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Hechos 22 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Hechos 22

1 Varones hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros.

2 Y al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio. Y él les dijo:

3 Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros.

4 Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres;

5 como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados.

Pablo relata su conversión
(Hch. 9.1-19; 26.12-18)

6 Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo;

7 y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

8 Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues.

9 Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo.

10 Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas.

11 Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco.

12 Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban,

13 vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré.

14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca.

15 Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído.

16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.

Pablo es enviado a los gentiles

17 Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis.

18 Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí.

19 Yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti;

20 y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban.

21 Pero me dijo: Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles.

Pablo en manos del tribuno

22 Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva.

23 Y como ellos gritaban y arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire,

24 mandó el tribuno que le metiesen en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él.

25 Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado?

26 Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano.

27 Vino el tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú ciudadano romano? Él dijo: Sí.

28 Respondió el tribuno: Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento.

29 Así que, luego se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el tribuno, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberle atado.

Pablo ante el concilio

30 Al día siguiente, queriendo saber de cierto la causa por la cual le acusaban los judíos, le soltó de las cadenas, y mandó venir a los principales sacerdotes y a todo el concilio, y sacando a Pablo, le presentó ante ellos.

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Hechos 22

Hechos 22 - Introducción

Relato de la conversión de Pablo. (1-11) Pablo se dirige a predicar a los gentiles. (12-21) La ira de los judíos Pablo alega que es ciudadano romano. (22-30)

Hechos 22:1-11

1-11 El apóstol se dirigió a la multitud enfurecida, con el estilo habitual de respeto y buena voluntad. Pablo relata la historia de sus primeros años de vida de manera muy particular; señala que su conversión fue totalmente obra de Dios. Los pecadores condenados son golpeados por el poder de las tinieblas, y es una ceguera duradera, como la de los judíos incrédulos. Los pecadores convencidos son sorprendidos como lo fue Pablo, no por las tinieblas, sino por la luz. Por un tiempo se ven perdidos en su interior, pero es para que sean iluminados. Una simple relación de los tratos del Señor con nosotros, al llevarnos, desde la oposición, a profesar y promover su evangelio, cuando se presenta con un espíritu y una manera correctos, a veces causará más impresión que los discursos trabajados, aunque no llegue a ser una prueba completa de la verdad, tal como se mostró en el cambio operado en el apóstol.

Hechos 22:12-21

12-21 El apóstol continúa relatando cómo fue confirmado en el cambio que había hecho. Habiendo elegido el Señor al pecador, para que conozca su voluntad, es humillado, iluminado y llevado al conocimiento de Cristo y de su bendito evangelio. Cristo es llamado aquí ese Justo; porque es Jesucristo el justo. Aquellos que Dios ha elegido para conocer su voluntad, deben mirar a Jesús, porque por él Dios nos ha dado a conocer su buena voluntad. El gran privilegio evangélico, sellado para nosotros por el bautismo, es el perdón de los pecados. Bautizate, y lava tus pecados; es decir, recibe el consuelo del perdón de tus pecados en y por medio de Jesucristo, y apóyate en su justicia para ese fin; y recibe el poder contra el pecado, para mortificar tus corrupciones. Bautizaos, y no descanséis en la señal, sino aseguraos de lo que significa, la eliminación de la suciedad del pecado. El gran deber evangélico, al que estamos obligados por nuestro bautismo, es buscar el perdón de nuestros pecados en nombre de Cristo, y en dependencia de él y de su justicia. Dios designa a sus obreros su día y su lugar, y es conveniente que sigan su designación, aunque se oponga a su propia voluntad. La Providencia concibe mejor para nosotros que nosotros mismos; debemos remitirnos a la guía de Dios. Si Cristo envía a alguien, su Espíritu le acompañará y le hará ver el fruto de sus trabajos. Pero nada puede reconciliar el corazón del hombre con el Evangelio, sino la gracia especial de Dios.

Hechos 22:22-30

22-30 Los judíos escucharon el relato de Pablo sobre su conversión, pero la mención de que había sido enviado a los gentiles era tan contraria a todos sus prejuicios nacionales, que no quisieron escuchar más. Su conducta frenética asombró al oficial romano, que supuso que Pablo debía haber cometido algún gran crimen. Pablo alegó su privilegio como ciudadano romano, por el cual estaba exento de todos los juicios y castigos que pudieran obligarle a confesarse culpable. La forma en que habló muestra claramente la santa seguridad y la serenidad de la que gozaba. Como Pablo era judío, de baja condición, el oficial romano le preguntó cómo había obtenido tan valiosa distinción; pero el apóstol le dijo que había nacido libre. Valoremos esa libertad con la que nacen todos los hijos de Dios; que ninguna suma de dinero, por grande que sea, puede comprar para los que permanecen sin regenerar. Esto puso de inmediato fin a su problema. De esta manera, el temor de los hombres aleja a muchos de las malas prácticas, mientras que el temor de Dios no los alejaría de ellas. El apóstol pregunta, simplemente, si es lícito. Él sabía que el Dios a quien servía lo apoyaría en todos los sufrimientos por causa de su nombre. Pero si no fuera lícito, la religión del apóstol lo dirigía, si era posible, a evitarlo. Nunca rehusó la cruz que su divino Maestro puso en su camino; y nunca se apartó de ese camino para tomar una.


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Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Copyright © 1960 by American Bible Society

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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