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Gálatas 1 - Comentario Bíblico Mundo Hispano

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Gálatas 1

Salutación

1 Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos),

2 y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia:

3 Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo,

4 el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre,

5 a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

No hay otro evangelio

6 Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.

7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.

8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.

9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.

10 Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.

El ministerio de Pablo

11 Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre;

12 pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.

13 Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba;

14 y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres.

15 Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia,

16 revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre,

17 ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco.

18 Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días;

19 pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor.

20 En esto que os escribo, he aquí delante de Dios que no miento.

21 Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia,

22 y no era conocido de vista a las iglesias de Judea, que eran en Cristo;

23 solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba.

24 Y glorificaban a Dios en mí.

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Gálatas 1

I. LA DEFENSA DE PABLO DE SU AUTORIDAD Y DEL EVANGELIO, 1:1-2:21

1. Introducción, 1:1-9

(1( Saludo, 1:1-5. El apóstol Pablo quiere que sus lectores sepan que él tenía autoridad apóstolica. Pablo es un apóstol con la misma autoridad que los doce apóstoles que caminaron con Jesús. Como los apóstoles, Pablo fue comisionado por Jesús (Act 9:15; Act 20:24). Su apostolado no vino por medio de hombres sino fue recibido directamente por medio de Cristo y Dios Padre. El ministerio de Pablo está basado en Jesucristo, que vive y no está muerto. La resurrección de Cristo es mencionada una sola vez en Gálatas y es aquí, para mostrar que el mismo Cristo que comisionó a los apóstoles también llamó a Pablo (Hech. 9).

Después de haber defendido su autoridad como apóstol, Pablo menciona algunos hermanos en la fe que estaban en unidad con él en su evangelio y en sus preocupaciones por los gálatas. Los destinatarios de esta epístola eran las iglesias que estaban en Galacia (ver el argumento en la Introducción acerca de si Pablo escribió a las iglesias de Galacia del Norte o del Sur).

Saludos que edifican 1:1-3

1. El autor del saludo es un apóstol amado.

(1) Los apóstoles son llamados, no por los hombres, sino por Dios.

(2) Otros hermanos creyentes mandan saludos.

2. Los destinatarios del saludo abarcan a todos los hermanos en las iglesias de Galacia.

(1) Territorio perteneciente a Roma.

(2) Territorio donde Pablo y otros habían predicado anteriormente, estableciendo las iglesias allí.

3. El contenido del saludo es amplio.

(1) Gracia, favor inmerecido.

(2) Paz de parte de Dios, saludo común entre judíos.

La palabra griega cáris G5485 (v. 3) es traducida gracia. Tiene la idea de la bondad o el favor inmerecido que Dios tiene hacia el pecador. El hombre no tiene méritos para agradar a Dios fuera de Cristo. La paz (v. 3) es el estado de vida que una persona tiene cuando deposita su fe en Jesucristo. Los originadores de la gracia y la paz son Dios Padre y Jesucristo.

La gracia y la paz de Dios se muestran en la muerte de Cristo (v. 4). Jesús se dio a sí mismo por nuestros pecados. El énfasis del evangelio no está en lo buena que es la humanidad sino en el sacrificio de Cristo. En su gracia, él pagó a la justicia de Dios por nuestros pecados. La salvación de Dios no se puede comprar con obras porque Cristo ya la pagó; el regalo de la salvación es recibido cuando es aceptado; el resultado de la salvación son las buenas obras. La voluntad de Dios en la salvación se manifiesta en librarnos de la presente época malvada (v. 4). El tema del evangelio no es simplemente justificación por la fe sino también santificación. El creyente es salvo para caminar en santidad, en hacer aquello que agrada a Dios; ésta es la voluntad de Dios. En otras palabras, Jesucristo rompió las cadenas del pecado. El nos compró para servirle, somos libres para servir a Dios. Este concepto es diferente al de los judaizantes, que enseñaban la justificación por hacer las obras legalistas. El hacer el bien en Cristo Jesús (no para ser salvos sino porque somos salvos) es la voluntad de Dios para el creyente.

La salutación de Pablo concluye con una alabanza: A quien sea la gloria; la alabanza brota de la verdad mencionada en el v. 4.

(2( El tema principal, 1:6-9. Después de la salutación, el apóstol Pablo menciona el problema que existía con los gálatas. Después que Pablo había compartido el evangelio de gracia, los cristianos en Galacia habían aceptado otras enseñanzas que eran contrarias al evangelio apostólico. Pablo comienza su exhortación (v. 6) con sorpresa de que se hubieran alejado del evangelio. La palabra griega methístemi G3179 (v. 6) tiene la idea de remover (la misma palabra se usa en Act 7:16 donde los huesos de los patriarcas fueron trasladados o removidos). Los gálatas estaban a punto de dejar el evangelio apostólico para trasladarse a otro. El otro evangelio era una falsificación del verdadero. La palabra evangelio (euaggélion G2098) significa buenas nuevas y son las que el Apóstol mencionó en el v. 4. El mensaje de los falsos maestros era de imponer a los cristianos requisitos de la ley (especialmente la circuncisión) como parte del evangelio.

El apóstol Pablo aclara que hay un solo evangelio (v. 7), pero que algunos tenían en mente hacer cambiar a los gálatas en sus creencias originales (perturban tiene la idea de levantar una seducción para estorbar la bendición que los gálatas tenían en el evangelio de gracia). El método de cómo hacer esta perturbación era de cambiar el evangelio. Cuando se cambia el contenido del evangelio (o también la Palabra de Dios en general), la fe es contaminada con otras ideas que no son de Dios. El cambiar el evangelio es la peor tragedia que puede ocurrir.

El apóstol Pablo escribe una exhortación fuerte en base a la gravedad de cambiar el evangelio (v. 8). Notemos que en la exhortación hay dos cosas: Primera, lo más importante no es el mensajero sino el mensaje. Los maestros falsos pueden tener una máscara de piedad pero su mensaje es venenoso. Segunda, no hay otra nueva revelación celestial dada a los hombres para ser salvo. El autor nos dice que ni un ángel del cielo, para aclarar la realidad que no hay un nuevo evangelio dado por Dios a los hombres por medio de agentes celestiales. Es interesante que en los tiempos que vivimos muchos ponen su fe en una persona o en experiencias sin tener en mente el contenido bíblico. El veredicto apostólico para aquellos que predican un evangelio falso es de maldición. La palabra anatema (anáthema G331, v. 8) tiene que ver con la maldición divina. El Apóstol usa esta palabra en Rom 9:3 donde él desearía ser anatema para la salvación de los judíos. La idea en Rom 9:3 es separado de la salvación de Cristo, fuera de la gracia de Dios. Podemos decir que la palabra anatema tiene la idea de la maldición total de Dios, algo o alguien que es entregado al juicio divino.

¿A quién busca agradar? 1:10-12

1. Algunos buscan agradar a los hombres con sus actos. Cristo condenó a tales personas (Mat 6:1-4).

2. Algunos quieren agradar a Dios, no importa lo que piensan los hombres (Jos 24:15).

3. Algunos buscan agradar a Dios y a los hombres (Mat 22:37-40).

Esta exhortación es tan seria que el autor la repite (v. 9). Hay dos interpretaciones con respecto a la exhortación paulina (como ya lo hemos dicho). Algunos piensan que se refiere al versículo anterior (v. 8) donde Pablo menciona la exhortación por primera vez. Otros piensan que fue en persona en una de sus visitas. Cualquiera de los dos puntos de vista con que el lector esté de acuerdo, no cambia el pensamiento que esta exhortación fue repetida por el Apóstol a los gálatas para mostrar la gravedad de cambiar el evangelio que les fue dado.

2. La defensa del evangelio dado a Pablo, 1:10-2:21

Algunos podían decir que el evangelio que Pablo predicaba no era de Dios. El Apóstol argumenta que su evangelio es de Dios. El da dos razones generales: una es el origen del evangelio y otra la realidad del evangelio en la vida del Apóstol. Antes él perseguía a la iglesia de Cristo con la meta de destruir el cristianismo, pero Cristo lo salvó para predicar el evangelio.

(1( El origen del evangelio, 1:10-12. El apóstol Pablo se defiende contra algunas acusaciones de los judaizantes. Según ellos, Pablo agradaba a los hombres con su evangelio. Cuando estaba con los judíos predicaba la circuncisión y la importancia de cumplir la ley. Pero cuando predicaba a los gentiles, el Apóstol ponía el énfasis en la libertad. Podemos entender que sus enemigos interpretaron mal el método del Apóstol para ganar almas. Me hice débil para los débiles, a fin de ganar a los débiles. A todos he llegado a ser todo... (1Co 9:22). El Apóstol usaba su libertad como cristiano para ganar almas. El evangelio que fue comisionado por Cristo no fue cambiado. El Apóstol no era siervo de los hombres sino de Cristo. Su Maestro lo comisionó a predicar un evangelio para todos los hombres. El deseo intenso de Pablo era agradar a Dios, el mensaje de él era para agradar a Dios y no a los hombres (1Th 2:4-7). Aquí hay una lección que debemos tener en mente. Los métodos para compartir el evangelio son muchos y diferentes, pero el contenido del mensaje es uno y no cambia. Tenemos que ser fieles en compartir el evangelio que no cambia. Los acusadores de Pablo no podían ver la diferencia entre un método de compartir y el evangelio de gracia.

El evangelio que el Apóstol predicaba no tiene su origen en fuentes humanas sino que vino de Dios (v. 12). Como los apóstoles que estaban en Jerusalén habían recibido el evangelio de Cristo, también Pablo lo recibió directamente por revelación divina (v. 12). Esta verdad es contraria a algunos que decían que Pablo había recibido el evangelio de los otros apóstoles.

(2( La realidad del evangelio dado a Pablo, 1:13-2:21

a. La conversión de Pablo, 1:13-24. Los judaizantes podían preguntar: ¿Podía Pablo comprobar a los gálatas que su evangelio era de Dios? El Apóstol comienza a argumentar con su propio testimonio. Pablo les recuerda cómo era su vida antes de tener un encuentro personal con Cristo en el camino hacia Damasco (Hech. 9). Pablo antes era conocido como Saulo y era un hombre que tenía una buena reputación en el judaísmo (Phi 3:5-6). Saulo perseguía a la iglesia de Dios en gran manera (la palabra ferozmente en el v. 13 tiene el significado de un grado extraordinario o más allá de lo normal). Esta persecución era una con un celo fanático para destruir (el verbo asolar, es porthéo G4199, que tiene el significado de destruir, tratar de destruir, aniquilar. La persecución era una con un celo fanático que tenía en mente destruir por completo el cristianismo (comp. Act 8:1-4; Act 9:1-2, Act 9:13-14; Act 22:4-5).

Después de mencionar su vida como perseguidor de la iglesia de Cristo, el Apóstol continúa con su testimonio en el v. 14. Su persecución estaba vestida con un manto de religiosidad. Pablo, en su vida pasada, era un devoto del judaísmo y se destacaba en él (la palabra griega prokópto G4298 que se traduce destacaba en el v. 14 tiene la idea de “avanzar”, “crecer”. Esta palabra fue también usada en Luk 2:52 para describir el crecimiento de Jesús: El avanzó en sabiduría, estatura y gracia). Tanto fue su amor y celo en el judaísmo que creció más que sus contemporáneos. El Apóstol no solamente conocía y vivía el AT sino que su celo iba un paso más hacia las tradiciones de los padres (las tradiciones tenían que ver con la ley oral que fue dada por la escuela de los fariseos. La base de estas tradiciones eran interpretaciones de la ley mosaica, ver Mat 15:2-3, Mat 15:6; Mar 7:3, Mar 7:5, Mar 7:8-9, Mar 7:13). La vida anterior de Pablo era importante para contrarrestar a los judaizantes que querían desacreditar al Apóstol. Saulo fue un perseguidor de la iglesia de Cristo y también era un fariseo que se destacaba entre sus contemporáneos. No fue hasta que Cristo lo confrontó y le encomendó predicar el evangelio a los gentiles que la vida del Apóstol cambió.

El Apóstol explica cómo cambió cuando Jesús se le reveló (vv. 15, 16). Su conversión no fue por influencia de hombres sino directamente de Dios (la conjunción adversativa de que se traduce pero en el v. 15, es una de contraste). Su conversión no se puede explicar en una lógica humana, sino que fue un hecho de Dios. ¿Cómo se puede explicar que un perseguidor y destructor de la iglesia se haya convertido para unirse a ella? Notemos en los vv. 13 y 14 el énfasis de la primera persona; el Apóstol comenta lo que era antes de su conversión. El era una persona que quería agradar a Dios en su religión. En los vv. 15 y 16 el enfoque está en lo que Dios ha hecho por él. Lo que Dios hizo en Pablo fue por su propio deleite (la palabra dokéo G1380 que se traduce como tuvo a bien tiene que ver con “estar contento o satisfecho; deleitarse en”, comp. 1Co 1:21). En el caso de Pablo, Dios se agradó de escogerlo como instrumento para su servicio. Hay tres cosas importantes que Dios hizo por Pablo.

La primera cosa que Dios hizo fue una separación desde el vientre de su madre (v. 15). El verbo apartar no significa haberlo hecho en un sentido físico, sino que Dios dedicó a Pablo o lo apartó para un propósito muy especial. El mismo verbo se menciona en Rom 1:1 y Act 13:2. En el AT esta expresión es mencionada por el profeta Jeremías (Jer 1:5). También Isaías menciona que Dios lo separó para predicar a Israel (Isa 49:1-6). El ser apartado es un hecho de Dios para un servicio.

La segunda realidad fue que Dios llamó a Pablo cuando él perseguía a la iglesia de Cristo. Este llamamiento tomó lugar en un contexto histórico. Es un llamamiento de salvación. El Apóstol recalca que este llamamiento fue por la gracia de Dios. En verdad la gracia de Dios brilló en la vida de Pablo como un rayo de luz en una noche oscura. La gracia de Dios es la base del amor de Dios hacia Pablo (la palabra griega cáris G5485 quiere decir amor inmerecido, bondad, misericordia). Esta palabra aparece en Eph 2:5-9, en relación con la salvación.

La tercera verdad es que Dios lo comisionó para predicar entre los gentiles (v. 16). Jesús se reveló a Pablo (es mejor interpretar revelar a su Hijo en mí en el v. 16 en el caso locativo, “en la esfera de mí”, que significa una revelación externa). La palabra revelar (apokalúpto G601) afirma la idea de que fue una revelación personal. Después que el Apóstol menciona su glorioso encuentro con Jesús, escribe acerca del propósito de su ministerio, que es predicar a los gentiles. El llamamiento a la salvación fue acompañado por el llamamiento a servir. Estas tres verdades están marcadas en cada uno de los hijos de Dios. Nosotros fuimos apartados desde el vientre de nuestras madres para un trabajo específico en la grey de Dios. Nacimos con talentos y personalidades diferentes, con el propósito de algún día servir a Dios. Después fuimos llamados para ser salvos. En nuestra salvación el Espíritu Santo nos da dones espirituales para edificar su iglesia. La salvación tiene el propósito de proclamar a Cristo a otros. Como Pablo, nosotros también somos muy especiales a los ojos de Dios y también tenemos un propósito en este mundo.

Apartado por Dios para el ministerio 1:15

Pablo llenó el requisito más importante para el ministerio: sintió que había sido apartado por Dios para tal tarea. No era el resultado de ambición personal, sino que fue la mano de Dios que le apartó para el evangelio. Seguramente está pensando en las prácticas de contar los animales y apartar cada décimo animal como diezmo que debe ser consagrado a Dios.

Los eruditos han luchado con la cronología de la vida de Pablo después de su conversión. Cuánto tiempo pasó en Damasco antes de partir para Arabia no está muy claro; ni tampoco los detalles de su ministerio antes de subir a Jerusalén. Ni tampoco sabemos si este viaje era el relacionado con lo que llamamos el Concilio de Jerusalén, o si fue otro viaje posterior. Lo cierto es que Pablo estaba activo en testificar de la conversión y la transformación que había venido como consecuencia de tal experiencia.

Después que el Apóstol menciona brevemente su testimonio, aclara que el evangelio no le vino a través de comunicación con otra persona. El Apóstol no consultó a nadie acerca de su evangelio (v. 16b). Tampoco subió a Jerusalén para comparar su evangelio con el de los apóstoles que caminaron con Jesús (v. 17). Cuando Pablo menciona apóstoles, él tenía en mente a los doce apóstoles que caminaron con Jesús. La palabra griega apóstolos G652 quiere decir “uno que se manda a una misión”. Esta palabra se puede usar primeramente para los doce que caminaron con Jesús. A ellos Jesús les dio una autoridad muy especial (Mar 3:14-15; Mar 6:30). Los doce eran un grupo muy especial y necesario para la fundación de la iglesia de Cristo (Eph 2:20). Había dos requisitos para ser parte de este grupo. El primero fue haber tenido un compañerismo personal con Jesús en su ministerio, que se llevó a cabo desde la predicación de Juan el Bautista hasta su ascensión (Act 1:21-22). Segundo, los doce apóstoles eran testigos de la resurrección de Cristo (Luk 24:45-48; 1Jo 1:1-3). Matías tomó el lugar de Judas Iscariote, el que entregó a Jesús (Act 1:21-26). El apóstol Pablo, aunque no era parte de los doce, era apóstol en la misma categoría (Gal 1:1, Gal 1:16). El Señor Jesús lo comisionó para ser apóstol a los gentiles (Gal 2:8). La Biblia menciona a otros como apóstoles (Act 14:4;; Act 14:14; 1Th 2:6; Rom 16:7). Bernabé y Silvano no eran apóstoles de la misma categoría que los doce que edificaron la fundación de la iglesia (Eph 2:20). Ellos eran apóstoles en el sentido de ser mandados como misioneros. El Apóstol tenía en mente a los apóstoles que caminaron con Jesús.

El Apóstol continúa argumentando acerca de su evangelio que le fue dado directamente por Cristo (v. 17). Después de su conversión, Pablo fue a Arabia (v. 17). Arabia aquí puede ser la península que se extiende hacia el sur, que incluye el área de Sinaí donde la ley fue dada a Moisés. Es mejor interpretar Arabia como el desierto cerca de Damasco que era parte de Arabia en el tiempo de Pablo. El punto entonces es que el Apóstol no consultó a los apóstoles ni fue a Jerusalén, sino que fue al desierto probablemente a estudiar y pensar en su experiencia. También fue al desierto a conocer más acerca del evangelio que se le había encomendado. Este viaje a Arabia posiblemente se llevó a cabo un tiempo después de su conversión (Act 9:10-22). Lucas, en Los Hechos, no menciona esta época en el desierto porque era una etapa del crecimiento espiritual del Apóstol y no tanto de sus viajes misioneros. Después de un tiempo, Pablo regresó a Damasco (no sabemos cuánto tiempo estuvo en el desierto. Algunos eruditos piensan correctamente que fue tres años).

El Apóstol continúa la narración histórica de su vida después de su conversión. La palabra luego, en el v. 18, es una que indica progresión. (En griego es epéita G1899, que se traduce “después” o “siguiente”, y es una palabra que se menciona tres veces en este capítulo para mostrar una progresión en la experiencia paulina. Las otras dos ocasiones en que se encuentra esta palabra están en 1:21 y 2:1.) Pablo escribe que después de tres años fue a Jerusalén. Hay un problema en determinar si los tres años comenzaron después de su conversión o desde el regreso de Damasco que fue mencionado en el v. 17. Es mejor interpretar los tres años después de su conversión, que fue el punto de partida en su argumento para mostrar que el evangelio le fue dado directamente por Dios y no por hombres. Después de tres años, el Apóstol fue a Jerusalén con el propósito de ver a Pedro. En Act 9:23-25, Pablo se va de Damasco porque algunos judíos procuraban matarle. De Damasco, el Apóstol fue a Jerusalén como lo afirma el doctor Lucas en Act 9:26-31. Fue en esta visita que el Apóstol vio a Pedro y estuvo con él quince días (v. 18).

La pregunta que hay que hacerse es: ¿Por qué fue Pablo a Jerusalén a ver a Pedro? Su visita no fue para recibir el evangelio de Pedro, porque este evento se llevó a cabo después de tres años y ya Pablo estaba predicando el evangelio que Cristo le había dado, después de su conversión. Pablo tampoco fue a Jerusalén porque tuviera dudas en cuanto a su evangelio o para recibir la aprobación apostólica. El Apóstol fue a Jerusalén para conocer a Pedro, que era el principal orador entre los apóstoles (comp. Act 2:14-40; Act 3:11-26; Act 4:8-20; Act 5:3-32; Act 8:20-25). Vemos aquí a dos grandes hombres con ministerios diferentes pero con un mismo evangelio y un mismo propósito. Pablo decide ver a Pedro para tener compañerismo. Aquí hay una lección muy importante para los obreros en la viña del Señor. Aunque tengamos diferentes ministerios, el evangelio es el mismo. Es necesario humillarse y buscar el compañerismo de otro sabiendo que en la unidad hay fortaleza (comp. Joh 17:21-26).

En este compañerismo, el apóstol Pablo quería saber más acerca de la vida de Jesús cuando estaba con los apóstoles en la tierra. Posiblemente fue en esta visita que Pablo aprendió acerca de cómo Jesús se apareció a Cefas y a los doce apóstoles. (1Co 15:5), y que también se apareció a más de quinientas personas a la misma vez (1Co 15:6). La palabra griega que Pablo usa en el v. 18 es istoréo G2477 que se traduce entrevistarme. Es la misma palabra que usamos como historia. Esta palabra es mejor traducida como una narración o informe. En el compañerismo, el apóstol Pablo quería saber más acerca de Jesús en su encarnación. Los quince días que Pablo estuvo con Pedro fue tiempo suficiente para conocerlo y conocer más de su Maestro cuando caminó por Israel.

Pablo comenta que en su estadía en Jerusalén no vio a los otros apóstoles excepto a Jacobo (v. 19). Hay tres preguntas que contestar antes de seguir en este comentario. Primero, ¿dónde estaban los apóstoles? Segundo, ¿era Jacobo un apóstol? Y, tercero ¿cómo se puede correlacionar lo que escribió Pablo, que no vio a los apóstoles, con Act 9:27 donde dice que Bernabé trajo a Pablo a los apóstoles? (esta es la primera visita de Pablo que se menciona en Act 9:26-31). La primera pregunta se puede contestar suponiendo que los otros apóstoles podían haber estado en una misión de supervisar otras iglesias de Judea, Galilea o Samaria, como Pedro lo estuvo haciendo en Act 9:32-43 cuando visitó a los hermanos en Lida.

La segunda pregunta demanda determinar si Jacobo era un apóstol. Antes de contestar esta pregunta necesitamos saber quién era Jacobo. El Jacobo aquí era el hermano de Jesús. Jacobo fue identificado como uno de los cuatro hermanos de Jesús (Mar 6:3 y comp. con Mat 13:55). También Pablo menciona los hermanos de Jesús con los apóstoles (1Co 9:5). Algunos comentaristas interpretan el v. 19 como que Pablo, aparte de Pedro, no vio a ninguno de los apóstoles excepto a Jacobo el hermano de Jesús (pero Jacobo no era apóstol). Si esta interpetación es correcta entonces hay un problema con la narración de Act 9:27 que dice que Bernabé... le llevó a los apóstoles. Notemos que la palabra apóstoles está en el plural y si Jacobo no era apóstol Pablo sólo vio a Pedro. Es mejor interpretar este versículo afirmando que Jacobo era un apóstol en el sentido general de la palabra y no como los doce apóstoles. El apóstol Pablo usa en otras epístolas el sentido general de la palabra (1Co 15:5-7; 1Th 2:6). Cuando Pablo menciona a los apóstoles probablemente incluye a Silvano y Timoteo que fueron mencionados en 1 Tesalonicenses. Dado que había apóstoles fuera del círculo de los doce, se proveía la oportunidad para los falsos apóstoles de ponerse el título de apóstoles (2Co 11:13; Apoc. 2:2). En su primer viaje a Jerusalén Pablo vio a Pedro y a Jacobo quienes eran considerados como apóstoles en el sentido general de la palabra. Estos dos siervos forman la palabra plural apóstoles mencionada en Act 9:27.

En su defensa, el Apóstol les asegura por medio de un juramento que él está diciendo la verdad (v. 20). Recordemos que Pablo se está defendiendo de acusaciones falsas que fueron inventadas por los judaizantes. Específicamente, él está defendiendo su evangelio que no fue transmitido por medios humanos, sino que fue dado directamente por el Señor. Según Act 9:20-22, el apóstol Pablo estaba predicando el evangelio que le fue encomendado por el Señor después de su bautismo en agua. Cuando visitó a Pedro y Jacobo, Pablo ya había estado predicando el evangelio por un largo tiempo.

Pablo continúa su narración en el v. 21 y les explica qué pasó después de su visita a Jerusalén (aquí se menciona por segunda vez la palabra griega epéita G1899 que se traduce después y tiene que ver con una progresión cronológica). El Apóstol fue primeramente a Cilicia, que es la región donde está Tarso. (No fue la intención de Pablo el escribir sus visitas a las regiones de Siria y Cilicia en manera cronológica, sino en orden de importancia, siendo Siria de más importancia). Según Act 9:29-30, la partida de Pablo de Jerusalén fue motivada por un grupo que estaba contra Pablo y procuraba matarle. Los hermanos en Jerusalén lo sacaron de la ciudad por el puerto de Cesarea rumbo a Tarso (región de Cilicia), donde predicó un tiempo hasta que Bernabé lo invitó a venir a Siria según Act 11:19-20 (Antioquía está en la región de Siria). El Apóstol se quedó como maestro en Antioquía y fue allí donde por primera vez los discípulos de Cristo se llamaron cristianos (Act 11:20-26). Después de enseñar un tiempo, el Espíritu Santo lo separó con Bernabé para emprender su primer viaje misionero (Act 13:1-3). Lo que el Apóstol insinúa al mencionar dos regiones lejanas de Jerusalén es su independencia de los apóstoles y de Jerusalén; su ministerio estuvo totalmente separado de las regiones donde prevalecía el ministerio apostólico de Jerusalén.

La ausencia de Pablo de las regiones de Palestina fue tan prolongada que las iglesias de Judea no conocían a aquel hombre transformado (v. 22). Las iglesias en Judea fueron formadas por la fuga de algunos cristianos en Jerusalén hacia Judea por la persecución que se llevó a cabo después de la muerte de Esteban (Act 8:1-2). Ellos no habían visto a Pablo después de su conversión pero sí oían que la misma persona que estuvo involucrada en la persecución de Hechos 8 ahora predicaba el nombre de Jesús que antes asolaba (v. 23). Las iglesias de Judea glorificaban el nombre de Dios al oír esta noticia. Era un testimonio que exaltaba el poder de Dios (v. 24). El punto que el Apóstol quería dejar claro es que después de su gran conversión, él no había dado su testimonio alrededor de Jerusalén, excepto las visitas a esa ciudad que mencionó. El era totalmente independiente de los apóstoles y de Jerusalén y totalmente dependiente de Cristo.




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Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Copyright © 1960 by American Bible Society

Comentario Bíblico Mundo Hispano

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