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Hechos 17 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Hechos 17

El alboroto en Tesalónica

1 Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos.

2 Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos,

3 declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo.

4 Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas.

5 Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo.

6 Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá;

7 a los cuales Jasón ha recibido; y todos estos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.

8 Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas.

9 Pero obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron.

Pablo y Silas en Berea

10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.

11 Y estos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.

12 Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres.

13 Cuando los judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron allá, y también alborotaron a las multitudes.

14 Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí.

15 Y los que se habían encargado de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron.

Pablo en Atenas

16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría.

17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían.

18 Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección.

19 Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas?

20 Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto.

21 (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.)

22 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos;

23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.

24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas,

25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.

26 Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación;

27 para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.

28 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.

29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.

30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;

31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.

32 Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez.

33 Y así Pablo salió de en medio de ellos.

34 Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.

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Hechos 17

Hechos 17 - Introducción

Pablo en Tesalónica. (1-9) La noble conducta de los bereanos. (10-15) Pablo en Atenas. (16-21) Predica allí. (22-31) La conducta despectiva de los atenienses. (32-34)

Hechos 17:1-9

1-9 El objetivo y el alcance de la predicación y la argumentación de Pablo era demostrar que Jesús es el Cristo. Es necesario que sufra por nosotros, porque de otro modo no podría comprar nuestra redención; y es necesario que haya resucitado, porque de otro modo no podría aplicarnos la redención. Debemos predicar acerca de Jesús que él es Cristo; por lo tanto, podemos esperar ser salvados por él, y estamos obligados a ser gobernados por él. Los judíos incrédulos se enojaron porque los apóstoles predicaron a los gentiles para que se salvaran. ¡Qué extraño es que los hombres envidien a otros los privilegios que ellos mismos no aceptan! Ni los gobernantes ni los pueblos deben preocuparse por el aumento de los verdaderos cristianos, aunque los espíritus turbulentos hagan de la religión un pretexto para sus malos designios. Cuidémonos de los tales, alejémonos de ellos, para mostrar el deseo de actuar correctamente en la sociedad, mientras reclamamos nuestro derecho a adorar a Dios según nuestra conciencia.

Hechos 17:10-15

10-15 Los judíos de Berea se aplicaban seriamente al estudio de la palabra que se les predicaba. No sólo oían a Pablo predicar en sábado, sino que diariamente escudriñaban las Escrituras, y comparaban lo que leían con los hechos que se les relataban. La doctrina de Cristo no teme la indagación; los defensores de su causa no desean más que la gente examine plena y justamente si las cosas son así o no. Son verdaderamente nobles, y es probable que lo sean cada vez más, los que hacen de las Escrituras su regla, y las consultan en consecuencia. Que todos los oyentes del Evangelio sean como los de Berea, recibiendo la palabra con prontitud de mente, y escudriñando las Escrituras diariamente, para ver si las cosas que se les predican son así.

Hechos 17:16-21

16-21 Atenas era entonces famosa por la educación, la filosofía y las bellas artes; pero nadie es más infantil y supersticioso, más impío o más crédulo que algunas personas consideradas eminentes por su educación y habilidad. Se entregaron por completo a la idolatría. El celoso defensor de la causa de Cristo estará dispuesto a defenderla en todas las compañías, según la ocasión. La mayoría de estos hombres eruditos no tomaron en cuenta a Pablo; pero algunos, cuyos principios eran los más directamente contrarios al cristianismo, le hicieron observaciones. El apóstol siempre se detuvo en dos puntos, que son ciertamente las principales doctrinas del cristianismo, Cristo y un estado futuro; Cristo nuestro camino, y el cielo nuestro fin. Consideraron que esto era muy diferente de los conocimientos que durante muchos años se habían enseñado y profesado en Atenas; deseaban saber más de ello, pero sólo porque era nuevo y extraño. Le condujeron al lugar donde se sentaban los jueces que inquirían sobre tales asuntos. Preguntaron sobre la doctrina de Pablo, no porque fuera buena, sino porque era nueva. Los grandes habladores son siempre personas ocupadas. No gastan su tiempo en otra cosa, y una cuenta muy incómoda tienen que dar de su tiempo quienes así lo gastan. El tiempo es precioso, y nos interesa emplearlo bien, porque la eternidad depende de él, pero se desperdicia mucho en conversaciones inútiles.

Hechos 17:22-31

22-31 AAquí tenemos un sermón dirigido a los paganos, que adoraban a dioses falsos y carecían del verdadero Dios en el mundo; y para ellos el alcance del discurso era diferente del que el apóstol predicaba a los judíos. En este último caso, su asunto era conducir a sus oyentes mediante profecías y milagros al conocimiento del Redentor y a la fe en él; en el primero, era conducirlos, mediante las obras comunes de la providencia, a conocer al Creador y a adorarlo. El apóstol habló de un altar que había visto, con la inscripción: "AL DIOS DESCONOCIDO". Este hecho es declarado por muchos escritores. Después de multiplicar sus ídolos al máximo, algunos en Atenas pensaron que había otro dios del que no tenían conocimiento. ¿Y no hay ahora muchos llamados cristianos, que son celosos en sus devociones, y sin embargo el gran objeto de su adoración es para ellos un Dios desconocido? Observad qué cosas tan gloriosas dice aquí Pablo de aquel Dios al que servía, y al que quería que sirvieran. El Señor había soportado durante mucho tiempo la idolatría, pero los tiempos de esta ignorancia estaban terminando ahora, y por medio de sus siervos ordenó a todos los hombres en todas partes que se arrepintieran de su idolatría. Cada una de las sectas de los sabios se sentía poderosamente afectada por el discurso del apóstol, que tendía a mostrar la vacuidad o falsedad de sus doctrinas.

Hechos 17:32-34

32-34 El apóstol fue tratado con más civismo exterior en Atenas que en otros lugares; pero ninguno despreció más su doctrina, o la trató con más indiferencia. De todos los temas, el que más atención merece es el que menos gana. Pero los que desprecian, tendrán que soportar las consecuencias, y la palabra nunca será inútil. Se encontrarán algunos que se adhieran al Señor y escuchen a sus fieles servidores. La consideración del juicio venidero, y de Cristo como nuestro Juez, debería instar a todos a arrepentirse del pecado, y volverse a Él. Cualquiera que sea la materia utilizada, todos los discursos deben conducir a Él y mostrar su autoridad; nuestra salvación y resurrección vienen de Él y por Él.


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Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Copyright © 1960 by American Bible Society

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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