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Lucas 6 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Lucas 6

1 Sucedió que cruzaba en sábado por unos sembrados; sus discípulos arrancaban y comían espigas desgranándolas con las manos.

2 Algunos de los fariseos dijeron: '¿Por qué hacéis lo que no es lícito en sábado?'

3 Y Yeshúa les respondió: '¿Ni siquiera habéis leído lo que hizo David, cuando sintió hambre él y los que le acompañaban,

4 cómo entró en la Casa de Di-s, y tomando los panes de la presencia, que no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, comió él y dio a los que le acompañaban?'

5 Y les dijo: 'El Hijo del hombre es señor del sábado.'

6 Sucedió que entró Yeshúa otro sábado en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha seca.

7 Estaban al acecho los escribas y fariseos por si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle.

8 Pero él, conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: 'Levántate y ponte ahí en medio.' El, levantándose, se puso allí.

9 Entonces Yeshúa les dijo: 'Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla.'

10 Y mirando a todos ellos, le dijo: 'Extiende tu mano.' El lo hizo, y quedó restablecida su mano.

11 Ellos se ofuscaron, y deliberaban entre sí qué harían a Yeshúa.

12 Sucedió que por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Di-s.

13 Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles.

14 A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé,

15 a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes;

16 a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.

17 Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Yerushalaim y de la región costera de Tiro y Sidón,

18 que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados.

19 Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.

20 Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: 'Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Di-s.

21 Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados.Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis.

22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre.

23 Alegráos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas.

24 'Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo.

25 ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto.

26 ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas.

27 'Pero yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien,

28 bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen.

29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica.

30 A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames.

31 Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente.

32 Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman.

33 Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto!

34 Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente.

35 Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos.

36 'Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo.

37 No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados.

38 Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá.'

39 Les añadió una parábola: '¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?

40 No está el discípulo por encima del maestro. Todo el que esté bien formado, será como su maestro.

41 ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?

42 ¿Cómo puedes decir a tu hermano: 'Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo', no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano.

43 'Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno.

44 Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas.

45 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca.

46 '¿Por qué me llamáis: 'Señor, Señor', y no hacéis lo que digo?

47 'Todo el que venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en práctica, os voy a mostrar a quién es semejante:

48 Es semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca. Al sobrevenir una inundación, rompió el torrente contra aquella casa, pero no pudo destruirla por estar bien edificada.

49 Pero el que haya oído y no haya puesto en práctica, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin cimientos, contra la que rompió el torrente y al instante se desplomó y fue grande la ruina de aquella casa.'

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Lucas 6

Lucas 6 - Introducción

Los discípulos arrancan maíz en sábado. (1-5) Obras de misericordia adecuadas para el día de reposo. (6-11) los apóstoles elegidos. (12-19) Bendiciones y aflicciones declaradas. (20-26) Cristo exhorta a la misericordia. (27-36) Y a la justicia y sinceridad. (37-49)

Lucas 6:1-5

1-5 Cristo justifica a sus discípulos en una obra necesaria para ellos en el día de reposo, que fue arrancar espigas cuando tenían hambre. Pero debemos tener cuidado de no confundir esta libertad con la licencia para cometer pecados. Cristo quiere que sepamos y recordemos que es su día y que, por lo tanto, debemos emplearlo en su servicio y en su honor.

Lucas 6:6-11

6-11 Cristo no se avergonzó ni tuvo miedo de reconocer los propósitos de su gracia. Sanó al pobre hombre, aunque sabía que sus enemigos se aprovecharían de ello. No nos dejemos apartar de nuestro deber ni de nuestra utilidad por ninguna oposición. Bien podemos asombrarnos de que los hijos de los hombres sean tan malvados.

Lucas 6:12-19

12-19 A menudo pensamos que una media hora es mucho para dedicarla a la meditación y a la oración secreta, pero Cristo estuvo noches enteras ocupado en estos deberes. Al servir a Dios, nuestro gran cuidado debe ser no perder tiempo, sino hacer que el fin de un buen deber sea el comienzo de otro. Se nombran aquí los doce apóstoles; nunca hubo hombres tan privilegiados; sin embargo, uno de ellos tenía un demonio y resultó ser un traidor. Aquellos que no tienen una predicación fiel cerca de ellos, más vale que viajen lejos que estar sin ella. En efecto, vale la pena recorrer un gran camino para escuchar la palabra de Cristo, y desviarse de otros asuntos por ella. Vinieron para ser curados por él, y él los curó. Hay una plenitud de gracia en Cristo, y una virtud curativa en él, lista para salir de él, que es suficiente para todos, suficiente para cada uno. Los hombres consideran las enfermedades del cuerpo como males mayores que las del alma; pero la Escritura nos enseña lo contrario.

Lucas 6:20-26

20-26 Aquí comienza un discurso de Cristo, la mayoría de los cuales también se encuentra en Lucas 6:5; Lucas 6:7. Pero algunos piensan que esto fue predicado en otro momento y lugar. Todos los creyentes que toman los preceptos del evangelio para sí mismos y viven de acuerdo con ellos, pueden tomar las promesas del evangelio para sí mismos y vivir de acuerdo con ellos. Se denuncian los males contra los pecadores prósperos como personas miserables, aunque el mundo los envidia. ¡Esos son realmente bendecidos a quienes Cristo bendice, pero deben ser terriblemente miserables los que caen bajo su desgracia y maldición! ¡Qué gran ventaja tendrá el santo sobre el pecador en el otro mundo! ¡y qué gran diferencia habrá en sus recompensas, cuánto podrá prosperar el pecador y el santo será afligido aquí!

Lucas 6:27-36

27-36 Estas son lecciones difíciles para la carne y la sangre. Pero si estamos completamente fundados en la fe del amor de Cristo, esto nos facilitará sus mandamientos. Todo el que viene a él por lavarse en su sangre, y conoce la grandeza de la misericordia y el amor que hay en él, puede decir, en verdad y sinceridad, Señor, ¿qué quieres que haga? Procuremos entonces ser misericordiosos, incluso de acuerdo con la misericordia de nuestro Padre celestial para con nosotros.

Lucas 6:37-49

37-49 Todos estos dichos los utilizó Cristo con frecuencia; era fácil aplicarlos. Debemos ser muy cuidadosos cuando culpamos a los demás, porque nosotros mismos necesitamos que se nos perdone. Si tenemos un espíritu de dar y perdonar, nosotros mismos cosecharemos el beneficio. Aunque las devoluciones completas y exactas se hacen en otro mundo, no en éste, la Providencia hace lo que debería animarnos a hacer el bien. Los que siguen a la multitud para hacer el mal, siguen el camino ancho que lleva a la destrucción. El árbol se conoce por sus frutos; que la palabra de Cristo se injerte de tal manera en nuestros corazones, que seamos fructíferos en toda palabra y obra buena. Y lo que comúnmente habla la boca, generalmente concuerda con lo que más hay en el corazón. Sólo aquellos que piensan, hablan y actúan de acuerdo con las palabras de Cristo, trabajan con seguridad por sus almas y por la eternidad, y toman el camino que les beneficiará en los tiempos difíciles. Los que se esmeran en la religión, fundan su esperanza en Cristo, que es la Roca de las Edades, y ningún otro fundamento puede poner. En la muerte y el juicio están seguros, siendo guardados por el poder de Cristo mediante la fe para la salvación, y nunca perecerán.


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Biblia de Jerusalén 3ra Edición

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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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