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Lamentaciones 1 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Lamentaciones 1

1 ¡CÓMO está sentada sola la ciudad populosa! La grande entre las naciones se ha vuelto como viuda, La señora de provincias es hecha tributaria.

2 Amargamente llora en la noche, y sus lágrimas están en sus mejillas; No tiene quien la consuele de todos sus amantes: Todos sus amigos le faltaron, se le volvieron enemigos.

3 Judá ha ido en cautiverio, a causa de la aflicción y de la grandeza de servidumbre; Ella moró entre las gentes, y no halló descanso: Todos sus perseguidores la alcanzaron entre las estrechuras.

4 Las calzadas de Sión tienen luto, porque no hay quien venga a las fiestas solemnes; Todas sus puertas están asoladas, sus sacerdotes gimen, Sus vírgenes afligidas, y ella tiene amargura.

5 Sus enemigos han sido hechos cabeza, sus aborrecedores fueron prosperados; Porque Jehová la afligió por la multitud de sus rebeliones: Sus niños fueron en cautividad delante del enemigo.

6 Se fue de la hija de Sión toda su hermosura: Sus príncipes fueron como ciervos que no hallan pasto, y anduvieron sin fuerzas delante del perseguidor.

7 Jerusalem, cuando cayó su pueblo en mano del enemigo y no hubo quien le ayudase, se acordó de los días de su aflicción, y de sus rebeliones, y de todas sus cosas deseables que tuvo desde los tiempos antiguos: La miraron los enemigos, y escarnecieron de sus sábados.

8 Pecado cometió Jerusalem; por lo cual ella ha sido removida: Todos los que la honraban la han menospreciado, porque vieron su vergüenza; Y ella suspira, y se vuelve atrás.

9 Su inmundicia está en sus faldas; no se acordó de su postrimería: Por tanto ella ha descendido maravillosamente, no tiene consolador. Mira, oh Jehová, mi aflicción, porque el enemigo se ha engrandecido.

10 Extendió su mano el enemigo a todas sus cosas preciosas; Y ella ha visto entrar en su santuario las gentes, De las cuales mandaste que no entrasen en tu congregación.

11 Todo su pueblo buscó su pan suspirando; Dieron por la comida todas sus cosas preciosas, para entretener la vida. Mira, oh Jehová, y ve que estoy abatida.

12 ¿No os conmueve a cuantos pasáis por el camino? Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido; porque Jehová me ha angustiado en el día de la ira de su furor.

13 Desde lo alto envió fuego en mis huesos, el cual se enseñoreó: Ha extendido red a mis pies, me volvió atrás, me puso asolada, y desfallezco todo el día.

14 El yugo de mis rebeliones está ligado por su mano, Enlazadas han subido sobre mi cerviz: ha hecho caer mis fuerzas: Me ha entregado el Señor en sus manos, contra quienes no podré levantarme.

15 El Señor ha hollado todos mis hombres fuertes en medio de mí; Convocó contra mí asamblea para quebrantar mis jóvenes: Como lagar ha pisado el Señor a la virgen hija de Judá.

16 Por esta causa yo lloro; mis ojos, mis ojos fluyen aguas; Porque se alejó de mí consolador que dé reposo a mi alma: Mis hijos son destruidos, porque el enemigo prevaleció.

17 Sión extendió sus manos, no tiene quien la consuele; Jehová dio mandamiento contra Jacob, que sus enemigos lo rodeasen: Jerusalem fue en abominación entre ellos.

18 Jehová es justo; pues yo contra su boca me rebelé. Oíd ahora, pueblos todos, y ved mi dolor: Mis vírgenes y mis mancebos fueron en cautiverio.

19 Di voces a mis amantes, mas ellos me han engañado; Mis sacerdotes y mis ancianos en la ciudad perecieron, Buscando comida para sí con que entretener su vida.

20 Mira, oh Jehová, que estoy atribulada; mis entrañas hierven, Mi corazón está trastornado en medio de mí; porque me rebelé en gran manera; De fuera el cuchillo priva de hijos, en casa parece como la muerte.

21 Oyeron que gemía, y no hay consolador para mí: Todos mis enemigos han oído mi mal, se han alegrado de que tú lo hiciste. Harás venir el día que has anunciado, y serán como yo.

22 Entre delante de ti toda su maldad, Y haz con ellos como hiciste conmigo por todas mis rebeliones: Porque muchos son mis suspiros, y mi corazón desmaya.

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Lamentaciones 1

Lamentaciones 1:1-11

1-11 El profeta a veces habla en su propia persona; en otras ocasiones, Jerusalén, como mujer angustiada, es la que habla, o algunos de los judíos. La descripción muestra las miserias de la nación judía. Jerusalén se convirtió en cautiva y esclava, en razón de la grandeza de sus pecados; y no descansaba del sufrimiento. Si permitimos que el pecado, nuestro mayor adversario, tenga dominio sobre nosotros, justamente también se sufrirá a otros enemigos por tener dominio. La gente soportó los extremos del hambre y la angustia. En esta triste condición, Jerusalén reconoció su pecado y suplicó al Señor que considerara su caso. Esta es la única forma de facilitarnos bajo nuestras cargas; porque es la ira justa del Señor por las transgresiones del hombre, lo que ha llenado la tierra de tristezas, lamentos, enfermedades y muerte.

Lamentaciones 1:12-22

12-22 Jerusalén, sentada desanimada en el suelo, llama a los que pasaron por allí, para considerar si su ejemplo no les concierne. Sus sufrimientos externos eran grandes, pero sus sufrimientos internos eran más difíciles de soportar, a través del sentimiento de culpa. El dolor por el pecado debe ser un gran dolor y debe afectar el alma. Aquí vemos el mal del pecado, y podemos advertirnos de huir de la ira venidera. Cualquier cosa que se pueda aprender de los sufrimientos de Jerusalén, se puede aprender mucho más de los sufrimientos de Cristo. ¿No nos habla desde la cruz a cada uno de nosotros? ¿No dice él, no es nada para ti, todos ustedes que pasan? Que todas nuestras penas nos lleven a la cruz de Cristo, que nos lleven a marcar su ejemplo y que lo sigamos alegremente.


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Reina Valera 2004

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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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