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Números 5 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Números 5

Todo inmundo es echado fuera del campamento

1 Jehová habló a Moisés, diciendo:

2 Manda a los hijos de Israel que echen del campamento a todo leproso, y a todos los que padecen flujo de semen, y a todo contaminado con muerto.

3 Así a hombres como a mujeres echaréis; fuera del campamento los echaréis, para que no contaminen el campamento de aquellos entre los cuales yo habito.

4 Y lo hicieron así los hijos de Israel, y los echaron fuera del campamento; como Jehová dijo a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel.

Ley sobre la restitución

5 Además habló Jehová a Moisés, diciendo:

6 Di a los hijos de Israel: El hombre o la mujer que cometiere alguno de todos los pecados con que los hombres prevarican contra Jehová y delinquen,

7 aquella persona confesará el pecado que cometió, y compensará enteramente el daño, y añadirá sobre ello la quinta parte, y lo dará a aquel contra quien pecó.

8 Y si aquel hombre no tuviere pariente al cual sea resarcido el daño, se dará la indemnización del agravio a Jehová entregándola al sacerdote, además del carnero de las expiaciones, con el cual hará expiación por él.

9 Toda ofrenda de todas las cosas santas que los hijos de Israel presentaren al sacerdote, suya será.

10 Y lo santificado de cualquiera será suyo; asimismo lo que cualquiera diere al sacerdote, suyo será.

Ley sobre los celos

11 También Jehová habló a Moisés, diciendo:

12 Habla a los hijos de Israel y diles: Si la mujer de alguno se descarriare, y le fuere infiel,

13 y alguno cohabitare con ella, y su marido no lo hubiese visto por haberse ella amancillado ocultamente, ni hubiere testigo contra ella, ni ella hubiere sido sorprendida en el acto;

14 si viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, habiéndose ella amancillado; o viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, no habiéndose ella amancillado;

15 entonces el marido traerá su mujer al sacerdote, y con ella traerá su ofrenda, la décima parte de un efa de harina de cebada; no echará sobre ella aceite, ni pondrá sobre ella incienso, porque es ofrenda de celos, ofrenda recordativa, que trae a la memoria el pecado.

16 Y el sacerdote hará que ella se acerque y se ponga delante de Jehová.

17 Luego tomará el sacerdote del agua santa en un vaso de barro; tomará también el sacerdote del polvo que hubiere en el suelo del tabernáculo, y lo echará en el agua.

18 Y hará el sacerdote estar en pie a la mujer delante de Jehová, y descubrirá la cabeza de la mujer, y pondrá sobre sus manos la ofrenda recordativa, que es la ofrenda de celos; y el sacerdote tendrá en la mano las aguas amargas que acarrean maldición.

19 Y el sacerdote la conjurará y le dirá: Si ninguno ha dormido contigo, y si no te has apartado de tu marido a inmundicia, libre seas de estas aguas amargas que traen maldición;

20 mas si te has descarriado de tu marido y te has amancillado, y ha cohabitado contigo alguno fuera de tu marido

21 (el sacerdote conjurará a la mujer con juramento de maldición, y dirá a la mujer): Jehová te haga maldición y execración en medio de tu pueblo, haciendo Jehová que tu muslo caiga y que tu vientre se hinche;

22 y estas aguas que dan maldición entren en tus entrañas, y hagan hinchar tu vientre y caer tu muslo. Y la mujer dirá: Amén, amén.

23 El sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro, y las borrará con las aguas amargas;

24 y dará a beber a la mujer las aguas amargas que traen maldición; y las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar.

25 Después el sacerdote tomará de la mano de la mujer la ofrenda de los celos, y la mecerá delante de Jehová, y la ofrecerá delante del altar.

26 Y tomará el sacerdote un puñado de la ofrenda en memoria de ella, y lo quemará sobre el altar, y después dará a beber las aguas a la mujer.

27 Le dará, pues, a beber las aguas; y si fuere inmunda y hubiere sido infiel a su marido, las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar, y su vientre se hinchará y caerá su muslo; y la mujer será maldición en medio de su pueblo.

28 Mas si la mujer no fuere inmunda, sino que estuviere limpia, ella será libre, y será fecunda.

29 Esta es la ley de los celos, cuando la mujer cometiere infidelidad contra su marido, y se amancillare;

30 o del marido sobre el cual pasare espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer; la presentará entonces delante de Jehová, y el sacerdote ejecutará en ella toda esta ley.

31 El hombre será libre de iniquidad, y la mujer llevará su pecado.

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Números 5

Números 5 - Introducción

* La eliminación de los impuros del campamento, la restitución por transgresiones (1-10) La prueba de la celosía (11-31)

Números 5:1-10

1-10 El campamento debía ser purificado. La pureza de la iglesia debe ser mantenida tan cuidadosamente como su paz y orden. Todo israelita contaminado debía ser separado. La sabiduría que viene de lo alto es primero pura, luego pacífica. Cuanto mayor sea la profesión de religión que una casa o familia haga, más obligados están a alejar la iniquidad de ellos. Si un hombre engaña o defrauda a su hermano en cualquier asunto, es una ofensa contra el Señor, quien nos exige y ordena estrictamente hacer justicia. ¿Qué debe hacer un hombre cuando su conciencia despertada lo acusa de culpa de este tipo, aunque haya sucedido hace mucho tiempo? Debe confesar su pecado, confesarlo ante Dios, confesarlo ante su prójimo y avergonzarse a sí mismo; aunque le cueste reconocerse en una mentira, debe hacerlo. Se debe hacer satisfacción por la ofensa hecha a Dios, así como por la pérdida sufrida por el prójimo; en ese caso, la restitución no es suficiente sin fe y arrepentimiento. Mientras lo que se ha obtenido de manera incorrecta se conserve conscientemente, la culpa permanece en la conciencia y no se elimina con sacrificio u ofrenda, oraciones o lágrimas; porque es el mismo acto de pecado persistido. Esta es la doctrina de la razón correcta y de la palabra de Dios. Detecta a los hipócritas y dirige la conciencia tierna hacia una conducta apropiada que, brotando de la fe en Cristo, abrirá el camino para la paz interior.

Números 5:11-31

11-31 Esta ley hacía que las mujeres de Israel estuvieran alerta para evitar dar motivo de sospecha. Por otro lado, impediría el trato cruel que tales sospechas podrían ocasionar. También evitaría que los culpables escaparan y que los inocentes cayeran bajo sospecha justa. Cuando no se podía presentar ninguna prueba, se llamaba a la esposa a hacer esta solemne apelación a un Dios que escudriña los corazones. Ninguna mujer, si fuera culpable, podría decir "Amén" a la adjuración y beber el agua después de ella, a menos que descreyera en la verdad de Dios o desafiara su justicia. El agua se llama agua amarga porque causaba la maldición. Así es como el pecado se llama una cosa mala y amarga. Que todos los que se involucran en placeres prohibidos sepan que serán amargura al final. De todo esto aprendemos: 1. Los pecados secretos son conocidos por Dios y a veces son extrañamente revelados en esta vida; y que hay un día que viene en el que Dios, por medio de Cristo, juzgará los secretos de los hombres según el evangelio,  Romanos 2:16. Romanos 2:2. 2. En particular, Dios seguramente juzgará a los fornicarios y adúlteros. Aunque no tengamos ahora las aguas de la sospecha, tenemos la Palabra de Dios, que debería ser igual de aterradora. Las pasiones sensuales terminarán en amargura. 3. Dios manifestará la inocencia de los inocentes. La misma providencia es buena para algunos y dañina para otros. Y cumplirá los propósitos que Dios tiene en mente.


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Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Copyright © 1960 by American Bible Society

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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