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Josué 1 - Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

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Josué 1

Preparativos para la conquista

1 Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo:

2 Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.

3 Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.

4 Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.

5 Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.

6 Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.

7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.

8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

10 Y Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo:

11 Pasad por en medio del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová vuestro Dios os da en posesión.

12 También habló Josué a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés, diciendo:

13 Acordaos de la palabra que Moisés, siervo de Jehová, os mandó diciendo: Jehová vuestro Dios os ha dado reposo, y os ha dado esta tierra.

14 Vuestras mujeres, vuestros niños y vuestros ganados quedarán en la tierra que Moisés os ha dado a este lado del Jordán; mas vosotros, todos los valientes y fuertes, pasaréis armados delante de vuestros hermanos, y les ayudaréis,

15 hasta tanto que Jehová haya dado reposo a vuestros hermanos como a vosotros, y que ellos también posean la tierra que Jehová vuestro Dios les da; y después volveréis vosotros a la tierra de vuestra herencia, la cual Moisés siervo de Jehová os ha dado, a este lado del Jordán hacia donde nace el sol; y entraréis en posesión de ella.

16 Entonces respondieron a Josué, diciendo: Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos mandes.

17 De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés.

18 Cualquiera que fuere rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere a tus palabras en todas las cosas que le mandes, que muera; solamente que te esfuerces y seas valiente.

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Josué 1

Trasfondo histórico. La referencia a la muerte de Moisés (1) vincula el libro de Jos. con Deut. 34:5 (cf. Jue. 1:1; 2 Sam. 1:1; 2 Rey. 1:1) y señala el tiempo para reanudar la conquista. Moisés es llamado siervo de Jehovah tanto para honrarlo como para legitimar sus instrucciones para poseer la tierra.

Moisés le dio a Oseas (que significa “salvación”) el nuevo nombre JosueŒ, que significa “Jehovah es salvación” (Núm. 13:16). El nombre más adelante llegó a ser yesua de donde proceden el gr. Iesous y el castellano “Jesús”.

El título de Josué, ayudante de Moisés (cf. 1 Sam. 3:1; 1 Rey. 19:21) recuerda que Josué había sido preparado para este liderazgo por habilidad, entrenamiento y experiencia (cf. Exo. 17:8-15; 24:12, 13; Núm. 14:6-12; 27:12-23; 32:12; Deut. 1:37-38; 34:9).



El mandato del Señor. Las palabras del Señor evocan aquellas de Moisés en Deut. (cf. v. 2 con Deut. 10:11; v. 3 con Deut. 11:23, 24; v. 5a con Deut. 7:24; vv. 5b-7a, 9, con Deut. 31:6-8). Los vv. 7b, 8 recuerdan textos en Deut. que lo identifican como “el libro de la Ley” y ponen énfasis en la importancia de meditar sobre y obedecer esta ley (ver Deut. 5:32, 33; 30:10). La promesa: Como estuve con Moisés, estaré contigo (5) recuerda la respuesta de Dios a la objeción de Moisés en Exo. 3:12. El libro de Jos. recoge el hilo de la historia donde termina el Pentateuco.

Los mandamientos y las promesas en los vv. 2-9 destacan la relación de pacto entre Dios y su pueblo. De parte de Dios, escogió a Israel para heredar la tierra (6). Del lado de Israel, debían ahora por fe reclamar el don (3, 4). No es tanto un asunto de obediencia, cruzar el Jordán, tan importante como lo es, sino un asunto de confianza en Dios (6, 7, 9). El les da razón para confiar: promete su presencia con ellos (5, 9b). De la misma manera, la iglesia que confía obedece el mandato de su Señor de evangelizar el mundo (Mat. 28:18-20). El mandato de no temer es una regla de la guerra santa.

2-5 La primera orden es cruzar el Jordán. El v. 2 dice lit.: “Ahora, levántate, pasa … ” (es decir, “cruza inmediatamente, no te demores”). Cristo ordena a la iglesia: “Sígueme” y él tampoco permite demoras (cf. Luc. 9:59-62). En el v. 4 se definen las fronteras extremas de la tierra, aunque la frontera sur está incompleta. Sólo durante el reinado de Salomón Israel llegó a tener el control de esa área (ver 13:1-7). El desierto se refiere al desierto oriental que principia en Transjordania. El Líbano se incluye en la tierra prometida en Jos. 13:5.

6 La segunda orden es tomar posesión de la tierra. “Tomar posesión” recuerda la concesión de la tierra que Dios dio a los patriarcas como una recompensa por su servicio fiel. Ahora, Josué debe conquistarla (caps. 1-12) y distribuirla (caps. 13-21).

7-9 La tercera orden, ser valiente y meditar en la Ley, vv. 7, 8, muestra que la posesión de la tierra depende de la obediencia en fe al libro de la Ley. La confianza y la obediencia se besan, no se pelean (cf. Rom. 1:5; 16:26; Stg. 2:14-26). Aunque Josué fue preparado para esta guerra, la obediencia, no el poder, garantizaron el éxito de la operación. Los cristianos bajo el nuevo pacto tienen la doble ventaja de que Cristo satisfizo las demandas de la ley y las promesas (Mat. 5:17; Rom. 3:21-26) y a través del Espíritu ha escrito la ley sobre sus corazones (2 Cor. 3:3-6; Heb. 8:7-13; 10:15-18).



Mandato a los oficiales. El modelo de mandamiento divino seguido ahora por la obediencia cuidadosa y de todo corazón de Josué, muestra có mo debe conducirse una guerra santa. La preocupación del narrador con la preparación espiritual, la causa real de la victoria, no con los detalles marciales, la aparente causa del éxito, se refleja en la falta de especificidad sobre alimentos en el v. 11 (cubriendo todo lo necesario para una guerra violenta) y la falta de detalle en el mandato. Israel, reconocido ahora como un campamento armado, necesitó tres días (es decir, parte de hoy, mañana y par te del siguiente día) para prepararse para la batalla antes de levantar el campo en Sitim (11; cf. Miq. 6:5). Toma tiempo alistarse para la batalla (cf. Gál. 1:17-18). Estos tres días anteriores al levan tamiento del campamento, en el 6 de Nisan (abril) (ver 4:19), no son los mismos que los tres días después de que habían dejado Sitim y acampado en el Jordán (cf. 2:16, 22; 3:2).



El mandato a las tribus orientales. Dios prometió reposo a su pueblo, esto es, paz de los ataques enemigos, después de tomar posesión de la tierra (13-15). La promesa de reposo surge de la relación de pacto con Dios (Exo. 33:12-16). El reposo al cual Moisés y Josué condujeron a Israel prefigura el reposo final y perfecto al cual Jesús dirige a su iglesia fiel (Heb. 4:1-11).



La respuesta del pueblo a Josué

El pueblo respondió con fe y obediencia de todo corazón (todas las cosas … dondequiera), garantizando el éxito continuado de la conquista. Prome tieron dar muerte a los infieles y ellos mismos le mandaron a Josué, ¡ … esfuérzate y sé valiente!



Trasfondo histórico. La referencia a la muerte de Moisés (1) vincula el libro de Jos. con Deut. 34:5 (cf. Jue. 1:1; 2 Sam. 1:1; 2 Rey. 1:1) y señala el tiempo para reanudar la conquista. Moisés es llamado siervo de Jehovah tanto para honrarlo como para legitimar sus instrucciones para poseer la tierra.

Moisés le dio a Oseas (que significa “salvación”) el nuevo nombre JosueŒ, que significa “Jehovah es salvación” (Núm. 13:16). El nombre más adelante llegó a ser yesua de donde proceden el gr. Iesous y el castellano “Jesús”.

El título de Josué, ayudante de Moisés (cf. 1 Sam. 3:1; 1 Rey. 19:21) recuerda que Josué había sido preparado para este liderazgo por habilidad, entrenamiento y experiencia (cf. Exo. 17:8-15; 24:12, 13; Núm. 14:6-12; 27:12-23; 32:12; Deut. 1:37-38; 34:9).



El mandato del Señor. Las palabras del Señor evocan aquellas de Moisés en Deut. (cf. v. 2 con Deut. 10:11; v. 3 con Deut. 11:23, 24; v. 5a con Deut. 7:24; vv. 5b-7a, 9, con Deut. 31:6-8). Los vv. 7b, 8 recuerdan textos en Deut. que lo identifican como “el libro de la Ley” y ponen énfasis en la importancia de meditar sobre y obedecer esta ley (ver Deut. 5:32, 33; 30:10). La promesa: Como estuve con Moisés, estaré contigo (5) recuerda la respuesta de Dios a la objeción de Moisés en Exo. 3:12. El libro de Jos. recoge el hilo de la historia donde termina el Pentateuco.

Los mandamientos y las promesas en los vv. 2-9 destacan la relación de pacto entre Dios y su pueblo. De parte de Dios, escogió a Israel para heredar la tierra (6). Del lado de Israel, debían ahora por fe reclamar el don (3, 4). No es tanto un asunto de obediencia, cruzar el Jordán, tan importante como lo es, sino un asunto de confianza en Dios (6, 7, 9). El les da razón para confiar: promete su presencia con ellos (5, 9b). De la misma manera, la iglesia que confía obedece el mandato de su Señor de evangelizar el mundo (Mat. 28:18-20). El mandato de no temer es una regla de la guerra santa.

2-5 La primera orden es cruzar el Jordán. El v. 2 dice lit.: “Ahora, levántate, pasa … ” (es decir, “cruza inmediatamente, no te demores”). Cristo ordena a la iglesia: “Sígueme” y él tampoco permite demoras (cf. Luc. 9:59-62). En el v. 4 se definen las fronteras extremas de la tierra, aunque la frontera sur está incompleta. Sólo durante el reinado de Salomón Israel llegó a tener el control de esa área (ver 13:1-7). El desierto se refiere al desierto oriental que principia en Transjordania. El Líbano se incluye en la tierra prometida en Jos. 13:5.

6 La segunda orden es tomar posesión de la tierra. “Tomar posesión” recuerda la concesión de la tierra que Dios dio a los patriarcas como una recompensa por su servicio fiel. Ahora, Josué debe conquistarla (caps. 1-12) y distribuirla (caps. 13-21).

7-9 La tercera orden, ser valiente y meditar en la Ley, vv. 7, 8, muestra que la posesión de la tierra depende de la obediencia en fe al libro de la Ley. La confianza y la obediencia se besan, no se pelean (cf. Rom. 1:5; 16:26; Stg. 2:14-26). Aunque Josué fue preparado para esta guerra, la obediencia, no el poder, garantizaron el éxito de la operación. Los cristianos bajo el nuevo pacto tienen la doble ventaja de que Cristo satisfizo las demandas de la ley y las promesas (Mat. 5:17; Rom. 3:21-26) y a través del Espíritu ha escrito la ley sobre sus corazones (2 Cor. 3:3-6; Heb. 8:7-13; 10:15-18).



Mandato a los oficiales. El modelo de mandamiento divino seguido ahora por la obediencia cuidadosa y de todo corazón de Josué, muestra có mo debe conducirse una guerra santa. La preocupación del narrador con la preparación espiritual, la causa real de la victoria, no con los detalles marciales, la aparente causa del éxito, se refleja en la falta de especificidad sobre alimentos en el v. 11 (cubriendo todo lo necesario para una guerra violenta) y la falta de detalle en el mandato. Israel, reconocido ahora como un campamento armado, necesitó tres días (es decir, parte de hoy, mañana y par te del siguiente día) para prepararse para la batalla antes de levantar el campo en Sitim (11; cf. Miq. 6:5). Toma tiempo alistarse para la batalla (cf. Gál. 1:17-18). Estos tres días anteriores al levan tamiento del campamento, en el 6 de Nisan (abril) (ver 4:19), no son los mismos que los tres días después de que habían dejado Sitim y acampado en el Jordán (cf. 2:16, 22; 3:2).



El mandato a las tribus orientales. Dios prometió reposo a su pueblo, esto es, paz de los ataques enemigos, después de tomar posesión de la tierra (13-15). La promesa de reposo surge de la relación de pacto con Dios (Exo. 33:12-16). El reposo al cual Moisés y Josué condujeron a Israel prefigura el reposo final y perfecto al cual Jesús dirige a su iglesia fiel (Heb. 4:1-11).



La respuesta del pueblo a Josué

El pueblo respondió con fe y obediencia de todo corazón (todas las cosas … dondequiera), garantizando el éxito continuado de la conquista. Prome tieron dar muerte a los infieles y ellos mismos le mandaron a Josué, ¡ … esfuérzate y sé valiente!



Trasfondo histórico. La referencia a la muerte de Moisés (1) vincula el libro de Jos. con Deut. 34:5 (cf. Jue. 1:1; 2 Sam. 1:1; 2 Rey. 1:1) y señala el tiempo para reanudar la conquista. Moisés es llamado siervo de Jehovah tanto para honrarlo como para legitimar sus instrucciones para poseer la tierra.

Moisés le dio a Oseas (que significa “salvación”) el nuevo nombre JosueŒ, que significa “Jehovah es salvación” (Núm. 13:16). El nombre más adelante llegó a ser yesua de donde proceden el gr. Iesous y el castellano “Jesús”.

El título de Josué, ayudante de Moisés (cf. 1 Sam. 3:1; 1 Rey. 19:21) recuerda que Josué había sido preparado para este liderazgo por habilidad, entrenamiento y experiencia (cf. Exo. 17:8-15; 24:12, 13; Núm. 14:6-12; 27:12-23; 32:12; Deut. 1:37-38; 34:9).



El mandato del Señor. Las palabras del Señor evocan aquellas de Moisés en Deut. (cf. v. 2 con Deut. 10:11; v. 3 con Deut. 11:23, 24; v. 5a con Deut. 7:24; vv. 5b-7a, 9, con Deut. 31:6-8). Los vv. 7b, 8 recuerdan textos en Deut. que lo identifican como “el libro de la Ley” y ponen énfasis en la importancia de meditar sobre y obedecer esta ley (ver Deut. 5:32, 33; 30:10). La promesa: Como estuve con Moisés, estaré contigo (5) recuerda la respuesta de Dios a la objeción de Moisés en Exo. 3:12. El libro de Jos. recoge el hilo de la historia donde termina el Pentateuco.

Los mandamientos y las promesas en los vv. 2-9 destacan la relación de pacto entre Dios y su pueblo. De parte de Dios, escogió a Israel para heredar la tierra (6). Del lado de Israel, debían ahora por fe reclamar el don (3, 4). No es tanto un asunto de obediencia, cruzar el Jordán, tan importante como lo es, sino un asunto de confianza en Dios (6, 7, 9). El les da razón para confiar: promete su presencia con ellos (5, 9b). De la misma manera, la iglesia que confía obedece el mandato de su Señor de evangelizar el mundo (Mat. 28:18-20). El mandato de no temer es una regla de la guerra santa.

2-5 La primera orden es cruzar el Jordán. El v. 2 dice lit.: “Ahora, levántate, pasa … ” (es decir, “cruza inmediatamente, no te demores”). Cristo ordena a la iglesia: “Sígueme” y él tampoco permite demoras (cf. Luc. 9:59-62). En el v. 4 se definen las fronteras extremas de la tierra, aunque la frontera sur está incompleta. Sólo durante el reinado de Salomón Israel llegó a tener el control de esa área (ver 13:1-7). El desierto se refiere al desierto oriental que principia en Transjordania. El Líbano se incluye en la tierra prometida en Jos. 13:5.

6 La segunda orden es tomar posesión de la tierra. “Tomar posesión” recuerda la concesión de la tierra que Dios dio a los patriarcas como una recompensa por su servicio fiel. Ahora, Josué debe conquistarla (caps. 1-12) y distribuirla (caps. 13-21).

7-9 La tercera orden, ser valiente y meditar en la Ley, vv. 7, 8, muestra que la posesión de la tierra depende de la obediencia en fe al libro de la Ley. La confianza y la obediencia se besan, no se pelean (cf. Rom. 1:5; 16:26; Stg. 2:14-26). Aunque Josué fue preparado para esta guerra, la obediencia, no el poder, garantizaron el éxito de la operación. Los cristianos bajo el nuevo pacto tienen la doble ventaja de que Cristo satisfizo las demandas de la ley y las promesas (Mat. 5:17; Rom. 3:21-26) y a través del Espíritu ha escrito la ley sobre sus corazones (2 Cor. 3:3-6; Heb. 8:7-13; 10:15-18).



Mandato a los oficiales. El modelo de mandamiento divino seguido ahora por la obediencia cuidadosa y de todo corazón de Josué, muestra có mo debe conducirse una guerra santa. La preocupación del narrador con la preparación espiritual, la causa real de la victoria, no con los detalles marciales, la aparente causa del éxito, se refleja en la falta de especificidad sobre alimentos en el v. 11 (cubriendo todo lo necesario para una guerra violenta) y la falta de detalle en el mandato. Israel, reconocido ahora como un campamento armado, necesitó tres días (es decir, parte de hoy, mañana y par te del siguiente día) para prepararse para la batalla antes de levantar el campo en Sitim (11; cf. Miq. 6:5). Toma tiempo alistarse para la batalla (cf. Gál. 1:17-18). Estos tres días anteriores al levan tamiento del campamento, en el 6 de Nisan (abril) (ver 4:19), no son los mismos que los tres días después de que habían dejado Sitim y acampado en el Jordán (cf. 2:16, 22; 3:2).



El mandato a las tribus orientales. Dios prometió reposo a su pueblo, esto es, paz de los ataques enemigos, después de tomar posesión de la tierra (13-15). La promesa de reposo surge de la relación de pacto con Dios (Exo. 33:12-16). El reposo al cual Moisés y Josué condujeron a Israel prefigura el reposo final y perfecto al cual Jesús dirige a su iglesia fiel (Heb. 4:1-11).



La respuesta del pueblo a Josué

El pueblo respondió con fe y obediencia de todo corazón (todas las cosas … dondequiera), garantizando el éxito continuado de la conquista. Prome tieron dar muerte a los infieles y ellos mismos le mandaron a Josué, ¡ … esfuérzate y sé valiente!




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