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Hechos 24 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Hechos 24

Defensa de Pablo ante Félix

1 Cinco días después, descendió el sumo sacerdote Ananías con algunos de los ancianos y un cierto orador llamado Tértulo, y comparecieron ante el gobernador contra Pablo.

2 Y cuando este fue llamado, Tértulo comenzó a acusarle, diciendo: Como debido a ti gozamos de gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia,

3 oh excelentísimo Félix, lo recibimos en todo tiempo y en todo lugar con toda gratitud.

4 Pero por no molestarte más largamente, te ruego que nos oigas brevemente conforme a tu equidad.

5 Porque hemos hallado que este hombre es una plaga, y promotor de sediciones entre todos los judíos por todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos.

6 Intentó también profanar el templo; y prendiéndole, quisimos juzgarle conforme a nuestra ley.

7 Pero interviniendo el tribuno Lisias, con gran violencia le quitó de nuestras manos,

8 mandando a sus acusadores que viniesen a ti. Tú mismo, pues, al juzgarle, podrás informarte de todas estas cosas de que le acusamos.

9 Los judíos también confirmaban, diciendo ser así todo.

10 Habiéndole hecho señal el gobernador a Pablo para que hablase, este respondió: Porque sé que desde hace muchos años eres juez de esta nación, con buen ánimo haré mi defensa.

11 Como tú puedes cerciorarte, no hace más de doce días que subí a adorar a Jerusalén;

12 y no me hallaron disputando con ninguno, ni amotinando a la multitud; ni en el templo, ni en las sinagogas ni en la ciudad;

13 ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan.

14 Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas;

15 teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos.

16 Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres.

17 Pero pasados algunos años, vine a hacer limosnas a mi nación y presentar ofrendas.

18 Estaba en ello, cuando unos judíos de Asia me hallaron purificado en el templo, no con multitud ni con alboroto.

19 Ellos debieran comparecer ante ti y acusarme, si contra mí tienen algo.

20 O digan estos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando comparecí ante el concilio,

21 a no ser que estando entre ellos prorrumpí en alta voz: Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy por vosotros.

22 Entonces Félix, oídas estas cosas, estando bien informado de este Camino, les aplazó, diciendo: Cuando descendiere el tribuno Lisias, acabaré de conocer de vuestro asunto.

23 Y mandó al centurión que se custodiase a Pablo, pero que se le concediese alguna libertad, y que no impidiese a ninguno de los suyos servirle o venir a él.

24 Algunos días después, viniendo Félix con Drusila su mujer, que era judía, llamó a Pablo, y le oyó acerca de la fe en Jesucristo.

25 Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré.

26 Esperaba también con esto, que Pablo le diera dinero para que le soltase; por lo cual muchas veces lo hacía venir y hablaba con él.

27 Pero al cabo de dos años recibió Félix por sucesor a Porcio Festo; y queriendo Félix congraciarse con los judíos, dejó preso a Pablo.

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Hechos 24

Hechos 24 - Introducción

El discurso de Tertulo contra Pablo. (1-9) La defensa de Pablo ante Félix. (10-21) Felix tiembla ante el razonamiento de Pablo. (22-27)

Hechos 24:1-9

1-9 Ved aquí la desdicha de los grandes hombres, y una gran desdicha es que sus servicios sean alabados sin medida, y que nunca se les diga fielmente sus faltas; por esto son endurecidos y alentados en el mal, como Félix. Los profetas de Dios fueron acusados de ser perturbadores de la tierra, y nuestro Señor Jesucristo, de haber pervertido a la nación; los mismos cargos fueron presentados contra Pablo. Las pasiones egoístas y malvadas de los hombres los impulsan, y las gracias y el poder de la palabra, demasiado a menudo han sido utilizados para engañar y perjudicar a los hombres contra la verdad. ¡Cuán diferentes aparecerán los caracteres de Pablo y Félix en el día del juicio, de lo que son representados en el discurso de Tértulo! Que los cristianos no valoren los aplausos, ni se preocupen por las injurias de los hombres impíos, que representan a los más viles del género humano casi como dioses, y a los excelentes de la tierra como pestes y promotores de la sedición.

Hechos 24:10-21

10-21 Pablo da una descripción justa de sí mismo, que lo exculpa del delito, y también muestra la verdadera razón de la violencia contra él. No nos alejemos nunca de un buen camino por tener un mal nombre. Es muy cómodo, al adorar a Dios, considerarlo como el Dios de nuestros padres, y no establecer ninguna otra regla de fe o práctica que las Escrituras. Esto demuestra que habrá una resurrección para un juicio final. Los profetas y sus doctrinas debían ser juzgados por sus frutos. El objetivo de Pablo era tener una conciencia sin ofensas. Su cuidado y esfuerzo era abstenerse de muchas cosas, y abundar en los ejercicios de la religión en todo momento; tanto hacia Dios como hacia los hombres. Si se nos acusa de ser más fervientes en las cosas de Dios que nuestros vecinos, ¿cuál es nuestra respuesta? ¿Nos acobardamos ante la acusación? Cuántos en el mundo preferirían ser acusados de cualquier debilidad, es más, incluso de maldad, que de un ferviente sentimiento de amor al Señor Jesucristo y de devoción a su servicio. ¿Pueden los tales pensar que Él los confesará cuando venga en su gloria, y ante los ángeles de Dios? Si hay algún espectáculo agradable para el Dios de nuestra salvación, y un espectáculo en el que los ángeles se regocijan, es contemplar a un devoto seguidor del Señor, aquí en la tierra, reconociendo que es culpable, si es que es un crimen, de amar al Señor que murió por él, con todo su corazón, y alma, y mente, y fuerza. Y que no verá en silencio la palabra de Dios despreciada, ni oirá su nombre profanado; preferirá arriesgarse al ridículo y al odio del mundo, que a un ceño fruncido de ese Ser bondadoso cuyo amor es mejor que la vida.

Hechos 24:22-27

22-27 El apóstol razonó sobre la naturaleza y las obligaciones de la justicia, la templanza y el juicio venidero; mostrando así al juez opresor y a su amante despilfarradora, su necesidad de arrepentimiento, de perdón y de la gracia del evangelio. La justicia se refiere a nuestra conducta en la vida, particularmente en lo que se refiere a los demás; la templanza, al estado y gobierno de nuestras almas, en lo que se refiere a Dios. El que no se ejercita en esto, no tiene ni la forma ni el poder de la piedad, y debe ser abrumado por la ira divina en el día de la aparición de Dios. La perspectiva del juicio venidero es suficiente para hacer temblar el corazón más robusto. Félix tembló, pero eso fue todo. Muchos se asustan por la palabra de Dios, pero no son cambiados por ella. Muchos temen las consecuencias del pecado, y sin embargo continúan en el amor y la práctica del pecado. En los asuntos de nuestras almas, las demoras son peligrosas. Félix aplazó este asunto hasta un momento más conveniente, pero no encontramos que el momento más conveniente haya llegado. He aquí que ahora es el tiempo aceptable; escucha hoy la voz del Señor. Se apresuró a dejar de escuchar la verdad. ¿Había algún asunto más urgente que reformar su conducta, o más importante que la salvación de su alma? Los pecadores a menudo se levantan como un hombre despertado de su sueño por un fuerte ruido, pero pronto se hunden de nuevo en su somnolencia habitual. No nos dejemos engañar por las apariencias ocasionales de religión en nosotros mismos o en los demás. Sobre todo, no juguemos con la palabra de Dios. ¿Esperamos que a medida que avanzamos en la vida nuestros corazones se ablanden, o que la influencia del mundo disminuya? ¿No estamos en este momento en peligro de perdernos para siempre? Ahora es el día de la salvación; mañana puede ser demasiado tarde.


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Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Copyright © 1960 by American Bible Society

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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