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Deuteronomio 30 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Deuteronomio 30

Condiciones para la restauración y la bendición

1 Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios,

2 y te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma,

3 entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios.

4 Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará;

5 y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres.

6 Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.

7 Y pondrá Jehová tu Dios todas estas maldiciones sobre tus enemigos, y sobre tus aborrecedores que te persiguieron.

8 Y tú volverás, y oirás la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy.

9 Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres,

10 cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

11 Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos.

12 No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos?

13 Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos?

14 Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.

15 Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal;

16 porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.

17 Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres,

18 yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella.

19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;

20 amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.

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Deuteronomio 30

Deuteronomio 30 - Introducción

* Misericordias prometidas al arrepentido. (1-10) El manifiesto del mandamiento. (11-14) Muerte y vida ante ellos. (15-20)

Deuteronomio 30:1-10

1-10 En este capítulo hay una clara indicación de la misericordia que Dios tiene reservada para Israel en los últimos días. Este pasaje se refiere a las advertencias proféticas de los dos capítulos anteriores, que se han cumplido en gran medida en la destrucción de Jerusalén por los romanos y en su dispersión hasta el día de hoy; y no puede haber duda de que la promesa profética contenida en estos versículos aún está por cumplirse. La nación judía se convertirá en algún período futuro, quizás no muy lejano, a la fe en Cristo; y muchos piensan que volverán a establecerse en la tierra de Canaán. El lenguaje utilizado aquí es en gran medida de promesas absolutas; no simplemente un compromiso condicional, sino que declara un evento que con certeza tendrá lugar. Porque el Señor mismo aquí se compromete a "circuncidar sus corazones"; y cuando la gracia regeneradora haya eliminado la naturaleza corrupta y el amor divino haya reemplazado el amor al pecado, ciertamente reflexionarán, se arrepentirán, volverán a Dios y lo obedecerán; y Él se regocijará en hacerles bien. El cambio que se llevará a cabo en ellos no será solo externo o consistirá en meras opiniones; llegará a sus almas. Les producirá un odio absoluto a todo pecado y un amor ferviente a Dios, como su Dios reconciliado en Cristo Jesús; lo amarán con todo su corazón y con toda su alma. Están muy lejos de este estado mental en la actualidad, pero así estaban los asesinos del Señor Jesús el día de Pentecostés; quienes, sin embargo, en una hora se convirtieron a Dios. Así será en el día del poder de Dios; una nación nacerá en un día; el Señor lo apresurará en su tiempo. Como promesa condicional, este pasaje pertenece a todas las personas y a todos los pueblos, no solo a Israel; nos asegura que los peores pecadores, si se arrepienten y se convierten, tendrán sus pecados perdonados y serán restaurados al favor de Dios.

Deuteronomio 30:11-14

11-14 La ley no es demasiado alta para ti. No solo es conocida desde lejos; no se limita a los hombres de aprendizaje. Está escrita en tus libros, se hace evidente, para que aquel que corre pueda leerla. Está en tu boca, en el idioma comúnmente usado por ti, en el que puedes escucharla leer y hablar de ella entre tus hijos. Se entrega de manera que esté al alcance de la comprensión del más humilde. Esto es especialmente cierto en el evangelio de Cristo, al que el apóstol se refiere. Pero la palabra está cerca de nosotros, y Cristo en esa palabra; de modo que si creemos de corazón que las promesas del Mesías se cumplen en nuestro Señor Jesús, y las confesamos con nuestra boca, entonces tenemos a Cristo con nosotros.

Deuteronomio 30:15-20

15-20 ¿Qué podría decirse más conmovedor y más propenso a generar impresiones profundas y duraderas? Todo ser humano anhela obtener la vida y el bien, y escapar de la muerte y el mal; desea la felicidad y teme la miseria. Tan grande es la compasión del Señor, que ha favorecido a la humanidad, a través de su palabra, con un conocimiento del bien y del mal que los hará felices para siempre, a menos que sea por su propia culpa. Escuchemos la esencia de todo este asunto. Si ellos y sus descendientes aman a Dios y le sirven, vivirán y serán felices. Si ellos o sus descendientes se alejan de Dios, abandonan su servicio y adoran a otros dioses, esa será su ruina. Desde la caída del hombre, nunca ha habido más de un camino al cielo; que está marcado en ambos Testamentos, aunque no con igual claridad. Moisés se refería a la misma forma de aceptación que Pablo describió más claramente; y las palabras de Pablo significan la misma obediencia que Moisés explicó más plenamente. En ambos Testamentos, el buen y recto camino se acerca y se nos revela con claridad.


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Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Copyright © 1960 by American Bible Society

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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