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Marcos 7 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Marcos 7

Lo que contamina al hombre
(Mt. 15.1-20)

1 Se juntaron a Jesús los fariseos, y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalén;

2 los cuales, viendo a algunos de los discípulos de Jesús comer pan con manos inmundas, esto es, no lavadas, los condenaban.

3 Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen.

4 Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomaron para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos.

5 Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas?

6 Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí.

7 Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.

8 Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes.

9 Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.

10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.

11 Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte,

12 y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre,

13 invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas.

14 Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended:

15 Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre.

16 Si alguno tiene oídos para oír, oiga.

17 Cuando se alejó de la multitud y entró en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola.

18 Él les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar,

19 porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos.

20 Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre.

21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,

22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.

23 Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.

La fe de la mujer sirofenicia
(Mt. 15.21-28)

24 Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse.

25 Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies.

26 La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio.

27 Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.

28 Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos.

29 Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija.

30 Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama.

Jesús sana a un sordomudo

31 Volviendo a salir de la región de Tiro, vino por Sidón al mar de Galilea, pasando por la región de Decápolis.

32 Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima.

33 Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua;

34 y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto.

35 Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien.

36 Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban.

37 Y en gran manera se maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar.

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Marcos 7

Marco 7 - Introducción

Las tradiciones de los ancianos. (1-13) Lo que contamina al hombre. (14-23) La hija de la mujer de Canaán curada. (24-30) Cristo devuelve el oído y el habla a un hombre. (31-37)

Marco 7:1-13

1-13 Uno de los grandes designios de la venida de Cristo fue dejar de lado la ley ceremonial; y para dar paso a esto, rechaza las ceremonias que los hombres añadieron a la ley hecha por Dios. Esas manos limpias y ese corazón puro que Cristo otorga a sus discípulos, y que exige de ellos, son muy diferentes de las formas externas y supersticiosas de los fariseos de todos los tiempos. Jesús los reprende por rechazar el mandamiento de Dios. Está claro que es deber de los hijos, si sus padres son pobres, aliviarlos en la medida de sus posibilidades; y si merecen morir los hijos que maldicen a sus padres, mucho más los que los matan de hambre. Pero si un hombre se ajustaba a las tradiciones de los fariseos, éstos encontraban un recurso para librarlo de la exigencia de este deber.

Marco 7:14-23

14-23 Nuestros malos pensamientos y afectos, palabras y acciones, nos contaminan, y sólo éstos. Como una fuente corrupta envía arroyos corruptos, así un corazón corrupto envía razonamientos corruptos, apetitos y pasiones corruptos, y todas las palabras y acciones perversas que provienen de ellos. Una comprensión espiritual de la ley de Dios, y un sentido de la maldad del pecado, harán que un hombre busque la gracia del Espíritu Santo, para contener los malos pensamientos y afectos que actúan en su interior.

Marco 7:24-30

24-30 Cristo nunca quitó nada del que cayó a sus pies, lo cual puede hacer un pobre alma temblorosa. Como ella era una buena mujer, también una buena madre. Esto la envió a Cristo. Su dicho: Dejen que los niños se llenen primero, muestra que hubo misericordia para los gentiles, y no muy lejos. Ella habló, no como a la luz de la misericordia, sino magnificando la abundancia de curas milagrosas entre los judíos, en comparación con lo que era una cura única, sino una migaja. Por lo tanto, mientras el bendito Salvador deja a los fariseos orgullosos, él manifiesta su compasión a los pobres y humildes pecadores, quienes lo buscan para el pan de los niños. Todavía va a buscar y salvar a los perdidos.

Marco 7:31-37

31-37 He aquí la cura de uno que era sordo y mudo. Los que llevaron a este pobre hombre a Cristo, le rogaron que observara el caso, y que pusiera su poder. Nuestro Señor usó más acciones externas en la realización de esta cura que las habituales. Eran sólo signos del poder de Cristo para curar al hombre, para animar su fe y la de los que lo trajeron. Aunque encontramos gran variedad en los casos y en la forma de alivio de los que acudieron a Cristo, todos obtuvieron el alivio que buscaban. Así es todavía en las grandes preocupaciones de nuestras almas.


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Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Copyright © 1960 by American Bible Society

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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