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Isaías 66 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Isaías 66

1 Esto dice el Señor: El cielo es mi solio, y la tierra peana de mis pies: ¿Qué casa, pues, es esa que vosotros edificaréis para mí, y cuál es aquel lugar donde he de fijar mi asiento?

2 Estas cosas todas las hizo mi mano y todas ellas son obra mía, dice el Señor. ¿Y en quién pondré yo mis ojos, sino en el pobrecito y contrito de corazón, y que oye con respetuoso temor mis palabras?

3 Aquel que me inmola un buey es como el que degollase un hombre; el que sacrifica un cordero, es como quien descabezase un perro; el que hace una ofrenda, es como quien me presentase la sangre de cerdo; el que se acuerda de ofrecerme incienso, es como quien bendijese u honrase a un ídolo. En efecto, todas estas cosas prohibidas en mi ley han elegido ellos, según sus antojos; y su alma ha puesto sus delicias en estas abominaciones.

4 Por lo que yo me complaceré también en burlarme de ellos, y haré que les acontezcan las cosas desastrosas que temían; ya que llamé y no hubo quien respondiese; hablé y no me escucharon, y obraron la maldad ante mis ojos, y han querido lo que yo reprobaba.

5 Oíd la palabra del Señor vosotros que la escucháis con respetuoso temor: Vuestros hermanos que os aborrecen y os desechan por razón de mi Nombre, dijeron: ¡Ea!, que muestre el Señor en vosotros su gloria, y la reconoceremos al ver la alegría de vuestro rostro. Mas no temáis, ellos quedarán confundidos.

6 Ya oigo la voz lastimera del pueblo de la ciudad de Jerusalén , la voz del templo, la voz del Señor que da el pago a sus enemigos.

7 Antes del tiempo del parto ha parido la nueva Sión; antes que le viniesen los dolores, ha parido un hijo varón.

8 ¿Quién jamás oyó cosa tal, ni quién vio cosa semejante a esto? ¿Tiene acaso la tierra en un solo día el fruto? ¿O ha sido engendrada nunca de una vez toda una nación? Pues he aquí que Sión se sintió preñada y parió sus hijos.

9 ¿Acaso yo, que hago parir o doy la fecundidad a los otros, dice el Señor, no pariré yo mismo? ¿Yo que doy a los otros sucesión, seré acaso estéril?, dice el Señor Dios tuyo.

10 Congratulados, pues con la nueva Jerusalén , y regocijaos con ella todos los que amáis; rebosad con ella de gozo todos cuantos por ella estáis llorando,

11 a fin de que chupéis así de sus pechos la leche de sus consolaciones celestiales hasta quedar saciados, y saquéis abundante cantidad de delicias de su consumada gloria.

12 Porque esto dice el Señor: He aquí que yo derramaré sobre ella como un río la paz, y como un torrente que todo lo inunda la gloria de las naciones; vosotros chuparéis su leche, a sus pechos seréis llevados, y acariciados sobre su regazo.

13 Como una madre acaricia a su hijito, así yo os consolaré a vosotros, y hallaréis vuestra paz y consolación en Jerusalén .

14 Vosotros lo veréis, y se regocijará vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y será visible la mano del Señor a favor de sus siervos; al paso que hará experimentar su indignación a sus enemigos.

15 Porque he aquí que el Señor vendrá en medio del fuego, y su carroza será como un impetuoso torbellino para derramar con la indignación suya su furor y su venganza con llamas de fuego.

16 Pues el Señor rodeado de fuego y armado de su espada juzgará a todos los mortales; y será grande el número de aquellos a quienes el Señor quitará la vida.

17 Aquellos que creían santificarse y quedar puros en los huertos, y lavándose detrás de la puerta de sus casas, en el interior de ellas, que comían carne de cerdo, y cosas abominables y ratones, serán consumidos a una todos, dice el Señor.

18 Mas yo vendré a recoger sus obras, y sus pensamientos, y para reunirlos con todas las naciones de cualquier país y lengua, y comparecerán delante de mí, y verán mi gloria.

19 Y levantaré en medio de ellos una señal de salud; y de los que se salvaren, yo enviaré a las naciones de la otra parte del mar, al Africa, a la Lidia (que son pueblos flecheros) a Italia, a Grecia, a las islas más remotas, a gentes que jamás han oído hablar de mí, ni han visto mi gloria. Y estos enviados anunciarán a las naciones la gloria mía;

20 y traerán a todos vuestros hermanos de todas las naciones y los ofrecerán como un presente al Señor, conduciéndolos en caballos, y en carrozas, y en literas, y en mulas, y en carruajes a mi monte santo de Jerusalén , dice el Señor, como cuando los hijos de Israel llevan en un vaso puro la ofrenda a la casa del Señor.

21 Y de entre éstos escogeré yo para hacerlos sacerdotes y levitas, dice el Señor.

22 Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo haré permanecer siempre delante de mí, así, ¡oh Jerusalén !, permanecerá tu descendencia y tu renombre, dice el Señor.

23 Y de mes en mes y de sábado en sábado vendrá todo hombre a postrarse delante de mí, y me adorará, dice el Señor.

24 Y saldrán a ver los cadáveres los que prevaricaron contra mí; cuyo gusano no muere nunca, y cuyo fuego jamás se apagará; y el verlos causará náusea a todo hombre.

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Isaías 66

Isaías 66 - Introducción

* Dios mira el corazón, y la venganza se ve amenazada por la culpa. (1-4) El aumento de la iglesia, cuando judíos y gentiles serán reunidos al Redentor. (5-14) Todo enemigo de la iglesia será destruido, y se verá la ruina final de los hombres impíos. (15-24)

Isaías 66:1-4

1-4 Los judíos glorificaron mucho en su templo. Pero, ¿qué satisfacción puede tener la mente eterna en una casa hecha con manos de hombres? Dios tiene un cielo y una tierra de su propia creación, y templos de la creación del hombre; pero los pasa por alto, para que pueda mirar con favor al que es pobre en espíritu y serio, humillante y abnegado; cuyo corazón se entristece realmente por el pecado: ese corazón es un templo viviente para Dios. El sacrificio de los impíos no solo es inaceptable, sino una gran ofensa para Dios. Y el que ahora ofrece un sacrificio según la ley, en efecto, deja de lado el sacrificio de Cristo. El que quema incienso, desprecia el incienso de la intercesión de Cristo, y es como si hubiera bendecido a un ídolo. Los hombres serán engañados por las vanas confidencias con las que se engañan a sí mismos. Los corazones incrédulos y las conciencias no purificadas no necesitan más para hacerlos miserables, que sus propios miedos. Cualquier cosa que los hombres pongan en el lugar del sacerdocio, la expiación y la intercesión de Cristo, será odiada por Dios.

Isaías 66:5-14

5-14 El profeta se vuelve hacia aquellos que temblaron ante la palabra de Dios, para consolarlos y alentarlos. El Señor aparecerá ante la alegría del humilde creyente y ante la confusión de los hipócritas y los perseguidores. Cuando se derramó el Espíritu y salió el evangelio de Sión, multitudes se convirtieron en poco tiempo. La palabra de Dios, especialmente sus promesas y ordenanzas, son los consuelos de la iglesia. La verdadera felicidad de todos los cristianos aumenta con cada converso traído a Cristo. El evangelio trae consigo, donde sea que sea recibido en su poder, un río de paz, que nos llevará al océano de dicha ilimitada e infinita. Las comodidades divinas alcanzan al hombre interior; El gozo del Señor será la fortaleza del creyente. Tanto la misericordia como la justicia de Dios se manifestarán y se magnificarán para siempre.

Isaías 66:15-24

15-24 Se da una declaración profética de la venganza del Señor sobre todos los enemigos de su iglesia, especialmente la de todos los opositores anticristianos del evangelio en los últimos días. Ver


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Biblia Torres Amat

Copyright © Félix Torres Amat. Traducción de la Vulgata al castellano 1825.

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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