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Génesis 34 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Génesis 34

1 Un día Dinah, la hija que Leah le había dado a Yaaqov, salió a visitar a las hijas del país.

2 Shekhem el hijo de Jamor el hiwita, jefe del país, la vio, y la cogió y se acostó con ella por la fuerza.

3 Como se sentía fuertemente atraído por Dinah la hija de Yaaqov, y estaba enamorado de la muchacha, le habló con ternura a la muchacha.

4 Así que Shekhem le dijo a su padre Jamor: “Consígueme esta muchacha para esposa”.

5 Yaaqov se enteró de que éste había contaminado a su hija Dinah; pero como sus hijos estaban en el campo con el ganado, Yaaqov guardó silencio hasta que llegaran a casa.

6 Luego Jamor el padre de Shekhem vino donde Yaaqov para hablar con él.

7 Entretanto los hijos de Yaaqov, que habían oído ya la noticia, llegaron del campo. Los hombres estaban angustiados y muy furiosos, porque aquel había cometido un ultraje en Yisrael al acostarse con la hija de Yaaqov, algo que no debía hacerse.

8 Y Jamor les habló, diciendo: “Mi hijo Shekhem suspira por la hija de ustedes. Por favor, dénsela en matrimonio.

9 Hagamos lazos matrimoniales: dennos sus hijas, y tomen nuestras hijas para ustedes:

10 ustedes habitarán entre nosotros, y la tierra estará a su disposición; establézcanse, múdense a cualquier parte, y adquieran propiedades en ella”.

11 Entonces Shekhem les dijo al padre y a los hermanos: “Háganme este favor, yo les pagaré todo lo que me pidan.

12 Pídanme una dote bien alta, así como regalos, y pagaré lo que ustedes me digan; sólo denme la muchacha por esposa”.

13 Los hijos de Yaaqov le respondieron a Shekhem y a su padre Jamor –hablando con engaño porque él había contaminado a su hermana Dinah–

14 y les dijeron: “No podemos hacer eso de dar nuestra hermana a un hombre que no está circuncidado, porque eso es una desgracia entre nosotros.

15 Solamente con esta condición llegaremos a un acuerdo contigo; que ustedes se hagan como nosotros en que todo varón entre ustedes se circuncide.

16 Entonces les daremos a nuestras hijas y tomaremos de sus hijas; y habitaremos entre ustedes y llegaremos a ser como una sola familia.

17 Pero si ustedes no nos hacen caso ni se circuncidan, tomaremos a nuestra hermana y nos iremos”.

18 Estas palabras agradaron a Jamor, y a Shekhem el hijo de Jamor.

19 Y el joven no perdió tiempo en hacer aquello, porque quería a la hija de Yaaqov. Sucede que él era el más respetado en la casa de su padre.

20 Así que Jamor y su hijo Shekhem fueron a la plaza pública de su pueblo y les hablaron a sus compueblanos, diciendo:

21 “Estas personas son nuestros amigos; dejemos que se establezcan en nuestra tierra y que se muevan en ella, porque la tierra es bastante grande para ellos; nosotros tomaremos de sus hijas por esposas y les daremos nuestras hijas.

22 Pero solamente con esta condición los hombres llegarán a un acuerdo con nosotros de habitar entre nosotros como una sola familia: que todos nuestros varones se circunciden como ellos están circuncidados.

23 Su ganado y sus propiedades y todas sus bestias serán nuestras, si solamente estamos de acuerdo con sus términos, para que se establezcan entre nosotros”.

24 Todos sus compueblanos le hicieron caso a Jamor y a su hijo Shekhem, y todos los varones, todos sus compueblanos, se circuncidaron.

25 Al tercer día, cuando estaban aún doloridos, Shimón y Lewí, dos de los hijos de Yaaqov, los hermanos de Dinah, tomaron cada uno su espada, vinieron contra la ciudad que estaba tranquila, e inmolaron a todos los varones.

26 Pasaron a espada a Jamor y a su hijo Shekhem, sacaron a Dinah de la casa de Shekhem, y se fueron.

27 Los otros hijos de Yaaqov vinieron sobre los inmolados y saquearon el pueblo, porque habían contaminado a su hermana.

28 Se apropiaron de sus rebaños y manadas y asnos, y de todo lo que había dentro del pueblo, y en las afueras;

29 todas sus riquezas, todos sus niños, y sus esposas, a todos los que estaban en las casas, se los llevaron como cautivos y como botín.

30 Yaaqov les dijo a Shimón y a Lewí: “Ustedes me han traído problemas, haciéndome odioso entre los habitantes del país, los kenaanitas y peresitas; mis hombres son pocos en número, de modo que si se unen contra mí y me atacan, mi familia y yo seremos destruidos”.

31 Pero ellos respondieron: “¿Debe nuestra hermana ser tratada como una ramera?”

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Génesis 34

Génesis 34 - Introducción

* Dina contaminada por Siquem. (1-19) Los siquemitas asesinados por Simeón y Leví. (20-31)

Génesis 34:1-19

1-19 Los jóvenes, especialmente las mujeres, nunca están tan seguros y en buena situación como bajo el cuidado de padres piadosos. Su propia ignorancia, y los halagos y los artificios del diseño, las personas malvadas, que siempre les ponen trampas, los exponen a un gran peligro. Son sus propios enemigos si desean ir al extranjero, especialmente solos, entre extraños a la verdadera religión. Esos padres están muy equivocados y no impiden que sus hijos se expongan innecesariamente al peligro. Los niños consentidos, como Dinah, a menudo se convierten en dolor y vergüenza para sus familias. Su pretensión era, ver a las hijas de la tierra, ver cómo se vestían, cómo bailaban y lo que estaba de moda entre ellas; ella fue a ver, pero eso no fue todo, ella fue a ser vista también. Ella fue a conocer a los cananeos y a aprender sus caminos. Mira lo que surgió del artefacto de Dinah. El comienzo del pecado es como la liberación del agua. ¡Qué gran cosa enciende un pequeño fuego! Debemos evitar cuidadosamente todas las ocasiones de pecado y acercamientos a él.

Génesis 34:20-31

20-31 Los shequemitas se sometieron al rito sagrado, solo para servir un turno, complacer a su príncipe y enriquecerse, y fue justo con Dios castigarlos. Como nada nos asegura mejor que la verdadera religión, nada nos expone más que lo que la religión solo pretendía. Pero Simeón y Leví fueron muy injustos. Aquellos que actúan malvadamente, con el pretexto de la religión, son los peores enemigos de la verdad y endurecen los corazones de muchos hasta la destrucción. Los crímenes de otros no son excusa para nosotros. ¡Pobre de mí! ¡Cómo un pecado conduce a otro y, como llamas de fuego, esparce la desolación en todas direcciones! Los placeres tontos conducen a la seducción; la seducción produce ira; ira sedienta de venganza; la sed de venganza recurre a la traición; cuestiones de traición en el asesinato; y el asesinato es seguido por otras acciones sin ley. Si trazáramos la historia del comercio ilegal entre los sexos, deberíamos encontrarlo, más que cualquier otro pecado, terminando en sangre.


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Versión Israelita Nazarena 2011

Traducción Kadosh Israelita Mesiánica © 2011 Diego Ascunce Traductor

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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