Deuteronomio 7 - Comentario Bíblico de Matthew HenryDeuteronomio 7Advertencia1 Moisés continuó diciendo: «Nuestro Dios los hará entrar en la tierra que les va a dar. Arrojará de allí a siete naciones más grandes y poderosas que ustedes: los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos. 2 Cuando Dios ponga a esas naciones bajo el dominio de ustedes, no les tengan compasión ni hagan ningún trato con ellas; ¡destrúyanlas por completo! 3 No permitan que ninguno de sus hijos o hijas se case con gente de esas naciones. 4 Por causa de esa gente, sus hijos y sus hijas adorarán a otros dioses y dejarán de obedecer a nuestro Dios. Y si eso llegara a suceder, él se enojaría muchísimo con ustedes y en un instante los destruiría. 5 »Lo que ustedes deben hacer es derribar los altares de esa gente y destruir y quemar los ídolos que adoran, especialmente las imágenes de la diosa Astarté. Un pueblo elegido por Dios6 »Ustedes son un pueblo especial. Dios los eligió de entre todas las naciones del mundo, para que fueran su pueblo preferido. 7 Pero si Dios los prefirió, no fue por ser ustedes un pueblo muy importante. Al contrario, eran el pueblo más insignificante de todos. 8 Si Dios los liberó de la esclavitud en Egipto, fue porque los ama. Con su gran poder derrotó al rey de Egipto, y así cumplió su promesa a nuestros antepasados. 9 »Por eso ustedes deben reconocer a nuestro Dios, que es el Dios verdadero. Nuestro Dios cumple su pacto con todos los descendientes de quienes lo aman y obedecen sus mandamientos, 10 pero no tarda en destruir a quienes lo desprecian. 11 Por lo tanto, cumplan todos sus mandamientos. La obediencia trae felicidad12 »Si ustedes cumplen siempre todas estas enseñanzas, Dios también cumplirá las buenas promesas del pacto que hizo con nuestros antepasados. 13 Si son obedientes, Dios los bendecirá, los amará, y los convertirá en un gran pueblo. A los hijos de ustedes los hará felices y les dará mucho trigo, mucho vino y mucho aceite. Además, hará que tengan muchos ganados en la tierra que les prometió a nuestros antepasados. 14 »Nunca habrá otro pueblo tan bendecido como el de ustedes. No habrá una sola familia que no tenga hijos, y todos sus ganados tendrán sus crías. 15 Dios no permitirá que ninguno de ustedes se enferme. Cualquiera que los odie recibirá el mismo castigo que recibió Egipto. En cambio, a ustedes no les pasará nada. 16 »Gracias al poder de Dios, ustedes conquistarán muchos pueblos. Pero recuerden que no deben tenerles compasión; al contrario, destrúyanlos antes de que se vean tentados a adorar a sus dioses. 17 »Tal vez piensen que esos pueblos son más grandes y poderosos que ustedes, y que no podrán vencerlos. 18 Pero no tengan miedo. No olviden que nuestro Dios castigó al rey de Egipto y a su pueblo. 19 Todos ustedes fueron testigos del gran poder que Dios mostró. Vieron los muchos milagros que hizo para sacarlos de Egipto, y lo mismo hará con los pueblos a quienes ustedes temen. 20 »A los que aún queden vivos de esos pueblos, Dios les enviará avispas que los atacarán hasta acabar con ellos. Nadie podrá esconderse ni escapar del castigo. 21 Así que no sean cobardes. Nuestro Dios nos acompaña, y ante su poder todos tiemblan de miedo. 22 »Conforme ustedes vayan avanzando, Dios irá desalojando del país a esos pueblos. Si ustedes acabaran de una sola vez con todos ellos, serían presa fácil de los muchos animales salvajes que viven en los alrededores. 23 Pero nuestro Dios les dará la victoria sobre esos pueblos, y ustedes los irán destruyendo hasta que no quede uno solo. ¡Ninguno de ellos podrá con ustedes! Ustedes derrotarán a sus reyes, y nadie volverá a acordarse de ellos. 25 »Cuando ustedes hayan derrotado a esos pueblos, deberán quemar las imágenes de sus ídolos. Así no caerán en la tentación de quedarse con el oro y la plata que los recubre. Eso es algo que a Dios no le gusta. 26 Por lo tanto, también ustedes deberán considerar despreciables esos ídolos y no llevárselos a sus casas. Si lo hacen, también ustedes serán destruidos». Deuteronomio 7Deuteronomio 7 - Introducción* Las relaciones con los cananeos están prohibidas. (1-11) Promesas si fueron obedientes. (12-26) Deuteronomio 7:1-111-11 Aquí hay una precaución estricta contra toda amistad y compañerismo con ídolos e idólatras. Aquellos que están en comunión con Dios, no deben tener comunicación con las obras infructuosas de la oscuridad. Limitar las órdenes de destruir, a las naciones aquí mencionadas, muestra claramente que después de siglos no se trazaría esto como un precedente. Una comprensión adecuada del mal del pecado, y del misterio de un Salvador crucificado, nos permitirá percibir la justicia de Dios en todos sus castigos, temporales y eternos. Debemos lidiar decididamente con nuestras lujurias que luchan contra nuestras almas; no les demostremos misericordia, sino mortifiquemos, crucifiquemos y destruyamos por completo. Miles de personas en el mundo que ahora es, han sido deshechas por matrimonios impíos; porque hay más probabilidades de que lo bueno se pervierta que de que lo malo se convierta. Aquellos que, al elegir compañeros de yugo, no se mantienen dentro de los límites de una profesión de religión, no pueden prometerse ayuda para cumplir con ellos. Deuteronomio 7:12-2612-26 Estamos en peligro de tener comunión con las obras de las tinieblas si disfrutamos de la comunión con aquellos que realizan tales obras. Lo que nos lleva a una trampa, nos lleva a una maldición. Seamos constantes a nuestro deber, y no podemos cuestionar la constancia de la misericordia de Dios. Las enfermedades son los siervos de Dios; van a donde él los envía y hacen lo que él les ordena. Por lo tanto, es bueno para la salud de nuestros cuerpos, mortificar completamente el pecado de nuestras almas; cual es nuestra regla de deber. Sin embargo, el pecado nunca se destruye totalmente en este mundo; y en realidad prevalece en nosotros mucho más de lo que lo haría si fuéramos vigilantes y diligentes. En todo esto, el Señor actúa según el consejo de su propia voluntad; pero ese consejo que se nos oculta no constituye una excusa para nuestra negligencia y descuido, de la cual no es en absoluto la causa. No debemos pensar que, debido a que la liberación de la iglesia y la destrucción de los enemigos del alma no se hacen de inmediato, por lo tanto, nunca se harán. Dios hará su propio trabajo en su propio método y tiempo; y podemos estar seguros de que siempre son los mejores. Así, la corrupción es expulsada de los corazones de los creyentes poco a poco. El trabajo de santificación se lleva a cabo gradualmente; pero al fin habrá una victoria completa. El orgullo, la seguridad y otros pecados que son efectos comunes de la prosperidad, son enemigos más peligrosos que las bestias del campo y más propensos a aumentar sobre nosotros. |
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Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit