Esaú se echó a llorar, y lanzando fuertes gritos insistió: —Padre mío, ¡bendíceme también a mí! ¿Acaso tienes una sola bendición?
1 Samuel 11:4 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Cuando los mensajeros dieron la mala noticia en Guibeá, que era donde vivía Saúl, toda la gente comenzó a llorar a gritos. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Llegando los mensajeros a Gabaa de Saúl, dijeron estas palabras en oídos del pueblo; y todo el pueblo alzó su voz y lloró. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando los mensajeros llegaron a Guibeá de Saúl y le contaron al pueblo acerca de su aprieto, todos se echaron a llorar. Biblia Católica (Latinoamericana) Llegaron los mensajeros a Guibea de Saúl y le contaron todo el problema al pueblo: todo el pueblo lanzó una gran lamentación y se pusieron a llorar. La Biblia Textual 3a Edicion Cuando los mensajeros llegaron a Gabaa de Saúl, dijeron estas palabras a oídos del pueblo, y todo el pueblo alzó su voz y lloró. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Llegaron los mensajeros a Guibeá de Saúl y transmitieron la propuesta a oídos del pueblo, que a voz en grito empezó a llorar. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y llegando los mensajeros a Gabaa de Saúl, dijeron estas palabras en oídos del pueblo; y todo el pueblo lloró a voz en grito. |
Esaú se echó a llorar, y lanzando fuertes gritos insistió: —Padre mío, ¡bendíceme también a mí! ¿Acaso tienes una sola bendición?
Ahiézer hijo de Semaá, de Guibeá, que era el jefe; Joás hijo de Semaá, de Guibeá; Jeziel y Pélet, hijos de Azmávet; Beracá y Jehú, de Anatot;
Si alguno está alegre, alégrense con él; si alguno está triste, acompáñenlo en su tristeza.
Cuando una parte del cuerpo sufre, también sufren todas las demás. Cuando se le da importancia a una parte del cuerpo, las partes restantes se ponen contentas.
Cuando tengan dificultades, ayúdense unos a otros. Esa es la manera de obedecer la ley de Cristo.
Preocúpense por los hermanos que están en la cárcel y por los que han sido maltratados. Piensen cómo se sentirían ustedes si estuvieran en la misma situación.
Cuando el ángel de Dios terminó de hablar, los israelitas comenzaron a llorar y a gritar.
Entonces todos los israelitas con su ejército volvieron a Betel para lamentarse delante de Dios. Todo el día estuvieron sentados allí sin comer nada, y le ofrecieron a Dios sacrificios y ofrendas de paz.
Esto puso a todos muy tristes, así que fueron a Betel y estuvieron allí todo el día lamentándose delante de Dios. Lloraban amargamente
También Saúl se fue a Guibeá, donde vivía, y Dios hizo que un grupo de valientes lo siguiera.
Luego Samuel regresó a Ramá, y Saúl se fue a Guibeá, que era donde vivía.