Ezequiel 37 - Comentario Bíblico de Matthew HenryEzequiel 37El valle de los huesos secos1 El poder de Dios vino sobre mí, y su espíritu me llevó a un valle que estaba lleno de huesos. 2 Me hizo recorrer el valle de un lado a otro, y pude ver que allí había muchísimos huesos, y que todos estaban completamente secos. 3 Entonces Dios me dijo: —Ezequiel, hombre mortal, ¿crees que estos huesos puedan volver a la vida? Yo le respondí: —Dios mío, solo tú lo sabes. 4 Dios me dio entonces esta orden: —Diles de mi parte a estos huesos que presten atención a este mensaje: “¡Huesos secos, yo voy a soplar en ustedes, para que reciban el aliento de vida y revivan! 6 Voy a ponerles tendones, y a recubrirlos de carne y piel. Voy a darles aliento de vida, para que revivan. Así reconocerán que yo soy el Dios de Israel”. 7 Yo les dije a los huesos lo que Dios me había ordenado decir. Y mientras hablaba de parte de Dios, escuché un ruido muy fuerte. Eran los huesos, que se estaban juntando los unos con los otros. 8 Pude ver cómo les salían tendones, y les crecía carne y se recubrían de piel. Sin embargo, seguían sin vida. 9 Entonces Dios me dijo: —Llama al aliento de vida. Dile que yo le ordeno que venga de los cuatro puntos cardinales, y que les dé vida a estos huesos muertos. 10 Yo le repetí al aliento de vida lo que Dios me ordenó decirle, y el aliento de vida entró en los huesos. Entonces los huesos revivieron y se pusieron de pie. ¡Eran tantos que parecían un ejército! 11 Dios me dijo entonces: —Ezequiel, estos huesos representan a los israelitas. Ellos se andan quejando, y dicen: “No hay remedio; estamos perdidos. ¡Somos unos huesos secos!” 12 Pero tú vas a hablar con ellos, y vas a darles de mi parte este mensaje: “Israelitas, ustedes creen que están muertos, pero yo soy su Dios. Yo abriré las tumbas donde creen estar enterrados, y los sacaré de allí. Soplaré sobre ustedes para darles mi aliento de vida, y los haré volver a la tierra de Israel. Cuando yo haga esto, ustedes volverán a vivir y reconocerán que yo soy su Dios. Yo, el Dios de Israel, lo he dicho y lo cumpliré”. Israel y Judá volverán a ser un solo reino15 Dios también me dijo: 16 «Toma un trozo de madera y escribe en él: “Del reino de Judá”. Toma luego otro pedazo de madera y escribe en él: “Del reino de Israel”. 17 Junta en tus manos los dos trozos de madera, 18 y cuando la gente de tu pueblo pregunte qué quieres decir con eso, 19 tú le dirás: “Dios ha declarado que juntará a Judá y a Israel, y que hará de los dos un solo reino”. 20 »Después de eso, levanta los dos trozos de madera, para que todos los vean, 21 y diles: “Dios ha prometido reunir y sacar a los israelitas de las naciones donde ahora se encuentran, para llevarlos de nuevo a su tierra”. 22 Porque en esta tierra, y en estas montañas de Israel, los convertiré en una sola nación. Tendrán un solo rey, y no volverán a dividirse en dos reinos. 23 »Nunca más volverán los israelitas a contaminarse con sus ídolos malolientes, ni con sus pecados y acciones repugnantes. Yo los limpiaré de sus pecados y no dejaré que vuelvan a serme infieles. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios. 24 »Entonces los israelitas obedecerán mis mandamientos, como deben hacerlo. Vivirán para siempre, junto con sus hijos y sus nietos, en la tierra que les di a Jacob y a sus antepasados. David será su único rey y jefe. 26 »Haré con ellos un pacto eterno de paz, y llegarán a ser un pueblo numeroso. Y cuando ponga mi templo en medio de ellos, y viva allí para siempre, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Entonces las naciones reconocerán que yo habré convertido a Israel en un pueblo muy especial. Yo soy el Dios de Israel». Ezequiel 37Ezequiel 37 - Introducción* Dios restaura los huesos secos a la vida. (1-14) Se representa a toda la casa de Israel disfrutando de las bendiciones del reino de Cristo. (15-28) Ezequiel 37:1-141-14 Ningún poder creado podría restaurar los huesos humanos a la vida. Solo Dios puede hacer que vivan. La piel y la carne los cubrieron, y se le dijo al viento que soplara sobre estos cuerpos; y fueron restaurados a la vida. El viento era un emblema del Espíritu de Dios y representaba sus poderes vivificantes. La visión era alentar a los judíos abatidos; para predecir tanto su restauración después del cautiverio, como también su recuperación de su dispersión actual y prolongada. También fue una clara indicación de la resurrección de los muertos; y representa el poder y la gracia de Dios, en la conversión de los pecadores más desesperados a sí mismo. Miremos a Aquel que finalmente abrirá nuestras tumbas, y nos llevará a juicio, para que ahora nos libere del pecado, y ponga su Espíritu dentro de nosotros, y nos mantenga por su poder, por medio de la fe, para salvación. Ezequiel 37:15-2815-28 Este emblema fue para mostrar al pueblo que el Señor uniría a Judá e Israel. Cristo es el verdadero David, el antiguo rey de Israel; y aquellos a quienes hace dispuestos en el día de su poder, los hace andar en sus juicios y guardar sus estatutos. Los eventos por venir explicarán aún más esta profecía. Nada ha obstaculizado más el éxito del evangelio que las divisiones. Estudiemos para mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; busquemos la gracia Divina para mantenernos alejados de las cosas detestables; y recemos para que todas las naciones sean súbditos obedientes y felices del Hijo de David, para que el Señor sea nuestro Dios, y podamos ser su pueblo para siempre. |
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Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit