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Apocalipsis 18 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Apocalipsis 18

La caída de Babilonia

1 Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria.

2 Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible.

3 Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites.

4 Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;

5 porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.

6 Dadle a ella como ella os ha dado, y pagadle doble según sus obras; en el cáliz en que ella preparó bebida, preparadle a ella el doble.

7 Cuanto ella se ha glorificado y ha vivido en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto;

8 por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga.

9 Y los reyes de la tierra que han fornicado con ella, y con ella han vivido en deleites, llorarán y harán lamentación sobre ella, cuando vean el humo de su incendio,

10 parándose lejos por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio!

11 Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más sus mercaderías;

12 mercadería de oro, de plata, de piedras preciosas, de perlas, de lino fino, de púrpura, de seda, de escarlata, de toda madera olorosa, de todo objeto de marfil, de todo objeto de madera preciosa, de cobre, de hierro y de mármol;

13 y canela, especias aromáticas, incienso, mirra, olíbano, vino, aceite, flor de harina, trigo, bestias, ovejas, caballos y carros, y esclavos, almas de hombres.

14 Los frutos codiciados por tu alma se apartaron de ti, y todas las cosas exquisitas y espléndidas te han faltado, y nunca más las hallarás.

15 Los mercaderes de estas cosas, que se han enriquecido a costa de ella, se pararán lejos por el temor de su tormento, llorando y lamentando,

16 y diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad, que estaba vestida de lino fino, de púrpura y de escarlata, y estaba adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas!

17 Porque en una hora han sido consumidas tantas riquezas. Y todo piloto, y todos los que viajan en naves, y marineros, y todos los que trabajan en el mar, se pararon lejos;

18 y viendo el humo de su incendio, dieron voces, diciendo: ¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad?

19 Y echaron polvo sobre sus cabezas, y dieron voces, llorando y lamentando, diciendo: ¡Ay, ay de la gran ciudad, en la cual todos los que tenían naves en el mar se habían enriquecido de sus riquezas; pues en una hora ha sido desolada!

20 Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos, apóstoles y profetas; porque Dios os ha hecho justicia en ella.

21 Y un ángel poderoso tomó una piedra, como una gran piedra de molino, y la arrojó en el mar, diciendo: Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada.

22 Y voz de arpistas, de músicos, de flautistas y de trompeteros no se oirá más en ti; y ningún artífice de oficio alguno se hallará más en ti, ni ruido de molino se oirá más en ti.

23 Luz de lámpara no alumbrará más en ti, ni voz de esposo y de esposa se oirá más en ti; porque tus mercaderes eran los grandes de la tierra; pues por tus hechicerías fueron engañadas todas las naciones.

24 Y en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra.

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Apocalipsis 18

Apocalipsis 18 - Introducción

* Otro ángel del cielo proclama la caída de la Babilonia mística. (1-3) Una voz del cielo amonesta al pueblo de Dios, para que no participe de sus plagas. (4-8) Las lamentaciones sobre ella. (9-19) La iglesia llamada a regocijarse en su total ruina. (20-24)

Apocalipsis 18:1-8

1-8 La caída y la destrucción de la Babilonia mística están determinadas en los consejos de Dios. Otro ángel viene del cielo. Este parece ser el propio Cristo, que viene a destruir a sus enemigos y a derramar la luz de su evangelio por todas las naciones. La maldad de esta Babilonia era muy grande; había abandonado al verdadero Dios, y había erigido ídolos, y había atraído a toda clase de hombres al adulterio espiritual, y con sus riquezas y lujos los mantenía en su interés. La mercancía espiritual, por la cual multitudes han vivido perversamente en la riqueza, por los pecados y las locuras de la humanidad, parece estar principalmente dirigida. Se da una justa advertencia a todos los que esperan la misericordia de Dios, para que no sólo salgan de esta Babilonia, sino que ayuden a su destrucción. Dios puede tener un pueblo incluso en Babilonia. Pero el pueblo de Dios será llamado a salir de Babilonia, y llamado eficazmente, mientras que los que participan con los hombres impíos en sus pecados, deben recibir sus plagas.

Apocalipsis 18:9-19

9-19 Los dolientes habían compartido los placeres sensuales de Babilonia, y habían ganado con su riqueza y comercio. Los reyes de la tierra, a quienes ella halagó para que se convirtieran en idólatras, permitiéndoles ser tiranos sobre sus súbditos, mientras le obedecían; y los mercaderes, los que traficaban con sus indulgencias, indultos y honores; éstos se lamentan. Los amigos de Babilonia participaron en sus placeres y beneficios pecaminosos, pero no están dispuestos a compartir sus plagas. El espíritu del anticristo es un espíritu mundano, y ese dolor es un mero dolor mundano; no se lamentan por la ira de Dios, sino por la pérdida de las comodidades externas. La magnificencia y las riquezas de los impíos no les servirán de nada, sino que harán que la venganza sea más difícil de soportar. Se alude aquí a la mercancía espiritual, cuando no sólo se mencionan los esclavos, sino las almas de los hombres, como artículos de comercio, para destruir las almas de millones. Esto no ha sido peculiar del anticristo romano, y sólo su culpa. Es necesario que los prósperos comerciantes aprendan, con todas sus ganancias, a obtener las inescrutables riquezas de Cristo; de lo contrario, incluso en esta vida, pueden tener que lamentar que las riquezas se hagan alas y vuelen, y que todos los frutos que sus almas deseaban, se aparten de ellos. La muerte, en todo caso, acabará pronto con su comercio, y todas las riquezas de los impíos se cambiarán, no sólo por el ataúd y el gusano, sino por el fuego que no se puede apagar.

Apocalipsis 18:20-24

20-24 Lo que es motivo de alegría para los siervos de Dios en la tierra, es motivo de alegría para los ángeles en el cielo. Los apóstoles, que son honrados y adorados diariamente en Roma de manera idolátrica, se alegrarán de su caída. La caída de Babilonia fue un acto de justicia de Dios. Y como fue una ruina definitiva, este enemigo no debería molestarlos nunca más; de esto se les aseguró mediante una señal. Tomemos la advertencia de las cosas que llevaron a otros a la destrucción, y pongamos nuestros afectos en las cosas de arriba, cuando consideremos la naturaleza cambiante de las cosas terrenales.


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Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Copyright © 1960 by American Bible Society

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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