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1 Crónicas 29 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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1 Crónicas 29

1 Después dijo el rey David a toda la congregación: Sólo a Salomón mi hijo ha elegido Dios; él es joven y tierno, y la obra grande; porque la casa no es para hombre, sino para Jehová Dios.

2 Yo con todas mis fuerzas he preparado para la casa de mi Dios, oro para las cosas de oro, y plata para las de plata, y bronce para las de bronce, y hierro para las de hierro, y madera para las de madera, y piedras de ónice, y piedras preciosas, y piedras negras, y piedras de diversos colores, y toda clase de piedras preciosas, y piedras de mármol en abundancia.

3 A más de esto, por cuanto tengo mi afecto en la casa de mi Dios, yo guardo en mi tesoro particular oro y plata que he dado para la casa de mi Dios, además de todas las cosas que he preparado para la casa del santuario;

4 es decir, tres mil talentos de oro, de oro de Ofir, y siete mil talentos de plata refinada para cubrir las paredes de las casas.

5 Oro, pues, para las cosas de oro, y plata para las cosas de plata, y para toda la obra de manos de los artífices. ¿Y quién quiere hacer hoy ofrenda voluntaria a Jehová?

6 Entonces los príncipes de las familias, y los príncipes de las tribus de Israel, jefes de millares y de centenas, con los superintendentes de la hacienda del rey, ofrecieron voluntariamente;

7 y dieron para el servicio de la casa de Dios cinco mil talentos y diez mil dracmas de oro, y diez mil talentos de plata, y dieciocho mil talentos de bronce, y cinco mil talentos de hierro.

8 Y todo el que se halló con piedras preciosas, las dio para el tesoro de la casa de Jehová, en mano de Jehiel gersonita.

9 Y se gozó el pueblo de haber contribuido voluntariamente; porque de todo corazón ofrecieron a Jehová voluntariamente. Asimismo se gozó mucho el rey David,

10 y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde la eternidad y hasta la eternidad.

11 Tuya es, oh Jehová, la magnificencia, y el poder, y la gloria, la victoria, y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres exaltado por cabeza sobre todos.

12 Las riquezas y el honor proceden de ti, y tú reinas sobre todo; en tu mano está el poder y la fortaleza, y en tu mano el engrandecer y dar fortaleza a todos.

13 Ahora pues, Dios nuestro, nosotros te damos gracias, y alabamos tu glorioso nombre.

14 Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer de nuestra voluntad cosas semejantes? Porque todo es tuyo, y lo recibido de tu mano te damos.

15 Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días cual sombra sobre la tierra, y nadie permanece.

16 Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos aprestado para edificar casa a tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo.

17 Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, que aquí se ha hallado ahora, ha dado para ti espontáneamente.

18 Jehová, Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel, nuestros padres; conserva perpetuamente esta voluntad del corazón de tu pueblo, y encamina su corazón a ti.

19 Asimismo da a mi hijo Salomón corazón perfecto, para que guarde tus mandamientos, y tus testimonios y tus estatutos, y para que haga todas las cosas, y te edifique la casa para la cual yo he hecho preparativos.

20 Después dijo David a toda la congregación: Bendecid ahora a Jehová vuestro Dios. Entonces toda la congregación bendijo a Jehová Dios de sus padres, e inclinándose adoraron delante de Jehová, y del rey.

21 Y ofrecieron sacrificios a Jehová, y ofrecieron a Jehová holocaustos el día siguiente, mil becerros, mil carneros, mil corderos con sus libaciones, y muchos sacrificios por todo Israel.

22 Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron la segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y lo ungieron a Jehová por príncipe, y a Sadoc por sacerdote.

23 Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.

24 Y todos los príncipes y poderosos, y todos los hijos del rey David, prestaron homenaje al rey Salomón.

25 Y Jehová engrandeció en extremo a Salomón a los ojos de todo Israel, y le dio gloria del reino, cual ningún rey la tuvo antes de él en Israel.

26 Así reinó David hijo de Isaí sobre todo Israel.

27 Y el tiempo que reinó sobre Israel fue cuarenta años. Siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres reinó en Jerusalén.

28 Y murió en buena vejez, lleno de días, de riquezas, y de gloria. Y reinó en su lugar Salomón su hijo.

29 Y los hechos del rey David, primeros y postreros, están escritos en el libro de las crónicas de Samuel vidente, y en las crónicas del profeta Natán, y en las crónicas de Gad vidente,

30 con todo lo relativo a su reinado y su poder, y los tiempos que pasaron sobre él, y sobre Israel, y sobre todos los reinos de aquellas tierras.

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1 Crónicas 29

1 Crónicas 29 - Introducción

* David induce a los príncipes y al pueblo a ofrecer voluntariamente (1-9). Su acción de gracias y oración (10-19). Coronación de Salomón (20-25). Reinado y muerte de David (26-30).

1 Crónicas 29:1-9

1-9 Lo que se hace en obras de piedad y caridad debe hacerse de forma voluntaria, no por obligación; porque a Dios le agrada un dador alegre. David dio un buen ejemplo. Lo ofreció David no por obligación ni por ostentación, sino porque había puesto su afecto en la casa de Dios y pensaba que nunca podría hacer lo suficiente para promover esa buena obra. Aquellos que quieran guiar a otros hacia el bien deben dar ejemplo ellos mismos.

1 Crónicas 29:10-19

10-19 No podemos tener una idea precisa de la magnificencia del templo y los edificios que lo rodeaban, en los cuales se emplearon grandes cantidades de oro y plata. Pero las inescrutables riquezas de Cristo superan el esplendor del templo, mucho más de lo que este superaba a la cabaña más humilde en la tierra. En lugar de jactarse de estas grandes ofrendas, David dio gracias solemnemente al Señor. Todo lo que dieron para el templo del Señor ya le pertenecía; si intentaban retenerlo, la muerte pronto los habría alejado de él. El único uso que podrían darle para su verdadero beneficio era consagrarlo al servicio de Aquel que lo había dado.

1 Crónicas 29:20-25

20-25 Esta gran asamblea se unió a David para adorar a Dios. Quien sea la voz de la congregación, solo aquellos que se unen a él obtienen el beneficio, no tanto inclinando la cabeza, sino elevando el alma. Salomón se sentó en el trono del Señor. El reino de Salomón prefiguraba el reino del Mesías, cuyo trono es el trono del Señor.

1 Crónicas 29:26-30

26-30 Cuando leemos el segundo libro de Samuel, difícilmente podríamos haber esperado ver a David aparecer tan ilustre en su escena final. Pero su arrepentimiento fue tan notable como su pecado; y su conducta durante sus aflicciones y hacia el final de su vida parece haber tenido un buen efecto en sus súbditos. Bendito sea Dios, incluso el principal de los pecadores puede esperar una partida gloriosa cuando se arrepiente y huye en busca de refugio en la sangre expiatoria del Salvador. Observemos la diferencia entre el espíritu y el carácter del hombre según el corazón de Dios, en vida y en muerte, y aquellos de profesantes sin valor, que se le asemejan solo en sus pecados y que intentan malvadamente excusar sus crímenes con los pecados de él. Vigilemos y oremos para no ser vencidos por la tentación y sorprendidos por el pecado, para no deshonrar a Dios y herir nuestras propias conciencias. Cuando sintamos que hemos ofendido, sigamos el ejemplo de arrepentimiento y paciencia de David, esperando una gloriosa resurrección por medio de nuestro Señor Jesucristo.


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Reina Valera Gomez (2010)

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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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