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Éxodo 1 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Éxodo 1

1. ISRAEL ES LIBERADO DE SU ESCLAVITUD EN EGIPTO


(1.1—15.21)

Aflicción de los israelitas en Egipto

1 Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob, cada uno con su familia:

2 Rubén, Simeón, Leví, Judá,

3 Isacar, Zabulón, Benjamín,

4 Dan, Neftalí, Gad y Aser.

5 Todas las personas de la descendencia de Jacob fueron setenta. José ya estaba en Egipto.

6 Murieron José, todos sus hermanos y toda aquella generación.

7 Pero los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, llegaron a ser numerosos y fuertes en extremo, y se llenó de ellos la tierra.

EL ANTIGUO EGIPTO

Muchos conocen hoy al antiguo Egipto solo por sus pirámides, la esfinge, la escritura jeroglífica y los tesoros de sus gobernantes.
El Nilo
Sin el Nilo, Egipto habría sido solo un árido desierto. Cada año, ese río se desborda y, al volver a su cauce normal, deja atrás una fértil capa de barro negro. En estas franjas fértiles puede crecer gran variedad de granos. A ambos lados de esa faja verde se extiende el desierto. (Véase Índice de mapas.)
Historia
Egipto es una de las civilizaciones más antiguas. El ser humano habita el Valle del Nilo desde la edad de piedra. La historia escrita de Egipto y de sus familias reales (los «faraones») data de antes del año 3000 a.C. Antes de la época de Abraham, poderosos faraones habían conquistado hasta las regiones al sur del Sudán.En algún momento entre 1700 y 1650 a.C., Egipto fue invadido por un gran grupo de extranjeros. Muchos de ellos eran semitas (gente de raza y lengua similares a las de los patriarcas israelitas). Pronto conquistaron Egipto.Desde su capital, al nordeste del delta del Nilo, los gobernantes semitas (llamados «hicsos») controlaron un imperio que abarcaba la mayoría del territorio egipcio y toda Palestina (véase Índice de mapas). Algunos estudiosos opinan que fue uno de esos faraones quien protegió a José (cf. Gn 41—50).Cerca del año 1550 a.C., el imperio hicso fue derrotado. Amosis I fundó una nueva dinastía de faraones. Su imperio se expandió, alcanzando su máxima extensión en los reinados de Tutmosis III y Ramsés II. Un considerable número de intérpretes cree que el faraón del éxodo fue Ramsés II (cf. Ex 5—14).
Fabricantes de adobes
Para construir sus ciudades reales, los faraones necesitaban ladrillos. Para hacerlos, los hombres excavaban arcilla y la mezclaban con paja. Con esa mezcla llenaban moldes de madera y los ponían al sol para que la mezcla se secara y endureciera. (cf. Ex 5.7-19). Ese mismo método se emplea todavía en algunos países.
Escritura
La idea de la escritura, inventada en Babilonia entre el 3500 y el 3000 a.C., llegó rápidamente a Egipto. Los sacerdotes egipcios pronto inventaron su propio sistema de expresar ideas por medio de dibujos («jeroglíficos»). Mucho de lo que sabemos del antiguo Egipto proviene de los jeroglíficos encontrados en edificios y monumentos, y de libros, cartas y crónicas escritos en un estilo manuscrito abreviado, llamado «hierático».
Vestido
Las vestiduras egipcias eran de lino. Los hombres usaban faldas; las mujeres, vestidos largos con grandes tirantes en los hombros. Los ricos vestían lino fino plisado, por lo general blanco, pero también de colores. Para ocasiones especiales usaban pelucas y joyería (anillos, brazaletes, collares y cintas para la cabeza). Mantenían su piel suave con aceite, usaban maquillaje negro para los ojos y perfumes.
Hábiles artesanos
El rey y su corte empleaban muchos artesanos hábiles, pintores, escultores, orfebres y plateros. Como los egipcios creían que la vida después de la muerte era muy similar a la vida presente, llenaban las tumbas con objetos familiares del difunto y con pinturas que reproducían escenas de la vida cotidiana.
Los dioses egipcios
Los antiguos egipcios tenían muchos dioses: dioses que gobernaban los fenómenos naturales, dioses de la verdad, la justicia, la sabiduría, etc. El rey del mundo de ultratumba (el mundo de los muertos) era Osiris, quien tenía las llaves de la vida después de la muerte. El faraón era el intermediario entre los dioses y las personas. En los templos, los sacerdotes servían a los dioses como si se tratara de reyes humanos. La gente común solo veía las imágenes de las grandes divinidades en los días festivos, cuando las sacaban en procesión.

8 Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José, y dijo a su pueblo:

9 «Mirad, el pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y fuerte que nosotros.

10 Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique y acontezca que, en caso de guerra, él también se una a nuestros enemigos para pelear contra nosotros, y se vaya de esta tierra.»

11 Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos para que los oprimieran con sus cargas. Así edificaron para el faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés.

12 Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel.

13 Los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza,

14 y amargaron su vida con dura servidumbre en la fabricación de barro y ladrillo, en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor.

15 También habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra y la otra Fúa, y les dijo:

16 —Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, observad el sexo: si es hijo, matadlo; si es hija, dejadla vivir.

17 Pero las parteras temieron a Dios y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la vida a los niños.

18 Entonces el rey de Egipto hizo llamar a las parteras, y les dijo: —¿Por qué habéis hecho esto? ¿Por que habéis preservado la vida a los niños?

19 Las parteras respondieron al faraón: —Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias; son robustas y dan a luz antes que llegue la partera.

20 Dios favoreció a las parteras; el pueblo se multiplicó y se fortaleció mucho.

21 Y por haber las parteras temido a Dios, él prosperó sus familias.

22 Entonces el faraón dio a todo su pueblo esta orden: «Echad al río a todo hijo que nazca, y preservad la vida a toda hija.»

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Éxodo 1

Éxodo 1:1-7

1-7 Durante más de 200 años, mientras Abraham, Isaac y Jacob vivieron en libertad, los hebreos se multiplicaron lentamente; solo alrededor de setenta personas descendieron a Egipto. Allí, en aproximadamente el mismo número de años, aunque bajo cruda esclavitud, se convirtieron en una nación numerosa. Este asombroso crecimiento fue conforme a la promesa hecha mucho antes a los padres. Aunque el cumplimiento de las promesas de Dios a veces es lento, siempre es seguro.

Éxodo 1:8-14

8-14 La tierra de Egipto se convirtió para Israel en una casa de esclavitud. El lugar donde fuimos felices puede pronto convertirse en el lugar de nuestra aflicción; y lo que pensamos que nos consolaría puede convertirse en nuestra mayor cruz. Deja de confiar en el hombre y no digas de ningún lugar en esta tierra, "Este es mi descanso". Todo aquel que conoció a José lo amó y fue amable con sus hermanos por su causa; pero los mejores y más útiles servicios que un hombre presta a los demás a menudo son olvidados después de su muerte. Nuestra principal preocupación debe ser servir a Dios y complacer a aquel que no es injusto, sin importar lo que los hombres hagan, y no olvidar nuestra obra y labor de amor. El pecado de Israel es que prospera. No hay nada más odioso para un hombre malvado que la prosperidad del justo. Los egipcios temían que los hijos de Israel se unieran a sus enemigos y salieran de la tierra. La maldad siempre es cobarde e injusta; hace que un hombre tema cuando no hay razón para temer y huya cuando nadie lo persigue. Y a menudo, la sabiduría humana es necedad y muy pecaminosa. Pusieron capataces sobre el pueblo de Dios, no solo para cargarlos de trabajos, sino para afligirlos con sus cargas. No solo los hicieron trabajar en beneficio de Faraón, sino que amargaron sus vidas. Los israelitas se multiplicaron de manera maravillosa. El cristianismo se propagó más cuando fue perseguido: la sangre de los mártires fue la semilla de la iglesia. Aquellos que traman contra el Señor y su Israel solo imaginan cosas vanas y causan más aflicción para sí mismos.

Éxodo 1:15-22

15-22 Los egipcios intentaron destruir a Israel mediante el asesinato de sus hijos. La enemistad que existe en la descendencia de la serpiente hacia la Descendencia de la mujer hace que los hombres olviden toda piedad. Es evidente que los hebreos estaban bajo una bendición extraordinaria en ese momento. Y vemos que los servicios realizados para Israel de Dios a menudo se devuelven de la misma manera. Faraón dio órdenes de ahogar a todos los niños varones hebreos. El enemigo que, a través de Faraón, intentó destruir a la iglesia en su estado infantil, está ocupado en sofocar el surgimiento de reflexiones serias en el corazón del hombre. Quienes deseen escapar deben temer el pecado y clamar directa y fervientemente al Señor por ayuda.


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Reina Valera 1995

Tomado de la versión Reina-Valera 1995 Reina-Valera 95®© Sociedades Bíblicas Unidas , 1995 Usado con permiso

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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