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Eclesiastés 1 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Eclesiastés 1

Todo es vanidad

1 Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén.

2 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad.

3 ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?

4 Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece.

5 Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta.

6 El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo.

7 Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo.

8 Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír.

9 ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.

10 ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.

11 No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.

La experiencia del Predicador

12 Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusalén.

13 Y di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en él.

14 Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu.

15 Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse.

16 Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia.

17 Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí que aun esto era aflicción de espíritu.

18 Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.

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Eclesiastés 1

Eclesiastés 1:1-3

1-3 Se debe aprender mucho comparando una parte de la Escritura con otra. Aquí vemos a Salomón regresando de las cisternas rotas y vacías del mundo, a la Fuente de agua viva; registrando su propia locura y vergüenza, la amargura de su desilusión y las lecciones que había aprendido. Aquellos que han tomado la advertencia de dar vuelta y vivir, deberían advertir a otros que no continúen y mueran. No solo dice que todas las cosas son vanas, sino que son vanidad. VANIDAD DE VANIDADES, TODO ES VANIDAD. Este es el texto del sermón del predicador, del cual en este libro nunca pierde de vista. Si este mundo, en su estado actual, fuera todo, no valdría la pena vivirlo; y la riqueza y el placer de este mundo, si tuviéramos tanto, no son suficientes para hacernos felices. ¿Qué beneficio tiene un hombre de todo su trabajo? Todo lo que consigue no satisfará las necesidades del alma ni satisfará sus deseos; no expiará los pecados del alma, ni impedirá su pérdida: ¿qué provecho tendrá la riqueza del mundo para el alma en la muerte, en el juicio o en el estado eterno?

Eclesiastés 1:4-8

4-8 Todas las cosas cambian y nunca descansan. El hombre, después de todo su trabajo, no está más cerca de encontrar descanso que el sol, el viento o la corriente del río. Su alma no encontrará descanso, si no la tiene de Dios. Los sentidos pronto se cansan, pero aún anhelan lo que no se ha probado.

Eclesiastés 1:9-11

9-11 Los corazones de los hombres y sus corrupciones son las mismas ahora que en otros tiempos; sus deseos, actividades y quejas, siguen siendo las mismas. Esto debería llevarnos a esperar la felicidad en la criatura, y acelerarnos a buscar bendiciones eternas. ¡Cuántas cosas y personas en los días de Salomón se pensaban muy bien, sin embargo, no hay recuerdo de ellas ahora!

Eclesiastés 1:12-18

12-18 Salomón probó todas las cosas y las encontró vanidad. Encontró su búsqueda del conocimiento cansancio, no solo para la carne, sino también para la mente. Cuanto más veía las obras realizadas bajo el sol, más veía su vanidad; y la vista a menudo irritaba su espíritu. No podía obtener esa satisfacción para sí mismo, ni hacer ese bien a los demás, lo que esperaba. Incluso la búsqueda del conocimiento y la sabiduría descubrió la maldad y la miseria del hombre; de modo que cuanto más sabía, más veía motivos para lamentarse y llorar. Aprendamos a odiar y temer al pecado, la causa de toda esta vanidad y miseria; valorar a Cristo; buscar descanso en el conocimiento, el amor y el servicio del Salvador.


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Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Copyright © 1960 by American Bible Society

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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