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Filipenses 1 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Filipenses 1

1 PABLO, y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos.

2 Gracia sea a vosotros, y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

3 Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros,

4 siempre en todas mis oraciones, suplicando con gozo por todos vosotros,

5 por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora;

6 estando confiado de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.

7 Como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en mi corazón; y en mis prisiones, como en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois partícipes de mi gracia.

8 Porque Dios me es testigo de cuánto os amo a todos vosotros entrañablemente en Jesucristo.

9 Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento;

10 para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo;

11 llenos de frutos de justicia, que son por Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.

12 Mas quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido han redundado más bien para el progreso del evangelio;

13 de tal manera que mis prisiones en Cristo se han hecho notorias en todo el pretorio, y en todos los demás lugares.

14 Y muchos de los hermanos en el Señor, tomando ánimo con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor.

15 Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; y otros también de buena voluntad.

16 Los unos predican a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones;

17 pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio.

18 ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es predicado; y en esto me gozo, y me gozaré aún.

19 Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto se tornará para mi liberación,

20 conforme a mi expectación y esperanza, que en nada seré avergonzado; antes con toda confianza, como siempre, así también ahora, Cristo será magnificado en mi cuerpo, o por vida, o por muerte.

21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.

22 Mas si vivo en la carne, este es el fruto de mi trabajo; no sé entonces que escoger.

23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;

24 pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.

25 Y confiado en esto, sé que quedaré y permaneceré con todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe,

26 para que abunde vuestro regocijo por mí en Jesucristo por mi presencia otra vez entre vosotros.

27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo; para que, ya sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros, que estáis firmes en un mismo espíritu, unánimes combatiendo juntos por la fe del evangelio;

28 y en nada intimidados por los que se oponen; que a ellos ciertamente es indicio de perdición, pero a vosotros de salvación, y esto de Dios.

29 Porque a vosotros es concedido por Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él,

30 teniendo el mismo conflicto que visteis en mí, y ahora oís está en mí.

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Filipenses 1

Filipenses 1:1-7

1-7 El más alto honor de los ministros más eminentes es ser siervos de Cristo. Y los que no son realmente santos en la tierra, nunca lo serán en el cielo. Fuera de Cristo, los mejores santos son pecadores, e incapaces de estar ante Dios. No hay paz sin gracia. La paz interior brota del sentido del favor divino. Y no hay gracia y paz sino de Dios nuestro Padre, fuente y origen de todas las bendiciones. En Filipos el apóstol fue maltratado, y vio poco fruto de su trabajo; sin embargo, recuerda Filipos con alegría. Debemos agradecer a nuestro Dios las gracias y los consuelos, los dones y la utilidad de los demás, ya que nosotros recibimos el beneficio, y Dios recibe la gloria. La obra de la gracia nunca se perfeccionará hasta el día de Jesucristo, el día de su aparición. Pero siempre podemos confiar en que Dios llevará a cabo su buena obra, en cada alma en la que realmente la haya comenzado por medio de la regeneración; aunque no debemos confiar en las apariencias externas, ni en nada que no sea una nueva creación para la santidad. Las personas son queridas por sus ministros, cuando reciben beneficios por su ministerio. Los compañeros de sufrimiento en la causa de Dios deben ser queridos unos por otros.

Filipenses 1:8-11

8-11 ¿No debemos compadecernos y amar a las almas que Cristo ama y se compadece? Los que abundan en alguna gracia, necesitan abundar más. Probad las cosas que difieren, para que aprobemos las que son excelentes. Las verdades y leyes de Cristo son excelentes; y se recomiendan como tales a cualquier mente atenta. La sinceridad es aquello en lo que debemos tener nuestra conversación en el mundo, y es la gloria de todas nuestras gracias. Los cristianos no deben ser propensos a ofenderse, y deben tener mucho cuidado de no ofender a Dios ni a los hermanos. Las cosas que más honran a Dios son las que más nos benefician. No dejemos que se dude de si se encuentra algún fruto bueno en nosotros o no. Una pequeña medida de amor cristiano, de conocimiento y de fecundidad no debe satisfacer a nadie.

Filipenses 1:12-20

12-20 El apóstol estaba prisionero en Roma; y para quitarse la ofensa de la cruz, muestra la sabiduría y la bondad de Dios en sus sufrimientos. Estas cosas lo dieron a conocer, donde de otro modo nunca habría sido conocido; y llevaron a algunos a indagar sobre el evangelio. Sufrió de falsos amigos, así como de enemigos. ¡Qué miserable es el temperamento de los que predicaban a Cristo por envidia y contienda, y para añadir aflicción a los lazos que oprimían a este gran hombre! El apóstol fue fácil en medio de todo. Puesto que nuestros problemas pueden tender al bien de muchos, debemos alegrarnos. Todo lo que se vuelve hacia nuestra salvación, es por el Espíritu de Cristo; y la oración es el medio señalado para buscarla. Nuestra más ferviente expectativa y esperanza no debe ser honrado por los hombres, o escapar de la cruz, sino ser sostenido en medio de la tentación, el desprecio y la aflicción. Dejemos en manos de Cristo la forma en que nos hará útiles para su gloria, ya sea mediante el trabajo o el sufrimiento, mediante la diligencia o la paciencia, viviendo para su honor al trabajar para él, o muriendo para su honor al sufrir por él.

Filipenses 1:21-26

21-26 La muerte es una gran pérdida para un hombre carnal y mundano, pues pierde todas sus comodidades terrenales y todas sus esperanzas; pero para un verdadero creyente es una ganancia, pues es el fin de toda su debilidad y miseria. Lo libra de todos los males de la vida y lo lleva a poseer el bien principal. La dificultad del apóstol no era entre vivir en este mundo y vivir en el cielo; entre estos dos no hay comparación; sino entre servir a Cristo en este mundo y disfrutar de él en otro. No entre dos cosas malas, sino entre dos cosas buenas; vivir para Cristo y estar con él. Ved el poder de la fe y de la gracia divina; puede hacer que estemos dispuestos a morir. En este mundo estamos rodeados de pecado; pero cuando estemos con Cristo, escaparemos del pecado y de la tentación, del dolor y de la muerte, para siempre. Pero aquellos que tienen más razones para desear partir, deben estar dispuestos a permanecer en el mundo mientras Dios tenga alguna obra para ellos. Y cuanto más inesperadas sean las misericordias antes de que lleguen, más de Dios se verá en ellas.

Filipenses 1:27-30

27-30 Los que profesan el evangelio de Cristo, deben vivir como corresponde a los que creen en las verdades del evangelio, se someten a las leyes del evangelio y dependen de las promesas del evangelio. La palabra original "conversación" denota la conducta de los ciudadanos que buscan el crédito, la seguridad, la paz y la prosperidad de su ciudad. En la fe del Evangelio hay algo por lo que vale la pena esforzarse; hay mucha oposición, y es necesario esforzarse. Un hombre puede dormir e ir al infierno; pero el que quiera ir al cielo, debe mirar a su alrededor y ser diligente. Puede haber unidad de corazón y de afecto entre los cristianos, cuando hay diversidad de juicio sobre muchas cosas. La fe es un don de Dios en favor de Cristo; la capacidad y la disposición para creer son de Dios. Y si sufrimos reproches y pérdidas por Cristo, hemos de considerarlos un don, y valorarlos en consecuencia. Sin embargo, la salvación no debe atribuirse a las aflicciones corporales, como si las aflicciones y las persecuciones mundanas la merecieran; sino que sólo de Dios es la salvación: la fe y la paciencia son sus dones.


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Reina Valera 2004

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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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