Salmos 94 - Comentario Bíblico de Matthew HenrySalmos 94Dios es un juez justo1 Dios mío, tú eres el juez de la tierra; ¡hazte presente, entra en acción, y castiga a los culpables! ¡Dales su merecido a los orgullosos! 3 Dios mío, ¡basta ya de malvados, basta ya de sus burlas! 4 Todos ellos son malhechores; ¡son unos habladores y orgullosos! ¡Se creen la gran cosa! 5 Aplastan y afligen a tu pueblo elegido: 6 matan a las viudas, asesinan a los huérfanos, masacran a los refugiados, 7 y aun se atreven a decir: «El Dios de Israel no se da cuenta de nada». 8 Gente torpe, quiero que entiendan esto; ¿cuándo van a comprenderlo? 9 Si Dios nos dio la vista y el oído, ¡de seguro él puede ver y oír! 10 ¡Cómo no va a castigar el que corrige a las naciones! ¡Como no va a saber el que nos instruye a todos! 11 ¡Bien sabe nuestro Dios las tonterías que se nos ocurren! 12 Mi Dios, tú bendices a los que corriges, a los que instruyes en tu ley, 13 para que enfrenten tranquilos los tiempos difíciles; en cambio, a los malvados se les echará en la tumba. 14 Tú, mi Dios, jamás abandonarás a tu pueblo. 15 Los jueces volverán a ser justos, y la gente honrada los imitará. 16 Cuando los malvados me atacaron, nadie se levantó a defenderme; ¡nadie se puso de mi parte y en contra de los malhechores! 17 Si tú no me hubieras ayudado, muy pronto habría perdido la vida; 18 pero te llamé al sentir que me caía, y tú, con mucho amor, me sostuviste. 19 En medio de mis angustias y grandes preocupaciones, tú me diste consuelo y alegría. 20 Tú no puedes ser amigo de gobernantes corruptos, que violan la ley y hacen planes malvados. 21 Esa clase de gobernantes siempre está haciendo planes contra la gente honrada, y dicta sentencia de muerte contra la gente inocente. 22 Esa gente es tan malvada que acabarás por destruirla. Pero tú, mi Dios, eres mi más alto escondite; ¡eres como una roca en la que encuentro refugio! Salmos 94Salmo 94 - Introducción* El peligro y la locura de los perseguidores. (1-11) Comodidad y paz para los perseguidos. (12-23) Salmo 94:1-111-11 Podemos con denuedo apelar a Dios; porque él es el juez todopoderoso por el cual cada hombre es juzgado. Que esto anime a los que sufren mal, a soportarlo en silencio, comprometiéndose con Aquel que juzga con rectitud. Estas oraciones son profecías que expresan terror a los hijos de la violencia. Llegará un día de ajuste de cuentas para todos los discursos duros que los pecadores impíos han hablado en contra de Dios, sus verdades y formas y personas. Difícilmente se creería, si no lo presenciamos, que millones de criaturas racionales deberían vivir, moverse, hablar, escuchar, comprender y hacer lo que se proponen, pero actuar como si creyeran que Dios no castigaría el abuso de regalos. Como todo conocimiento es de Dios, sin duda él conoce todos los pensamientos de los hijos de los hombres, y sabe que las imaginaciones de los pensamientos de los corazones de los hombres son solo malas, y eso continuamente. Incluso en los buenos pensamientos hay una necesidad de ser reparado, lo que puede llamarse vanidad. Nos concierne vigilar estrictamente nuestros pensamientos, porque Dios los presta especial atención. Los pensamientos son palabras para Dios. Salmo 94:12-2312-23 Ese hombre es bendecido, quien, bajo el castigo del Señor, se le enseña su voluntad y sus verdades, de su palabra santa, y por el Espíritu Santo. Debería ver misericordia a través de sus sufrimientos. Queda un descanso para el pueblo de Dios después de los días de su adversidad, que no durará siempre. El que envía el problema, enviará el resto. El salmista encontró socorro y alivio solo en el Señor, cuando todos los amigos terrenales fallaron. Estamos en deuda, no solo con el poder de Dios, sino con su piedad, por sus apoyos espirituales; y si se nos ha impedido caer en pecado, o dejar de cumplir con nuestro deber, debemos darle la gloria y alentar a nuestros hermanos. El salmista tenía muchos pensamientos problemáticos sobre el caso en el que se encontraba, sobre el curso que debía tomar y lo que probablemente sería el final de la misma. La complacencia de tales artimañas y miedos, se suma al cuidado y la desconfianza, y hace que nuestros puntos de vista sean más sombríos y confusos. Los hombres buenos a veces tienen pensamientos perplejos y angustiados con respecto a Dios. Pero que miren las grandes y preciosas promesas del evangelio. Las comodidades del mundo dan poco placer al alma cuando se apresuran con pensamientos melancólicos; pero las comodidades de Dios traen esa paz y placer que las sonrisas del mundo no pueden dar, y que los ceños del mundo no pueden quitar. Dios es el refugio de su pueblo, a quien pueden huir, en quien están seguros y pueden estar seguros. Y él contará con los impíos. Un hombre no puede ser más miserable de lo que su propia maldad lo hará, si el Señor lo visita sobre él. |
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Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit