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1 Corintios 4 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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1 Corintios 4

Servidores de Cristo

1 Ustedes deben considerarnos como simples servidores de Cristo, encargados de dar a conocer los planes que Dios tenía en secreto.

2 Los que están encargados de alguna tarea deben demostrar que se puede confiar en ellos.

3 A mí, en lo personal, no me importa si ustedes, o un tribunal de justicia de este mundo, se ponen a averiguar si hago bien o mal. Ni siquiera me juzgo a mí mismo.

4 Y aunque no recuerdo haber hecho nada malo, eso no significa que yo esté del todo libre de culpa. Pero el único que tiene derecho a juzgarme es Dios.

5 Por eso, no culpen a nadie antes de que Jesucristo vuelva. Cuando él venga, dará a conocer todo lo que está oculto y todo lo que piensa cada uno de nosotros. Entonces Dios nos dará el premio que merezcamos.

6 He hablado de Apolo, y de mí mismo, para que aprendan de nuestro ejemplo lo que significa el dicho: «No hay que hacer ni decir más de lo que dice la Biblia.» Así que no anden presumiendo de que un servidor de Dios es mejor que otro.

7 No hay nada que los haga a ustedes más importantes que otros. Todo lo que tienen, lo han recibido de Dios. Y si todo se lo deben a él, ¿por qué presumen, como si ustedes solos lo hubieran conseguido?

8 Ustedes tienen ahora todo lo que desean: ya son ricos, y actúan como reyes, como si no necesitaran de nosotros. ¡Ojalá que de veras fueran reyes! ¡Así nosotros podríamos reinar junto con ustedes!

9 Pero me parece que a nosotros, los apóstoles, Dios nos ha dejado en el último lugar. Parecemos prisioneros condenados a muerte. Somos el hazmerreír del mundo entero, ¡y hasta de los ángeles!

10 Por obedecer a Cristo, la gente nos considera tontos. En cambio, gracias a Cristo, a ustedes los consideran sabios. Nosotros somos los débiles, y ustedes los fuertes. A ustedes los respetan, y a nosotros no.

11 Ahora mismo tenemos hambre y sed, andamos casi desnudos, la gente nos maltrata, y no tenemos ni dónde vivir.

12 Nos cansamos trabajando con nuestras manos. Bendecimos a los que nos insultan. Cuando sufrimos, lo soportamos con paciencia.

13 Cuando hablan mal de nosotros, contestamos con palabras amables. Hasta ahora, se nos ha tratado como si fuéramos la basura del mundo.

14 No les escribo esto para avergonzarlos. Al contrario, lo que quiero es darles una enseñanza, pues los amo como si fueran mis hijos.

15 Ustedes podrán tener diez mil maestros que los instruyan acerca de Cristo, pero padres no tienen muchos. El único padre que tienen soy yo, pues cuando les anuncié la buena noticia de Jesucristo, ustedes llegaron a ser mis hijos.

16 Por lo tanto, les ruego que sigan mi ejemplo.

17 Por eso les envié a Timoteo, a quien amo como a un hijo, y quien es fiel al Señor Jesús. Por eso confío en él. Timoteo les recordará mis enseñanzas, que son las mismas enseñanzas de Cristo. Eso es lo que yo enseño en todas las iglesias.

18 Algunos de ustedes se sienten muy valientes, pues creen que no iré a verlos.

19 Sin embargo, si Dios quiere, muy pronto iré a visitarlos, y entonces sabré si esos valentones, además de hablar, hacen lo que dicen.

20 Cuando alguien pertenece al reino de Dios, lo demuestra por lo que hace y no solo por lo que dice.

21 ¿Cómo quieren que vaya a visitarlos? ¿Con un palo en la mano, o con mucho cariño y ternura?

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1 Corintios 4

1 Corintios 4 - Introducción

El verdadero carácter de los ministros del evangelio. (1-6) Precauciones contra despreciar al apóstol. (7-13) Él reclama su consideración como su padre espiritual en Cristo, y muestra su preocupación por ellos. (14-21)

1 Corintios 4:1-6

1-6 Los apóstoles no eran más que servidores de Cristo, pero no debían ser subestimados. Tenían una gran confianza, y por esa razón, tenían un oficio honorable. Pablo tenía una justa preocupación por su propia reputación, pero sabía que aquel que se proponía principalmente complacer a los hombres, no demostraría ser un fiel servidor de Cristo. Es un consuelo que los hombres no sean nuestros jueces finales. Y no es el juzgarnos bien a nosotros mismos, o justificarnos, lo que nos dará seguridad y felicidad. No se debe depender de nuestro propio juicio en cuanto a nuestra fidelidad, como tampoco de nuestras propias obras para nuestra justificación. Viene un día que pondrá al descubierto los pecados secretos de los hombres y descubrirá los secretos de sus corazones. Entonces todo creyente calumniado será justificado, y todo siervo fiel aprobado y recompensado. La palabra de Dios es la mejor regla para juzgar a los hombres. El orgullo suele estar en el fondo de las disputas. El engreimiento contribuye a producir una estima indebida de nuestros maestros, así como de nosotros mismos. No nos envaneceremos unos contra otros, si recordamos que todos son instrumentos, empleados por Dios, y dotados por él de diversos talentos.

1 Corintios 4:7-13

7-13  No tenemos ninguna razón para estar orgullosos; todo lo que tenemos, o somos, o hacemos, que es bueno, se debe a la libre y rica gracia de Dios. Un pecador arrebatado de la destrucción sólo por la gracia soberana, debe ser muy absurdo e inconsistente, si se enorgullece de los dones gratuitos de Dios. San Pablo expone sus propias circunstancias, ver. 9. Se alude a los crueles espectáculos de los juegos romanos, en los que se obligaba a los hombres a cortarse en pedazos unos a otros, para divertir al pueblo; y en los que el vencedor no escapaba con su vida, aunque destruyera a su adversario, sino que sólo se le retenía para otro combate, y al final debía morir. El pensamiento de que muchos ojos están sobre los creyentes, cuando luchan con las dificultades o tentaciones, debe alentar la constancia y la paciencia. "Nosotros somos débiles, pero vosotros sois fuertes". No todos los cristianos están expuestos por igual. Algunos sufren mayores dificultades que otros. El apóstol entra en detalles de sus sufrimientos. Y ¡qué gloriosa es la caridad y la devoción que los llevó a través de todas estas dificultades! Sufrieron en sus personas y caracteres como los peores y más viles de los hombres; como la misma suciedad del mundo, que iba a ser barrida; más aún, como la escoria de todas las cosas, la escoria de todas las cosas. Y todo aquel que quiera ser fiel en Cristo Jesús, debe estar preparado para la pobreza y el desprecio. Todo lo que los discípulos de Cristo sufran de los hombres, deben seguir el ejemplo, y cumplir la voluntad y los preceptos de su Señor. Deben contentarse, con él y por él, con ser despreciados y maltratados. Es mucho mejor ser rechazado, despreciado y mal utilizado, como lo fue San Pablo, que tener la buena opinión y el favor del mundo. Aunque el mundo nos deseche como viles, podemos ser preciosos para Dios, recogidos por su propia mano y colocados en su trono.

1 Corintios 4:14-21

14-21 Al reprender por el pecado, debemos distinguir entre los pecadores y sus pecados. Las reprimendas que amonestan amable y afectuosamente, son susceptibles de reformar. Aunque el apóstol hablaba con autoridad como un padre, más bien les suplicaba con amor. Y como los ministros deben dar el ejemplo, otros deben seguirlos, en la medida en que sigan a Cristo en la fe y la práctica. Los cristianos pueden equivocarse y diferir en sus opiniones, pero Cristo y la verdad cristiana son los mismos ayer, hoy y siempre. Cuando el Evangelio es eficaz, no viene sólo de palabra, sino también con poder, por el Espíritu Santo, resucitando a los pecadores muertos, liberando a las personas de la esclavitud del pecado y de Satanás, renovándolas por dentro y por fuera, y consolando, fortaleciendo y estableciendo a los santos, lo cual no puede hacerse por el lenguaje persuasivo de los hombres, sino por el poder de Dios. Y es un temperamento feliz, tener el espíritu de amor y mansedumbre soportar la regla, y sin embargo mantener la autoridad justa.


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Scriptures marked as “TLA” are taken from the Traducción en lenguaje actual Copyright © Sociedades Bíblicas Unidas, 2000. Used by permission. United Bible Societies y www.labibliaweb.com

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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