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Isaías 10 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Isaías 10

1 ¡Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía,

2 para apartar del juicio a los pobres, y para quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo; para despojar a las viudas, y robar a los huérfanos!

3 ¿Y qué haréis en el día del castigo? ¿A quién os acogeréis para que os ayude, cuando venga de lejos el asolamiento? ¿En dónde dejaréis vuestra gloria?

4 Sin mí se inclinarán entre los presos, y entre los muertos caerán. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.

Asiria, instrumento de Dios

5 Oh Asiria, vara y báculo de mi furor, en su mano he puesto mi ira.

6 Le mandaré contra una nación pérfida, y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para que quite despojos, y arrebate presa, y lo ponga para ser hollado como lodo de las calles.

7 Aunque él no lo pensará así, ni su corazón lo imaginará de esta manera, sino que su pensamiento será desarraigar y cortar naciones no pocas.

8 Porque él dice: Mis príncipes, ¿no son todos reyes?

9 ¿No es Calno como Carquemis, Hamat como Arfad, y Samaria como Damasco?

10 Como halló mi mano los reinos de los ídolos, siendo sus imágenes más que las de Jerusalén y de Samaria;

11 como hice a Samaria y a sus ídolos, ¿no haré también así a Jerusalén y a sus ídolos?

12 Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado toda su obra en el monte de Sion y en Jerusalén, castigará el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria, y la gloria de la altivez de sus ojos.

13 Porque dijo: Con el poder de mi mano lo he hecho, y con mi sabiduría, porque he sido prudente; quité los territorios de los pueblos, y saqueé sus tesoros, y derribé como valientes a los que estaban sentados;

14 y halló mi mano como nido las riquezas de los pueblos; y como se recogen los huevos abandonados, así me apoderé yo de toda la tierra; y no hubo quien moviese ala, ni abriese boca y graznase.

15 ¿Se gloriará el hacha contra el que con ella corta? ¿Se ensoberbecerá la sierra contra el que la mueve? ¡Como si el báculo levantase al que lo levanta; como si levantase la vara al que no es leño!

16 Por esto el Señor, Jehová de los ejércitos, enviará debilidad sobre sus robustos, y debajo de su gloria encenderá una hoguera como ardor de fuego.

17 Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama, que abrase y consuma en un día sus cardos y sus espinos.

18 La gloria de su bosque y de su campo fértil consumirá totalmente, alma y cuerpo, y vendrá a ser como abanderado en derrota.

19 Y los árboles que queden en su bosque serán en número que un niño los pueda contar.

20 Acontecerá en aquel tiempo, que los que hayan quedado de Israel y los que hayan quedado de la casa de Jacob, nunca más se apoyarán en el que los hirió, sino que se apoyarán con verdad en Jehová, el Santo de Israel.

21 El remanente volverá, el remanente de Jacob volverá al Dios fuerte.

22 Porque si tu pueblo, oh Israel, fuere como las arenas del mar, el remanente de él volverá; la destrucción acordada rebosará justicia.

23 Pues el Señor, Jehová de los ejércitos, hará consumación ya determinada en medio de la tierra.

24 Por tanto el Señor, Jehová de los ejércitos, dice así: Pueblo mío, morador de Sion, no temas de Asiria. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, a la manera de Egipto;

25 mas de aquí a muy poco tiempo se acabará mi furor y mi enojo, para destrucción de ellos.

26 Y levantará Jehová de los ejércitos azote contra él como la matanza de Madián en la peña de Oreb, y alzará su vara sobre el mar como hizo por la vía de Egipto.

27 Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción.

28 Vino hasta Ajat, pasó hasta Migrón; en Micmas contará su ejército.

29 Pasaron el vado; se alojaron en Geba; Ramá tembló; Gabaa de Saúl huyó.

30 Grita en alta voz, hija de Galim; haz que se oiga hacia Lais, pobrecilla Anatot.

31 Madmena se alborotó; los moradores de Gebim huyen.

32 Aún vendrá día cuando reposará en Nob; alzará su mano al monte de la hija de Sion, al collado de Jerusalén.

33 He aquí el Señor, Jehová de los ejércitos, desgajará el ramaje con violencia, y los árboles de gran altura serán cortados, y los altos serán humillados.

34 Y cortará con hierro la espesura del bosque, y el Líbano caerá con estruendo.

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Isaías 10

Isaías 10 - Introducción

* Ay de los orgullosos opresores. (1-4) El asirio, pero un instrumento en la mano de Dios para el castigo de su pueblo. (5-19) la liberación de él. (20-34)

Isaías 10:1-4

1-4 Estos versículos se unirán con el capítulo anterior. ¡Ay de los poderes superiores que diseñan y decretan decretos injustos! ¡Y ay de los oficiales inferiores que los redactan y los registran! ¿Pero qué harán los pecadores? ¿A dónde huirán?

Isaías 10:5-19

5-19 Mira qué cambio hizo el pecado. El rey de Asiria, en su orgullo, pensó actuar por su propia voluntad. Los tiranos del mundo son herramientas de la Providencia. Dios se propone corregir a su pueblo por su hipocresía y acercarlo a él; ¿Pero es ese el diseño de Senaquerib? No; él diseña para satisfacer su propia codicia y ambición. El asirio se jacta de las grandes cosas que ha hecho a otras naciones, por su propia política y poder. No sabe que es Dios quien lo hace lo que es, y pone el bastón en su mano. Había hecho todo esto con facilidad; ninguno movió el ala ni lloró como lo hacen las aves cuando sus nidos son estriados. Debido a que conquistó Samaria, cree que Jerusalén caerá, por supuesto. Era lamentable que Jerusalén hubiera creado imágenes grabadas, y no podemos sorprendernos de que ella fuera sobresalida en ellas por los paganos. ¿Pero no es igualmente tonto para los cristianos emular a la gente del mundo en vanidades, en lugar de atenerse a las cosas que son su honor especial? Una herramienta para jactarse o luchar contra el que la formó no estaría más lejos que Senaquerib para jactarse de Jehová. Cuando Dios trae problemas a su pueblo, es para recordarles el pecado, humillarlos y despertarlos a un sentido de su deber; Este debe ser el fruto, incluso la eliminación del pecado. Cuando estos puntos se obtienen por la aflicción, se eliminarán con misericordia. Este atentado contra Sión y Jerusalén no debería llegar a nada. Dios será como un fuego para consumir a los trabajadores de la iniquidad, tanto del alma como del cuerpo. La desolación debe ser como cuando un abanderado se desvanece, y los que lo siguen se confunden. ¿Quién puede pararse delante de este gran y santo Señor Dios?

Isaías 10:20-34

20-34 Por nuestras aflicciones podemos aprender a no hacer de las criaturas nuestra confianza. Aquellos que solo con comodidad pueden permanecer en Dios, quienes regresan a él en verdad, no solo en pretensión y profesión. Dios justamente traerá este desperdicio a un pueblo provocador, pero gentilmente lo pondrá límites. Es contra la mente y la voluntad de Dios que su pueblo, pase lo que pase, dé paso al miedo. La ira de Dios contra su pueblo no es sino por un momento; y cuando eso se aleja de nosotros, no debemos temer la furia del hombre. La vara con la que corrigió a su pueblo, no solo será puesta a un lado, sino arrojada al fuego. Para alentar al pueblo de Dios, el profeta les recuerda lo que Dios había hecho anteriormente contra los enemigos de su iglesia. El pueblo de Dios será librado de los asirios. Algunos piensan que se trata de la liberación de los judíos de su cautiverio; y aún más, a la redención de los creyentes de la tiranía del pecado y Satanás. Y esto, "por la unción"; por el bien de su pueblo Israel, los creyentes entre ellos que habían recibido la unción de la gracia divina. Y por el bien del Mesías, el Ungido de Dios. Aquí está, ver. Isaías 10:28-23, una descripción profética de la marcha de Senaquerib hacia Jerusalén, cuando amenazó con destruir esa ciudad. Entonces el Señor, en quien Ezequías confiaba, cortó a su ejército como la tala de un bosque. Apliquemos lo que está escrito aquí, a asuntos similares en otras épocas de la iglesia de Cristo. Debido a la unción de nuestro gran Redentor, el yugo de cada anticristo debe ser separado de su iglesia: y si nuestras almas participan de la unción del Espíritu Santo, se nos asegurarán liberaciones completas y eternas.


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Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Copyright © 1960 by American Bible Society

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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