Levítico 25 - Comentario Bíblico de Matthew HenryLevítico 25El año de reposo de la tierra y el año del jubileo1 Jehová habló a Moisés en el monte de Sinaí, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, la tierra guardará reposo para Jehová. 3 Seis años sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos. 4 Pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña. 5 Lo que de suyo naciere en tu tierra segada, no lo segarás, y las uvas de tu viñedo no vendimiarás; año de reposo será para la tierra. 6 Mas el descanso de la tierra te dará para comer a ti, a tu siervo, a tu sierva, a tu criado, y a tu extranjero que morare contigo; 7 y a tu animal, y a la bestia que hubiere en tu tierra, será todo el fruto de ella para comer. 8 Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años. 9 Entonces harás tocar fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra. 10 Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia. 11 El año cincuenta os será jubileo; no sembraréis, ni segaréis lo que naciere de suyo en la tierra, ni vendimiaréis sus viñedos, 12 porque es jubileo; santo será a vosotros; el producto de la tierra comeréis. 13 En este año de jubileo volveréis cada uno a vuestra posesión. 14 Y cuando vendiereis algo a vuestro prójimo, o comprareis de mano de vuestro prójimo, no engañe ninguno a su hermano. 15 Conforme al número de los años después del jubileo comprarás de tu prójimo; conforme al número de los años de los frutos te venderá él a ti. 16 Cuanto mayor fuere el número de los años, aumentarás el precio, y cuanto menor fuere el número, disminuirás el precio; porque según el número de las cosechas te venderá él. 17 Y no engañe ninguno a su prójimo, sino temed a vuestro Dios; porque yo soy Jehová vuestro Dios. 18 Ejecutad, pues, mis estatutos y guardad mis ordenanzas, y ponedlos por obra, y habitaréis en la tierra seguros; 19 y la tierra dará su fruto, y comeréis hasta saciaros, y habitaréis en ella con seguridad. 20 Y si dijereis: ¿Qué comeremos el séptimo año? He aquí no hemos de sembrar, ni hemos de recoger nuestros frutos; 21 entonces yo os enviaré mi bendición el sexto año, y ella hará que haya fruto por tres años. 22 Y sembraréis el año octavo, y comeréis del fruto añejo; hasta el año noveno, hasta que venga su fruto, comeréis del añejo. 23 La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra mía es; pues vosotros forasteros y extranjeros sois para conmigo. 24 Por tanto, en toda la tierra de vuestra posesión otorgaréis rescate a la tierra. 25 Cuando tu hermano empobreciere, y vendiere algo de su posesión, entonces su pariente más próximo vendrá y rescatará lo que su hermano hubiere vendido. 26 Y cuando el hombre no tuviere rescatador, y consiguiere lo suficiente para el rescate, 27 entonces contará los años desde que vendió, y pagará lo que quedare al varón a quien vendió, y volverá a su posesión. 28 Mas si no consiguiere lo suficiente para que se la devuelvan, lo que vendió estará en poder del que lo compró hasta el año del jubileo; y al jubileo saldrá, y él volverá a su posesión. 29 El varón que vendiere casa de habitación en ciudad amurallada, tendrá facultad de redimirla hasta el término de un año desde la venta; un año será el término de poderse redimir. 30 Y si no fuere rescatada dentro de un año entero, la casa que estuviere en la ciudad amurallada quedará para siempre en poder de aquel que la compró, y para sus descendientes; no saldrá en el jubileo. 31 Mas las casas de las aldeas que no tienen muro alrededor serán estimadas como los terrenos del campo; podrán ser rescatadas, y saldrán en el jubileo. 32 Pero en cuanto a las ciudades de los levitas, estos podrán rescatar en cualquier tiempo las casas en las ciudades de su posesión. 33 Y el que comprare de los levitas saldrá de la casa vendida, o de la ciudad de su posesión, en el jubileo, por cuanto las casas de las ciudades de los levitas son la posesión de ellos entre los hijos de Israel. 34 Mas la tierra del ejido de sus ciudades no se venderá, porque es perpetua posesión de ellos. 35 Y cuando tu hermano empobreciere y se acogiere a ti, tú lo ampararás; como forastero y extranjero vivirá contigo. 36 No tomarás de él usura ni ganancia, sino tendrás temor de tu Dios, y tu hermano vivirá contigo. 37 No le darás tu dinero a usura, ni tus víveres a ganancia. 38 Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para daros la tierra de Canaán, para ser vuestro Dios. 39 Y cuando tu hermano empobreciere, estando contigo, y se vendiere a ti, no le harás servir como esclavo. 40 Como criado, como extranjero estará contigo; hasta el año del jubileo te servirá. 41 Entonces saldrá libre de tu casa; él y sus hijos consigo, y volverá a su familia, y a la posesión de sus padres se restituirá. 42 Porque son mis siervos, los cuales saqué yo de la tierra de Egipto; no serán vendidos a manera de esclavos. 43 No te enseñorearás de él con dureza, sino tendrás temor de tu Dios. 44 Así tu esclavo como tu esclava que tuvieres, serán de las gentes que están en vuestro alrededor; de ellos podréis comprar esclavos y esclavas. 45 También podréis comprar de los hijos de los forasteros que viven entre vosotros, y de las familias de ellos nacidos en vuestra tierra, que están con vosotros, los cuales podréis tener por posesión. 46 Y los podréis dejar en herencia para vuestros hijos después de vosotros, como posesión hereditaria; para siempre os serviréis de ellos; pero en vuestros hermanos los hijos de Israel no os enseñorearéis cada uno sobre su hermano con dureza. 47 Si el forastero o el extranjero que está contigo se enriqueciere, y tu hermano que está junto a él empobreciere, y se vendiere al forastero o extranjero que está contigo, o a alguno de la familia del extranjero; 48 después que se hubiere vendido, podrá ser rescatado; uno de sus hermanos lo rescatará. 49 O su tío o el hijo de su tío lo rescatará, o un pariente cercano de su familia lo rescatará; o si sus medios alcanzaren, él mismo se rescatará. 50 Hará la cuenta con el que lo compró, desde el año que se vendió a él hasta el año del jubileo; y ha de apreciarse el precio de su venta conforme al número de los años, y se contará el tiempo que estuvo con él conforme al tiempo de un criado asalariado. 51 Si aún fueren muchos años, conforme a ellos devolverá para su rescate, del dinero por el cual se vendió. 52 Y si quedare poco tiempo hasta el año del jubileo, entonces hará un cálculo con él, y devolverá su rescate conforme a sus años. 53 Como con el tomado a salario anualmente hará con él; no se enseñoreará en él con rigor delante de tus ojos. 54 Y si no se rescatare en esos años, en el año del jubileo saldrá, él y sus hijos con él. 55 Porque mis siervos son los hijos de Israel; son siervos míos, a los cuales saqué de la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios. Levítico 25Levítico 25 - Introducción* El sábado de descanso para la tierra en el séptimo año. (1-7) El jubileo del quincuagésimo año, prohibición de la opresión. (8-22) Redención de la tierra y las casas. (23-34) Compasión hacia los pobres. (35-38) Leyes respecto a los siervos, prohibición de la opresión. (39-55) Levítico 25:1-71-7 En el séptimo año, todo trabajo debía cesar, al igual que el trabajo diario en el séptimo día. Estos estatutos nos advierten que debemos tener cuidado con la codicia, porque la vida de un hombre no consiste en la abundancia de sus posesiones. Debemos ejercer una dependencia voluntaria en la providencia de Dios para nuestro sustento; considerarnos arrendatarios o mayordomos del Señor y usar nuestras posesiones en consecuencia. Este año de descanso prefiguraba el descanso espiritual al que todos los creyentes entran por medio de Cristo. A través de Él, nos liberamos de la carga de las preocupaciones y el trabajo mundano, ambos siendo santificados y endulzados para nosotros; y somos capacitados y alentados a vivir por la fe. Levítico 25:8-228-22 La palabra "jubileo" significa un sonido peculiarmente animado de las trompetas de plata. Este sonido debía hacerse en la tarde del gran día de la expiación; porque la proclamación de la libertad y la salvación del evangelio resulta del sacrificio del Redentor. Se estableció que las tierras no se venderían lejos de sus familias. Solo podían ser dispuestas, por así decirlo, mediante arrendamientos hasta el año del jubileo, y luego se devolvían al propietario o a su heredero. Esto contribuía a mantener a sus tribus y familias distintas hasta la venida del Mesías. La libertad con la que nació cada hombre, si se vendía o se perdía, debía regresar en el año del jubileo. Esto era típico de la redención por Cristo de la esclavitud del pecado y de Satanás, y de ser devuelto a la libertad de los hijos de Dios. Todos los acuerdos debían hacerse siguiendo esta regla: "No os oprimiréis mutuamente", no aprovecharse de la ignorancia o la necesidad del otro, "sino que temerás a tu Dios". El temor de Dios que reina en el corazón nos frenaría de hacerle mal a nuestro prójimo en palabra o acción. Se les aseguró que serían grandes beneficiarios al observar estos años de descanso. Si somos cuidadosos en hacer nuestro deber, podemos confiar en Dios con nuestra comodidad. Esto fue un milagro como estímulo para todos los que no sembraron ni cosecharon. Esto fue un milagro como estímulo para todo el pueblo de Dios, en todas las épocas, a confiar en él en el camino del deber. No se pierde nada por la fe y la negación de uno mismo en la obediencia. Algunos preguntaban: ¿Qué comeremos el séptimo año? Así muchos cristianos anticipan males, cuestionando qué harán y temiendo proceder en el camino del deber. Pero no tenemos derecho a anticipar males de manera que nos angustiemos por ellos. A las mentes carnales podemos parecerles absurdos, pero el camino del deber es siempre el camino de la seguridad. Levítico 25:23-3423-34 Si la tierra no era redimida antes del año del jubileo, entonces regresaba al que la vendió o hipotecó. Esto era una figura de la libre gracia de Dios en Cristo; por medio de la cual, y no por ningún precio o mérito propio, somos restaurados al favor de Dios. Las casas en ciudades amuralladas eran más fruto de su propia industria que la tierra en el campo, que era un don directo de la generosidad de Dios; por lo tanto, si un hombre vendía una casa en una ciudad, solo podía redimirla dentro de un año después de la venta. Esto alentaba a los extranjeros y prosélitos a venir y establecerse entre ellos. Levítico 25:35-3835-38 La pobreza y el deterioro son grandes agravios y muy comunes; a los pobres siempre los tendréis con vosotros. Debes socorrerlo; mediante la simpatía, compadeciendo a los pobres; mediante el servicio, haciendo por ellos; y mediante el suministro, dando según su necesidad y tu capacidad. A los deudores pobres no se les debe oprimir. Observa los argumentos aquí utilizados contra la extorsión: "Teme a tu Dios". Socorre a los pobres, "para que vivan contigo", ya que pueden ser útiles para ti. Los ricos no pueden prescindir de los pobres tanto como los pobres no pueden prescindir de los ricos. A aquellos que han recibido misericordia les corresponde mostrar misericordia. Levítico 25:39-5539-55 Un israelita nativo, si era vendido por deudas o por un crimen, debía servir solo seis años y salir libre en el séptimo. Si se vendía a sí mismo debido a la pobreza, tanto su trabajo como su trato debían ser adecuados para un hijo de Abraham. Se requiere que los amos den a sus siervos lo que es justo y equitativo, según Colosenses 4:1. En el año del jubileo, el siervo debía salir libre, él y sus hijos, y regresar a su propia familia. Esto prefiguraba la redención del servicio al pecado y a Satanás, por la gracia de Dios en Cristo, cuya verdad nos hace libres, según Juan 8:32. No podemos rescatar a nuestros semejantes pecadores, pero podemos señalarles a Cristo; mientras que, por su gracia, nuestras vidas pueden embellecer su evangelio, expresar nuestro amor, mostrar nuestra gratitud y glorificar su santo nombre. |
Copyright © 1960 by American Bible Society
Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit