1 (1b) Dios es mi protector, ¡no me digan que huya a los cerros, como si fuera un pájaro!
1 Samuel 17:33 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Pero Saúl le dijo: —No vas a poder matarlo. Tú eres todavía muy jovencito, y él ha sido guerrero toda su vida. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud. Biblia Nueva Traducción Viviente —¡No seas ridículo! —respondió Saúl—. ¡No hay forma de que tú puedas pelear contra ese filisteo y ganarle! Eres tan solo un muchacho, y él ha sido un hombre de guerra desde su juventud. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero Saúl dijo a David: 'Tú no podrás pelear con él, eres sólo un niño y él en cambio es un hombre que pelea desde su juventud'. La Biblia Textual 3a Edicion Pero Saúl respondió a David: No podrás ir contra ese filisteo para pelear contra él, porque tú eres un muchacho, y él es hombre de guerra desde su juventud. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Respondió Saúl a David: 'Tú no podrás ir a combatir contra ese filisteo, porque tú eres un niño, mientras que él es un hombre de guerra desde la juventud'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres un joven, y él es un hombre de guerra desde su juventud. |
1 (1b) Dios es mi protector, ¡no me digan que huya a los cerros, como si fuera un pájaro!
Pero los otros que habían ido con él empezaron a desanimar a los israelitas diciéndoles que el territorio era malo. —¡No lo hagan! —les decían—. ¡No podremos vencer a gente tan poderosa! ¡Los que viven allí son gigantes, como Anac! ¡Ante ellos nos veíamos tan pequeños como grillos! Además, es un lugar en donde no se puede vivir. Es tan malo que la gente se muere como si se los tragara la tierra.
Entre ellos viven los descendientes del gigante Anac, y la gente cree que son invencibles.
Todos adoraron al dragón, porque le había dado su autoridad al monstruo, y también adoraron al monstruo. Decían: «No hay nadie tan fuerte como este monstruo. Nadie puede luchar contra él.»
David le contestó: —Yo soy pastor de las ovejas de mi padre. Pero si un león o un oso vienen a llevarse alguna oveja,
Cuando vio que David no era más que un muchachito de piel morena, lo consideró muy poca cosa y lo maldijo en nombre de sus dioses. Le dijo: —¡Vaya con el niño bonito! Vienes a pelear conmigo con un palo, como si fuera yo un perro. Ven acá, que te voy a matar, y con tu carne voy a alimentar a los buitres y a las bestias salvajes.