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Mateo 23 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Mateo 23


(Mc 12.38-40; Lc 11.37-54; 20.45-47)

Advertencias de Jesús

1 Tiempo después, Jesús les dijo a la gente y a sus discípulos:

2 «Los fariseos y los maestros de la Ley son los que más conocen la ley de Moisés.

3 Ustedes deben hacer todo lo que ellos digan; pero no hagan lo que ellos hacen, porque enseñan una cosa y hacen otra.

4 Imponen mandamientos muy difíciles de cumplir, pero no hacen ni el más mínimo esfuerzo por cumplirlos.

5 Todo eso lo hacen para que la gente los vea y los admire. Por eso escriben frases de la Biblia en papelitos que guardan en cajitas de cuero, y se las ponen en la frente y en los brazos. Cada vez hacen más grandes esas cajitas y los flecos que le ponen a la ropa, para que la gente piense que son muy obedientes a Dios.

6 Cuando van a la sinagoga o asisten a fiestas, les encanta que los traten como si fueran los más importantes.

7 Les gusta que la gente los salude en el mercado con gran respeto, y que los llame maestros.

8 »Pero ustedes no esperen que la gente los llame maestros, porque ustedes son como hermanos, y tienen solamente un maestro.

9 No le digan padre a nadie, porque el único padre que ustedes tienen es Dios, que está en el cielo.

10 Tampoco esperen que la gente los trate como líderes, porque yo, el Mesías, soy su único líder.

11 El más importante de ustedes deberá ser el sirviente de todos.

12 Porque los que se creen más importantes que los demás serán tratados como los menos importantes. Y los que se comportan como los menos importantes serán tratados como los más importantes.»

¡Qué mal les va a ir!

13 Jesús les dijo a los fariseos y a los maestros de la Ley: «¡Qué mal les va a ir, hipócritas! Ustedes les cierran la puerta del reino de Dios a los demás. Y ni entran ustedes ni dejan que otros entren.

14

15 »¡Qué mal les va a ir, hipócritas! Ustedes van por todas partes tratando de ganar un seguidor y, cuando lo consiguen, lo hacen dos veces más merecedor del infierno que ustedes mismos.

16 »¡Qué mal les va a ir! Se supone que ustedes deben enseñar al pueblo a obedecer a Dios, pero ni ustedes mismos lo hacen. Enseñan que se puede no cumplir una promesa, si se jura solo por el templo; pero que se debe cumplir esa promesa, si se jura por el oro del templo.

17 ¡Ustedes no saben nada, son unos tontos! No se dan cuenta de que el templo es más importante que el oro, y que el templo hace que el oro sea valioso ante Dios.

18 »También enseñan que se puede no cumplir una promesa, si se jura solo por el altar del templo; pero que se debe cumplir esa promesa si se jura por la ofrenda que está sobre el altar.

19 ¡Ignorantes! El altar de Dios es más importante que la ofrenda, y hace que la ofrenda sea valiosa ante Dios.

20 Cuando una persona hace una promesa, y jura por el altar del templo que la cumplirá, está jurando no solo por el altar, sino también por todo lo que hay sobre el altar.

21 Y si alguien jura por el templo, no solo está jurando por el templo, sino también por Dios, que vive allí.

22 Si jura por el cielo, también jura por Dios, porque el trono de Dios está en el cielo.

23 »¡Qué mal les va a ir a ustedes, maestros de la Ley y fariseos! ¡Hipócritas! Se preocupan por dar como ofrenda la décima parte de la menta, del anís y del comino que cosechan en sus terrenos. Pero no obedecen las enseñanzas más importantes de la ley: ser justos con los demás, tratarlos con amor, y obedecer a Dios en todo. Hay que hacer esas tres cosas, sin dejar de obedecer los demás mandamientos.

24 ¡Ustedes, como líderes, no saben nada! Cumplen los detalles más insignificantes de la ley, pero no cumplen lo más importante de ella. Ustedes son como los que, al beber vino, sacan el mosquito pero se tragan el camello que hay en el vino.

25 »¡Qué mal les va a ir, hipócritas! Parecen buena gente, pero en realidad son malos, no ayudan a nadie, y roban a los demás. ¡Tontos! Sean buenos de verdad, porque si no lo hacen, serán como un vaso o un plato limpio por fuera, pero lleno de suciedad por dentro. Pero si el vaso o el plato se limpian por dentro, todo estará limpio de verdad.

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27 »¡Qué mal les va a ir! Aparentan ser gente buena y honrada, pero en realidad son hipócritas y malvados. Son como una tumba pintada de blanco, que por fuera se ve limpia, pero que por dentro está llena de huesos y de suciedad.

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29 »¡Pobrecitos de ustedes, qué mal les va a ir, hipócritas! Construyen monumentos para recordar a los profetas muertos, y ponen adornos en las tumbas de las personas buenas.

30 Dicen que, si hubieran vivido en aquel tiempo, no habrían estado de acuerdo con los que mataron a los profetas.

31 Pero, en realidad, demuestran ser iguales a ellos.

32 ¡Terminen, pues, de hacer lo que ellos comenzaron!

33 »¡Ustedes son unos mentirosos y unos malvados! Son tan malos como el veneno de una serpiente. ¡Por eso no se escaparán de ir al infierno!

34 Yo les enviaré profetas, sabios y maestros, pero a algunos de ellos ustedes los matarán o los clavarán en una cruz, a otros los golpearán en las sinagogas, y a otros los perseguirán por todas las ciudades.

35 Por eso, serán culpables de la muerte de toda persona buena en el mundo; comenzando por la muerte de Abel hasta terminar con la muerte del profeta Zacarías, que era hijo de Berequías. A este profeta lo mataron entre el templo y el altar de los sacrificios.

36 Les aseguro que todos ustedes serán castigados por esto.


(Lc 13.34-35)

Jesús sufre por la gente de Jerusalén

37 »¡Gente de Jerusalén, gente de Jerusalén! Ustedes matan a los profetas y a los mensajeros que Dios les envía. Muchas veces quise protegerlos, como protege la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero ustedes no me dejaron.

38 Su templo quedará abandonado.

39 Les aseguro que a partir de este momento no volverán a verme, hasta que digan: “Bendito el Mesías que viene en el nombre de Dios”.»

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Mateo 23

Mateo 23 - Introducción

Jesús reprende a los escribas y fariseos. (1-12) Crímenes de los fariseos. (13-33) la culpa de Jerusalén. (34-39)

Mateo 23:1-12

1-12 Los escribas y los fariseos explicaban la ley de Moisés y obligaban a obedecerla. Se les acusa de hipocresía en la religión. Nosotros sólo podemos juzgar según la apariencia externa; pero Dios escudriña el corazón. Hicieron filacterias. Eran rollos de papel o pergamino, en los que estaban escritos cuatro párrafos de la ley, que debían llevar en la frente y en el brazo izquierdo, Éxodo 13:2; Éxodo 13:11-2; Deuteronomio 6:4; Deuteronomio 11:13-5. Hicieron estas filacterias amplias, para que se pensara que eran más celosos de la ley que los demás. Dios había ordenado a los judíos que hicieran flecos en sus vestidos, ​​​​​​​ Números 15:38, , para recordarles que eran un pueblo peculiar; pero los fariseos los hacían más grandes que los comunes, como si así fueran más religiosos que los demás. El orgullo era el pecado más querido y reinante de los fariseos, el pecado que más fácilmente los acosaba, y contra el cual nuestro Señor Jesús aprovecha todas las ocasiones para hablar. Que el que es enseñado en la palabra dé respeto al que enseña, es loable; pero que el que enseña lo exija, que se envanezca con él, es pecado. ¡Cuánto se opone todo esto al espíritu del cristianismo! Al discípulo consecuente de Cristo le duele que se le coloque en lugares principales. Pero, ¿quién que mire alrededor de la iglesia visible, pensaría que este es el espíritu requerido? Es evidente que alguna medida de este espíritu anticristiano prevalece en toda sociedad religiosa, y en cada uno de nuestros corazones.

Mateo 23:13-33

13-33 Los escribas y fariseos eran enemigos del evangelio de Cristo, y por lo tanto de la salvación de las almas de los hombres. Es malo alejarnos de Cristo nosotros mismos, pero peor aún es alejar a otros de él. Sin embargo, no es nada nuevo que la apariencia y la forma de piedad se conviertan en una capa para las mayores atrocidades. Pero la piedad disimulada se considerará doble iniquidad. Estaban muy ocupados en hacer que las almas fueran de su partido. No por la gloria de Dios y el bien de las almas, sino para tener el crédito y la ventaja de hacer conversos. Siendo la ganancia su piedad, con mil artimañas hacían que la religión cediera a sus intereses mundanos. Eran muy estrictos y precisos en los asuntos menores de la ley, pero descuidados y flojos en los asuntos más importantes. No es el escudriñar un pequeño pecado lo que Cristo reprende aquí; si es un pecado, aunque sea un mosquito, debe ser colado; sino el hacer eso, y luego tragarse un camello, o, cometer un pecado mayor. Aunque parecieran ser piadosos, no eran ni sobrios ni justos. Somos realmente, lo que somos interiormente. Los motivos externos pueden mantener el exterior limpio, mientras que el interior está sucio; pero si el corazón y el espíritu son hechos nuevos, habrá novedad de vida; aquí debemos comenzar con nosotros mismos. La justicia de los escribas y de los fariseos era como los adornos de una tumba, o como vestir un cadáver, sólo para mostrarlo. El engaño de los corazones de los pecadores se manifiesta en que descienden por las corrientes de los pecados de su propio día, mientras se imaginan que deberían haberse opuesto a los pecados de días anteriores. A veces pensamos que si hubiéramos vivido cuando Cristo estaba en la tierra, no lo habríamos despreciado y rechazado, como lo hicieron los hombres de entonces; sin embargo, Cristo en su Espíritu, en su palabra, en sus ministros, todavía no es mejor tratado. Y es justo que Dios entregue a los que se obstinan en satisfacer los deseos de su corazón. Cristo da a los hombres su verdadero carácter.

Mateo 23:34-39

34-39 Nuestro Señor declara las miserias que los habitantes de Jerusalén estaban a punto de acarrear, y habla de los sufrimientos que él iba a padecer. La gallina que reúne a sus polluelos bajo sus alas es un emblema adecuado del tierno amor del Salvador hacia los que confían en él, y de su fiel cuidado hacia ellos. Llama a los pecadores a refugiarse bajo su tierna protección, los mantiene a salvo y los alimenta hasta la vida eterna. La actual dispersión e incredulidad de los judíos, y su futura conversión a Cristo, fueron aquí predichas. Jerusalén y sus hijos han tenido una gran parte de culpa, y su castigo ha sido señalado. Pero dentro de poco, la merecida venganza caerá sobre toda iglesia que sea cristiana sólo de nombre. Mientras tanto, el Salvador está listo para recibir a todos los que vienen a él. No hay nada entre los pecadores y la felicidad eterna, sino su orgullosa e incrédula falta de voluntad.


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Scriptures marked as “TLA” are taken from the Traducción en lenguaje actual Copyright © Sociedades Bíblicas Unidas, 2000. Used by permission. United Bible Societies y www.labibliaweb.com

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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