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Deuteronomio 1 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Deuteronomio 1

Moisés recuerda a Israel las promesas de Jehová en Horeb

1 Estas son las palabras que habló Moisés a todo Israel a este lado del Jordán, en el desierto, en el Arabá, frente al Mar Rojo, entre Parán, Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab.

2 Once jornadas hay desde Horeb, camino de los montes de Seir, hasta Cades-barnea.

3 Y aconteció que a los cuarenta años, el primer día del undécimo mes, Moisés habló a los hijos de Israel conforme a todas las cosas que Jehová le había mandado acerca de ellos,

4 después que derrotó a Sehón, rey de los amorreos, el cual habitaba en Hesbón, y a Og, rey de Basán, que habitaba en Astarot, en Edrei.

5 De este lado del Jordán, en tierra de Moab, resolvió Moisés proclamar esta ley, diciendo:

6 «Jehová, nuestro Dios, nos habló así en Horeb: “Habéis estado bastante tiempo en este monte.

7 Volveos e id al monte del amorreo y a todas sus comarcas, en el Arabá, en el monte, en los valles, en el Neguev y junto a la costa del mar, a la tierra del cananeo y al Líbano, hasta el gran río, el río Éufrates.

8 Mirad, yo os he entregado la tierra; entrad y poseed la tierra que Jehová juró dar a vuestros padres Abraham, Isaac y Jacob, y a su descendencia después de ellos.”

Nombramiento de jueces


(Ex 18.13-27)

9 »En aquel tiempo yo os hablé y os dije: “Yo solo no puedo llevaros.

10 Jehová, vuestro Dios, os ha multiplicado tanto que hoy vosotros sois tan numerosos como las estrellas del cielo.

11 ¡Jehová, Dios de vuestros padres, os haga mil veces más numerosos de lo que ahora sois y os bendiga, como os ha prometido!

12 ¿Cómo llevaré yo solo vuestras molestias, vuestras cargas y vuestros pleitos?

13 Dadme de entre vosotros, de vuestras tribus, hombres sabios, entendidos y expertos, para que yo los ponga como vuestros jefes.”

14 »Me respondisteis y dijisteis: “Bueno es hacer lo que has dicho.”

15 »Entonces tomé a los principales de vuestras tribus, hombres sabios y expertos, y los puse como jefes sobre vosotros, jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez, y gobernadores de vuestras tribus.

16 Y di a vuestros jueces esta orden: “Oíd entre vuestros hermanos, y juzgad justamente entre el hombre y su hermano, o un extranjero.

17 No hagáis distinción de persona en el juicio: tanto al pequeño como al grande oiréis. No tendréis temor de ninguno, porque el juicio es de Dios. La causa que os sea difícil, la traeréis a mí, y yo la oiré.”

18 »Os mandé, pues, en aquel tiempo, todo lo que habíais de hacer.

Misión de los doce exploradores


(Nm 13.1-33)

19 »Cuando salimos de Horeb, anduvimos todo aquel grande y terrible desierto que habéis visto, por el camino del monte del amorreo, como Jehová, nuestro Dios, nos lo mandó, y llegamos hasta Cades-barnea.

20 Entonces os dije: “Habéis llegado al monte del amorreo, el cual Jehová, nuestro Dios, nos da.

21 Mira, Jehová, tu Dios, te ha entregado la tierra: sube y toma posesión de ella, como Jehová, el Dios de tus padres, te ha dicho. No temas ni desmayes.”

22 Pero os acercasteis todos a decirme: “Enviemos hombres delante de nosotros, que reconozcan la tierra y a su regreso nos traigan razón del camino por donde hemos de subir y de las ciudades adonde hemos de llegar.”

23 »La propuesta me pareció bien, y tomé doce hombres de entre vosotros, un hombre por cada tribu.

24 Ellos se encaminaron y subieron al monte; llegaron hasta el valle de Escol y reconocieron la tierra.

25 Tomaron en sus manos de los frutos del país, nos los trajeron y nos dieron este informe: “Es buena la tierra que Jehová nuestro Dios nos da.”

26 Sin embargo, no quisisteis subir, sino que fuisteis rebeldes al mandato de Jehová, vuestro Dios.

27 Os pusisteis a murmurar en vuestras tiendas, diciendo: “Porque Jehová nos aborrece, nos ha sacado de la tierra de Egipto, para entregarnos en manos del amorreo y destruirnos.

28 ¿A dónde subiremos? Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón, al decir: ‘Este pueblo es mayor y más alto que nosotros, las ciudades son grandes y están amuralladas hasta el cielo. Allí también vimos a los hijos de Anac.’”

29 »Entonces os dije: “No temáis ni tengáis miedo de ellos.

30 Jehová, vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto ante vuestros ojos.

31 En el desierto has visto que Jehová, tu Dios, te ha traído, como trae el hombre a su hijo, por todo el camino que habéis andado, hasta llegar a este lugar.”

32 Pero ni aun así creísteis a Jehová, vuestro Dios,

33 quien iba delante de vosotros por el camino para buscaros el lugar donde habíais de acampar, con el fuego de noche para mostraros el camino que debías seguir, y con la nube de día.

Dios castiga a Israel


(Nm 14.20-35)

34 »Cuando Jehová oyó la voz de vuestras palabras, se enojó e hizo este juramento:

35 “Ni un solo hombre de esta mala generación verá la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres,

36 excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá, y yo le daré a él y a sus hijos la tierra que pisó, porque ha seguido fielmente a Jehová.”

37 »También contra mí se enojó Jehová por vosotros, y me dijo: “Tampoco tú entrarás allá.

38 Josué hijo de Nun, el cual te sirve, él entrará allá; anímalo, porque él la entregará a Israel.

39 Y vuestros niños, de los cuales dijisteis que servirían de botín, y vuestros hijos, que no saben hoy lo bueno ni lo malo, ellos entrarán allá; a ellos la daré y ellos la heredarán.

40 Pero vosotros volveos e id al desierto, camino del Mar Rojo.”

La derrota en Horma


(Nm 14.39-45)

41 »Entonces respondisteis y me dijisteis: “Hemos pecado contra Jehová. Nosotros subiremos y pelearemos, conforme a todo lo que Jehová, nuestro Dios, nos ha mandado.” Os armasteis cada uno con vuestras armas de guerra y os preparasteis para subir al monte.

42 Pero Jehová me dijo: “Diles: No subáis ni peleéis, pues no estoy entre vosotros; para que no seáis derrotados por vuestros enemigos.”

43 »Yo os hablé, pero no me escuchasteis; antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová, y persistiendo con altivez subisteis al monte.

44 Pero salió a vuestro encuentro el amorreo que habitaba en aquel monte, os persiguieron como hacen las avispas y os derrotaron en Seir hasta llegar a Horma.

45 Entonces volvisteis y llorasteis delante de Jehová, pero Jehová no escuchó vuestra voz ni os prestó atención.

46 Por eso os tuvisteis que quedar en Cades todo ese tiempo que habéis estado allí.

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Deuteronomio 1

Deuteronomio 1:1-8

1-8 Moisés habló al pueblo que todo el Señor le había dado en mandamiento. Horeb estaba a solo once días de Kadesh-barnea. Esto era para recordarles que su propia mala conducta había ocasionado sus tediosos vagabundeos; para que puedan comprender más fácilmente las ventajas de la obediencia. Ahora deben seguir adelante. Aunque Dios causa problemas y aflicción a su pueblo, sabe cuándo han sido juzgados lo suficiente. Cuando Dios nos ordena que avancemos en nuestro curso cristiano, pone ante nosotros el Canaán celestial para nuestro aliento.

Deuteronomio 1:9-18

9-18 Moisés recuerda a la gente la feliz constitución de su gobierno, que podría hacerlos a todos seguros y fáciles, si no fuera su propia culpa. Él posee el cumplimiento de la promesa de Dios a Abraham, y ora por el cumplimiento de la misma. No estamos limitados en el poder y la bondad de Dios; ¿Por qué debemos estar limitados en nuestra propia fe y esperanza? Se les dieron buenas leyes a los israelitas, y los hombres buenos debían velar por su ejecución, lo que les mostró la bondad de Dios y el cuidado de Moisés.

Deuteronomio 1:19-46

19-46 Moisés les recuerda a los israelitas su marcha desde Horeb a Kadesh-barnea, a través de ese gran y terrible desierto. Muestra cuán cerca estaban de un feliz asentamiento en Canaán. Se agravará la ruina eterna de los hipócritas, que no estaban lejos del reino de Dios. Como si no fuera suficiente que estuvieran seguros de su Dios antes que ellos, enviarían hombres antes que ellos. Nunca nadie miró a Tierra Santa, pero deben ser dueños de ella para ser una buena tierra. ¿Y había alguna causa para desconfiar de este Dios? Un corazón incrédulo estaba en el fondo de todo esto. Toda desobediencia a las leyes de Dios, y la desconfianza de su poder y bondad, fluyen de la incredulidad de su palabra, ya que toda obediencia verdadera surge de la fe. Es rentable para nosotros dividir nuestras vidas pasadas en períodos distintos; dar gracias a Dios por las misericordias que hemos recibido en cada uno, confesar y buscar el perdón de todos los pecados que podamos recordar; y así renovar nuestra aceptación de la salvación de Dios, y nuestra entrega de nosotros mismos a su servicio. Nuestros propios planes rara vez sirven para un buen propósito; mientras que el coraje en el ejercicio de la fe, y en el camino del deber, le permite al creyente seguir al Señor completamente, ignorar todo lo que se opone, triunfar sobre toda oposición y aferrarse firmemente a las bendiciones prometidas.


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Reina Valera 1995

Tomado de la versión Reina-Valera 1995 Reina-Valera 95®© Sociedades Bíblicas Unidas , 1995 Usado con permiso

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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