tienes. Josué cayó de rodillas, y con gran reverencia se inclinó hasta el suelo y le dijo: —Estoy a tus órdenes. Haré cualquier cosa que me pidas.
y poco después, Dios mismo se le acercó y lo llamó como antes: —¡Samuel, Samuel! Y él contestó: —Dime, Dios mío, ¿en qué puedo servirte?
Por tercera vez Dios lo llamó: «¡Samuel, Samuel!» Samuel se levantó, fue a donde estaba Elí y le dijo: —Aquí estoy. ¿En qué puedo servirle? En ese momento Elí comprendió que era Dios quien llamaba al niño,