Entonces Sarai le reclamó a Abram: —Tú tienes la culpa de que Agar me trate con desprecio. Recuerda que fui yo quien te la entregó. Ahora resulta que como está embarazada, se siente superior a mí. Por eso Dios habrá de castigarte.
1 Samuel 24:16 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual 16 (17) Cuando David terminó de hablar, Saúl dijo: «¡Pero si es David en persona!» Luego empezó a llorar a gritos, Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Y aconteció que cuando David acabó de decir estas palabras a Saúl, Saúl dijo: ¿No es esta la voz tuya, hijo mío David? Y alzó Saúl su voz y lloró, Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando David terminó de hablar, Saúl le respondió: —¿Realmente eres tú, David, hijo mío? Enseguida comenzó a llorar Biblia Católica (Latinoamericana) Que Yavé juzgue entre tú y yo. Que él examine y asuma mi defensa, que me haga justicia y me libre de tu mano'. La Biblia Textual 3a Edicion Y cuando David hubo terminado de decir esas palabras a Saúl, aconteció que Saúl dijo: ¿Es esta tu voz, hijo mío David? Entonces Saúl alzó su voz y lloró. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Que Yahveh sea juez y sentencie entre tú y yo. Que él examine y defienda mi causa, y que me haga justicia librándome de tu mano'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció que, cuando David acabó de decir estas palabras a Saúl, Saúl dijo: ¿No es esta la voz tuya, hijo mío David? Y alzando Saúl su voz lloró. |
Entonces Sarai le reclamó a Abram: —Tú tienes la culpa de que Agar me trate con desprecio. Recuerda que fui yo quien te la entregó. Ahora resulta que como está embarazada, se siente superior a mí. Por eso Dios habrá de castigarte.
Esaú, por su parte, corrió al encuentro de Jacob y, abrazándolo, lo besó. Y los dos se echaron a llorar.
18 (19) Entonces el espíritu de Dios tomó control de Amasai, jefe de los treinta soldados más valientes del ejército de David, y lo hizo exclamar: «¡El éxito está contigo, David! ¡La victoria siempre te acompaña, y acompañará a los que se te unan, porque Dios te hace triunfar!» David los aceptó, y hasta los puso entre los jefes de la tropa.
Si tuvieran razón, no me ofendería; ¡pero ustedes me acusan y no tienen pruebas!
La respuesta amable calma el enojo; la respuesta grosera lo enciende más.
Las palabras dichas a tiempo son como manzanas de oro con adornos de plata.
Yo les ayudaré a contestar con inteligencia, y ninguno de sus enemigos podrá contradecirlos ni decir que están equivocados.
pero ninguno de ellos pudo vencerlo, porque él hablaba con la sabiduría que le daba el Espíritu Santo.
Yo no les he hecho ningún mal. Son ustedes los que están actuando mal al atacarnos. ¡Pero el Dios de Israel será el que juzgue entre ustedes y nosotros!»
Saúl reconoció la voz de David, y dijo: —David, ¿eres tú el que habla? Y David le contestó: —Sí, mi señor y rey; soy yo.
Yo espero que, así como respeté hoy la vida de Su Majestad, también Dios respete la mía y me libre de todo peligro. Saúl le dijo: