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Éxodo 5 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Éxodo 5

1 Y después Moisés y Aarón entraron y procedieron a decir a Faraón: “Esto es lo que ha dicho Jehová el Dios de Israel: ‘Envía a mi pueblo para que me celebre una fiesta en el desierto’”.

2 Pero dijo Faraón: “¿Quién es Jehová, para que yo obedezca su voz y envíe a Israel? No conozco a Jehová en absoluto y, lo que es más, no voy a enviar a Israel”.

3 Sin embargo, ellos pasaron a decir: “El Dios de los hebreos se ha puesto en comunicación con nosotros. Queremos ir, por favor, camino de tres días al desierto y hacer sacrificios a Jehová nuestro Dios; de lo contrario quizás nos hiera con peste o con espada”.

4 Ante esto, les dijo el rey de Egipto: “¿Por qué, Moisés y Aarón, hacen ustedes que el pueblo desista de sus trabajos? ¡Vayan a llevar sus cargas!”.

5 Y continuó Faraón: “¡Miren! La gente de la tierra ahora es mucha, y ustedes realmente la hacen desistir de llevar sus cargas”.

6 Inmediatamente en aquel día Faraón mandó a los que obligaban a la gente a trabajar y a sus oficiales, y dijo:

7 “Ustedes no deben recoger paja para dársela al pueblo para que haga ladrillos como antes. Que vayan ellos mismos y recojan la paja para sí.

8 Además, la cantidad de ladrillos que les era exigida y que hacían antes, todavía se la impondrán. No deben hacerles ninguna reducción, porque están holgando. Por eso andan clamando, y dicen: ‘¡Queremos irnos, queremos hacer sacrificios a nuestro Dios!’.

9 Dejen que el servicio pese sobre los hombres y que se ocupen en él, y que no presten atención a palabras falsas”.

10 De modo que salieron los que obligaban a la gente a trabajar, y sus oficiales, y dijeron al pueblo: “Esto es lo que ha dicho Faraón: ‘Ya no les doy más paja.

11 Vayan ustedes mismos, consíganse paja dondequiera que la hallen, porque no ha de haber ni una pizca de reducción de sus servicios’”.

12 Por lo tanto, se esparció el pueblo por toda la tierra de Egipto a fin de recoger rastrojo para [usarlo como] paja.

13 Y los que los obligaban a trabajar seguían apremiándolos, diciendo: “Acaben sus trabajos, cada uno su tarea, día por día, tal como cuando estaba disponible la paja”.

14 Más tarde, los oficiales de los hijos de Israel, que habían sido puestos sobre estos por los señaladores de tareas de Faraón, fueron golpeados, mientras estos decían: “¿Por qué no acabaron su tarea prescrita de hacer ladrillos como antes, ni ayer ni hoy?”.

15 En consecuencia, entraron los oficiales de los hijos de Israel y se pusieron a clamar a Faraón, diciendo: “¿Por qué tratas de esta manera a tus siervos?

16 No se da paja a tus siervos y, sin embargo, nos están diciendo: ‘¡Hagan ladrillos!’, y ¡mira!, se golpea a tus siervos, cuando la falta es de tu propio pueblo”.

17 Pero él dijo: “¡Están holgando, están holgando! Por eso andan diciendo: ‘Queremos irnos, queremos hacer sacrificios a Jehová’.

18 Y ahora, ¡vayan, sirvan! Aunque no se les dará paja, aun así han de dar la cantidad fija de ladrillos”.

19 Entonces los oficiales de los hijos de Israel se vieron en un mal aprieto a causa del dicho: “No deben rebajar de sus ladrillos ni una pizca de la cuota diaria de nadie”.

20 Después de eso se encontraron con Moisés y Aarón, que estaban de pie allí para encontrarse con ellos cuando salieran de donde Faraón.

21 En seguida les dijeron: “Que Jehová los mire y juzgue, puesto que nos han hecho tener un olor ofensivo delante de Faraón y delante de sus siervos, a fin de poner una espada en mano de ellos para matarnos”.

22 Entonces se volvió Moisés a Jehová y dijo: “Jehová, ¿por qué le has causado mal a este pueblo? ¿Para qué me has enviado?

23 Porque desde el tiempo en que fui delante de Faraón para hablar en tu nombre, él le ha hecho mal a este pueblo, y tú de ninguna manera has librado a tu pueblo”.

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Éxodo 5

Éxodo 5 - Introducción

* El disgusto del faraón, aumenta las tareas de los israelitas. (1-9) Los sufrimientos de los israelitas, la queja de Moisés a Dios. (10-23)

Éxodo 5:1-9

1-9 Dios reconocerá a su pueblo, aunque sean pobres y despreciados, y encontrará un momento para defender su causa. Faraón trató con desprecio todo lo que había oído. No tenía conocimiento de Jehová, ningún temor hacia Él, ningún amor por Él y, por lo tanto, se negó a obedecerlo. Así que el orgullo, la ambición, la codicia y el conocimiento político de Faraón lo endurecieron hasta su propia destrucción. Lo que Moisés y Aarón piden es muy razonable, solo ir a tres días de viaje al desierto, y eso en una buena misión. Sacrificaremos al Señor nuestro Dios. Faraón fue muy irrazonable al decir que el pueblo estaba ocioso y, por lo tanto, hablaba de ir a sacrificar. Así los calumnió, para tener un pretexto para aumentar sus cargas. Hasta el día de hoy encontramos a muchos que están más dispuestos a encontrar defectos en sus vecinos por pasar unas horas en el servicio de Dios que a culpar a otros que dedican el doble de tiempo al placer pecaminoso. El mandato de Faraón fue cruel. Moisés y Aarón mismos debían conseguir la paja para los ladrillos. Los perseguidores se complacen en despreciar y poner dificultades a los ministros. Debían hacer la cantidad habitual de ladrillos, pero sin la cantidad habitual de paja para mezclar con el barro. De esta manera, se les imponía más trabajo a los hombres, que, si lo realizaban, se romperían de fatiga; y si no, serían castigados.

Éxodo 5:10-23

10-23 Los capataces egipcios eran muy severos. Veamos cuánta necesidad tenemos de orar para que seamos librados de los hombres malvados. Los capataces principales se quejaron justamente ante Faraón, pero él los despreció. Con frecuencia, la malicia de Satanás ha representado el servicio y la adoración de Dios como un trabajo adecuado solo para aquellos que no tienen nada más que hacer, y solo como el negocio de los ociosos; cuando, de hecho, es el deber de aquellos que están más ocupados en el mundo. Aquellos que son diligentes en ofrecer sacrificios al Señor escaparán del juicio del siervo negligente ante Dios, aunque no lo hagan ante los hombres. Los israelitas deberían haberse humillado ante Dios y haberse avergonzado de su pecado, pero en lugar de eso, discutieron con aquellos que serían sus libertadores. Moisés volvió al Señor. Sabía que lo que había dicho y hecho lo había hecho por dirección de Dios, y por lo tanto, se dirige a Él. Cuando nos encontramos en cualquier momento perplejos en el camino de nuestro deber, debemos acudir a Dios y exponer nuestro caso ante Él en ferviente oración. Las decepciones en nuestro trabajo no deben alejarnos de nuestro Dios, pero debemos reflexionar sobre por qué son enviadas.


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Traducción del Nuevo Mundo de los Testigos de Jehová

© 2014 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, Inc. Todos los derechos reservados.

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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