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Éxodo 9 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Éxodo 9

1 Yahweh le dijo a Mosheh: Ve al Paroh y dile: “Así dice Yahweh, el Elohim de los hebreos: Deja ir a mi pueblo para que me adore.

2 Porque si rehusas dejarlos ir, y continúas reteniéndolos,

3 entonces la mano de Yahweh golpeará tu crianza de animales en los campos –los caballos, los asnos, los camellos, el ganado, y las ovejas– con una plaga gravísima.

4 Pero Yahweh hará una distinción entre los animales de Yisrael y los animales de los mitsritas, de manera que no morirá nada de lo que le pertenece a los yisraelitas.

5 Yahweh ha fijado el tiempo: mañana Yahweh hará esto en la tierra”.

6 Y Yahweh lo hizo así al día siguiente: todos los animales de crianza de los mitsritas murieron, pero de los animales de los yisraelitas ni una bestia murió.

7 Cuando el Paroh indagó, encontró que ni una sola cabeza de ganado de los yisraelitas había muerto; sin embargo el Paroh siguió obstinado, y no dejó ir al pueblo.

8 Entonces Yahweh les dijo a Mosheh y Aharón: “Cada uno de ustedes tome un puñado de hollín del horno, y que Mosheh lo lance hacia el cielo a la vista del Paroh.

9 Se convertirá en un fino polvo por sobre toda la tierra de Mitsráyim, y causará una inflamación que reventará en ampollas sobre hombres y bestias por toda la tierra de Mitsráyim”.

10 Así que ellos tomaron el hollín y comparecieron ante el Paroh; Mosheh lo lanzó hacia el cielo, y causó una inflamación que reventó en ampollas sobre hombres y bestias.

11 Los magos fueron incapaces de confrontar a Mosheh a causa de la inflamación, porque la inflamación afectó a los magos tanto como a todos los demás mitsritas.

12 Pero Yahweh endureció el corazón del Paroh, y no les hizo caso, tal como Yahweh le había dicho a Mosheh.

13 Yahweh le dijo a Mosheh: “Temprano en la mañana preséntate ante el Paroh y dile: Así dice Yahweh, el Elohim de los hebreos: Deja ir a mi pueblo para que me adore.

14 Porque esta vez enviaré todas mis plagas sobre tu persona, y tus cortesanos, y tu gente, para que sepas que no hay nadie como yo en todo el mundo.

15 Yo pude haber extendido mi mano y haberte golpeado a ti y a tu gente con una plaga, y ustedes habrían sido erradicados de la tierra.

16 Sin embargo te he dejado con vida para este propósito: para mostrarte mi poder, y para que se proclame mi nombre por toda la tierra.

17 Sin embargo tú continúas estorbando a mi pueblo, y no los dejas ir.

18 Para esta hora mañana haré llover un granizo pesado, como no lo ha habido en Mitsráyim desde el día en que se fundó hasta ahora.

19 Por lo tanto, ordena que pongan en refugios a tu crianza de animales y todo lo que tengas a campo raso; todo hombre y bestia que se encuentre afuera, sin que haya entrado a un refugio, perecerá cuando caiga sobre ellos el granizo.

20 Aquéllos entre los cortesanos del Paroh que respetaban la palabra de Yahweh pusieron a sus esclavos y sus crianzas en refugios seguros;

21 pero los que no prestaron atención a la palabra de Yahweh dejaron sus esclavos y sus crianzas de animales a campo raso.

22 Yahweh le dijo a Mosheh: “Extiende tu brazo hacia el cielo para que caiga granizo sobre toda la tierra de Mitsráyim, sobre hombre y bestia y sobre toda hierba de los campos en la tierra de Mitsráyim”.

23 Así que Mosheh sostuvo su vara hacia el cielo, y Yahweh envió truenos y granizo, y descargas de fuego al suelo, mientras Yahweh hacía llover granizo sobre la tierra de Mitsráyim.

24 El granizo era bien pesado –con destellos de fuego en medio del granizo– tal como no había caído sobre la tierra de Mitsráyim desde que se había hecho nación.

25 Por toda la tierra de Mitsráyim el granizo derribó todo lo que había a campo raso, tanto a hombres como a bestias; el granizo derribó también todas las hierbas del campo y quebró todos los árboles del campo.

26 Solamente en la región de Goshen, donde estaban los yisraelitas, no hubo granizo.

27 Enseguida el Paroh mandó buscar a Mosheh y Aharón y les dijo: “Yo he pecado esta vez. Yahweh es el justo, y mi pueblo y yo somos perversos.

28 Intercede con Yahweh para que terminen los truenos terribles y el granizo. Los dejaré ir; no tienen que quedarse por más tiempo”.

29 Mosheh le dijo: “Cuando vaya saliendo de la ciudad, extenderé mis manos a Yahweh; los truenos cesarán y no caerá más granizo, para que usted sepa que la tierra es de Yahweh.

30 Pero yo sé que usted y sus cortesanos todavía no respetan a Elohim Yahweh”. –

31 Ahora, el lino y la cebada estaban arruinados, porque la cebada estaba en la espiga y el lino estaba en brote;

32 pero el trigo y el centeno no fueron afectados, porque maduran tarde–.

33 Dejando al Paroh, Mosheh salió de la ciudad y extendió las manos hacia Yahweh: los truenos y el granizo cesaron, y no se derramó [más] lluvia sobre la tierra.

34 Pero cuando el Paroh vio que habían cesado la lluvia y el granizo y los truenos, se puso obstinado y volvió a pecar, como también sus cortesanos.

35 De manera que el corazón del Paroh se endureció y no dejó ir a los yisraelitas, tal como había predicho Yahweh a través de Mosheh.

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Éxodo 9

Éxodo 9 - Introducción

* El murrain de bestias. (1-7) La plaga de forúnculos y blains. (8-12) La plaga de granizo amenazada. (13-21) La plaga de granizo infligido. (22-35)

Éxodo 9:1-7

1-7 Dios quiere que Israel sea liberado, Faraón se opone y la prueba es cuja palabra prevalecerá. La mano del Señor cae de inmediato sobre el ganado, muchos de los cuales, de todas las clases, mueren a causa de una especie de peste. Esto representó una gran pérdida para los propietarios; habían empobrecido a Israel y ahora Dios los empobrecería a ellos. La mano de Dios puede verse, incluso en la enfermedad y muerte del ganado, porque ni un gorrión cae al suelo sin que nuestro Padre lo sepa. Ningún ganado de los israelitas moriría; el Señor los distinguiría. El ganado murió. Los egipcios adoraban a sus animales. Lo que convertimos en ídolo, es justo que Dios lo aleje de nosotros. Este tirano orgulloso y cruel opresor merecía ser un ejemplo ante el justo Juez del universo. Nadie que sea castigado de acuerdo a lo que merece tiene motivo para quejarse. La dureza de corazón denota un estado mental en el que ni las amenazas ni las promesas, ni los juicios ni las misericordias, causan una impresión duradera. La conciencia estando adormecida y el corazón lleno de orgullo y presunción, persisten en la incredulidad y la desobediencia. Este estado mental también se llama corazón de piedra. Muy diferente es el corazón de carne, el corazón quebrantado y contrito. Los pecadores no tienen a nadie más a quien culpar que a sí mismos por ese orgullo y falta de piedad que abusan de la bondad y la paciencia de Dios. Pues, aunque el Señor endurezca los corazones de los hombres, siempre es como castigo de pecados anteriores.

Éxodo 9:8-12

8-12 Cuando los egipcios no se conmovieron por la muerte de su ganado, Dios envió una plaga que afectó sus propios cuerpos. Si los juicios menores no funcionan, Dios enviará juicios mayores. A veces, Dios muestra a los hombres su pecado a través de su castigo. Habían oprimido a Israel en los hornos, y ahora las cenizas del horno se volvieron un terror para ellos. La plaga en sí misma fue muy dolorosa. Incluso los magos fueron afectados por estas úlceras. Su poder fue restringido antes, pero continuaron resistiendo a Moisés y fortaleciendo la incredulidad de Faraón hasta que se vieron obligados a ceder. Faraón continuó obstinado. Había endurecido su propio corazón y ahora Dios, con justicia, lo entregó a los deseos de su propio corazón, permitiendo que Satanás lo cegara y endureciera. Si los hombres cierran sus ojos a la luz, es justo que Dios cierre sus ojos. Este es el juicio más severo que un hombre puede experimentar fuera del infierno.

Éxodo 9:13-21

13-21 Moisés aquí recibe la orden de entregar un mensaje terrible a Faraón. La Providencia dispuso que Moisés tuviera que lidiar con un hombre de espíritu feroz y obstinado como este Faraón; y todo hizo de esto un ejemplo muy señalado del poder que Dios tiene para humillar y abatir al más orgulloso de sus enemigos. Cuando la justicia de Dios amenaza ruina, su misericordia al mismo tiempo muestra una manera de escapar de ella. Dios no solo hizo una distinción entre egipcios e israelitas, sino también entre algunos egipcios y otros. Si Faraón no se somete y evita así el propio juicio, aquellos que tomen la advertencia pueden refugiarse. Algunos creyeron en las cosas que se dijeron, temieron y protegieron a sus siervos y ganado, y esa fue su sabiduría. Incluso entre los siervos de Faraón, algunos temblaron ante la palabra de Dios; ¿y los hijos de Israel no la temerán? Pero otros no creyeron y dejaron su ganado en el campo. La incredulidad obstinada es sorda a las advertencias más justas y a los consejos más sabios, lo que deja la responsabilidad de la sangre de los que perecen sobre sus propias cabezas.

Éxodo 9:22-35

22-35 Este granizo causó una terrible devastación: mató tanto a hombres como a ganado; el grano sobre la tierra fue destruido y solo se preservó lo que aún no había brotado. La tierra de Gosen fue preservada. Dios hace llover o granizar sobre una ciudad y no sobre otra, ya sea por misericordia o por juicio. Faraón se humilló ante Moisés. Ningún hombre podría haber hablado mejor: reconoció que estaba equivocado; reconoció que el Señor es justo; y Dios debe ser justificado cuando habla, aunque hable en truenos y relámpagos. Sin embargo, su corazón seguía endurecido. Moisés intercede con Dios: aunque tenía razones para pensar que Faraón se arrepentiría de su arrepentimiento, y así se lo dijo, promete ser su amigo. Moisés salió de la ciudad, a pesar del granizo y los relámpagos que mantenían a Faraón y a sus siervos dentro de las casas. La paz con Dios hace que los hombres sean a prueba de truenos. Faraón se asustó por el tremendo juicio; pero cuando eso pasó, olvidó sus justas promesas. Aquellos que no mejoran con juicios y misericordias, suelen empeorar.


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Versión Israelita Nazarena 2011

Traducción Kadosh Israelita Mesiánica © 2011 Diego Ascunce Traductor

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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