2 Samuel 21 - Comentario Bíblico de Matthew Henry2 Samuel 21Venganza de los gabaonitas1 Hubo hambre en los días de David por tres años consecutivos. Y David consultó a Jehová, y Jehová le dijo: Es por causa de Saúl, y por aquella casa de sangre, por cuanto mató a los gabaonitas. 2 Entonces el rey llamó a los gabaonitas, y les habló. (Los gabaonitas no eran de los hijos de Israel, sino del resto de los amorreos, a los cuales los hijos de Israel habían hecho juramento; pero Saúl había procurado matarlos en su celo por los hijos de Israel y de Judá.) 3 Dijo, pues, David a los gabaonitas: ¿Qué haré por vosotros, o qué satisfacción os daré, para que bendigáis la heredad de Jehová? 4 Y los gabaonitas le respondieron: No tenemos nosotros querella sobre plata ni sobre oro con Saúl y con su casa; ni queremos que muera hombre de Israel. Y él les dijo: Lo que vosotros dijereis, haré. 5 Ellos respondieron al rey: De aquel hombre que nos destruyó, y que maquinó contra nosotros para exterminarnos sin dejar nada de nosotros en todo el territorio de Israel, 6 dénsenos siete varones de sus hijos, para que los ahorquemos delante de Jehová en Gabaa de Saúl, el escogido de Jehová. Y el rey dijo: Yo los daré. 7 Y perdonó el rey a Mefi-boset hijo de Jonatán, hijo de Saúl, por el juramento de Jehová que hubo entre ellos, entre David y Jonatán hijo de Saúl. 8 Pero tomó el rey a dos hijos de Rizpa hija de Aja, los cuales ella había tenido de Saúl, Armoni y Mefi-boset, y a cinco hijos de Mical hija de Saúl, los cuales ella había tenido de Adriel hijo de Barzilai meholatita, 9 y los entregó en manos de los gabaonitas, y ellos los ahorcaron en el monte delante de Jehová; y así murieron juntos aquellos siete, los cuales fueron muertos en los primeros días de la siega, al comenzar la siega de la cebada. 10 Entonces Rizpa hija de Aja tomó una tela de cilicio y la tendió para sí sobre el peñasco, desde el principio de la siega hasta que llovió sobre ellos agua del cielo; y no dejó que ninguna ave del cielo se posase sobre ellos de día, ni fieras del campo de noche. 11 Y fue dicho a David lo que hacía Rizpa hija de Aja, concubina de Saúl. 12 Entonces David fue y tomó los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo, de los hombres de Jabes de Galaad, que los habían hurtado de la plaza de Bet-sán, donde los habían colgado los filisteos, cuando los filisteos mataron a Saúl en Gilboa; 13 e hizo llevar de allí los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo; y recogieron también los huesos de los ahorcados. 14 Y sepultaron los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán en tierra de Benjamín, en Zela, en el sepulcro de Cis su padre; e hicieron todo lo que el rey había mandado. Y Dios fue propicio a la tierra después de esto. Abisai libra a David del gigante15 Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se cansó. 16 E Isbi-benob, uno de los descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y quien estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David; 17 mas Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel. Los hombres de David matan a los gigantes(1 Cr. 20.4-8) 18 Otra segunda guerra hubo después en Gob contra los filisteos; entonces Sibecai husatita mató a Saf, quien era uno de los descendientes de los gigantes. 19 Hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, mató a Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar. 20 Después hubo otra guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las manos, y otros doce en los pies, veinticuatro por todos; y también era descendiente de los gigantes. 21 Este desafió a Israel, y lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David. 22 Estos cuatro eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de sus siervos. 2 Samuel 212 Samuel 21 - Introducción* Los gabaonitas se vengaron. (1-9) El cuidado de Rizpah por los cuerpos de los descendientes de Saúl. (10-14) Batallas con los filisteos. (15-22) 2 Samuel 21:1-91-9 Toda aflicción surge del pecado, y debe llevarnos a arrepentirnos y humillarnos ante Dios; pero algunos problemas muestran especialmente que son enviados para recordar el pecado. Los juicios de Dios a menudo miran hacia atrás, lo que requiere que lo hagamos, cuando estamos bajo su reprensión. No nos corresponde a nosotros objetar contra la picadura del pueblo por el pecado de su rey; tal vez lo ayudaron. Ni contra esta generación que sufre por el pecado de la última. Dios a menudo visita los pecados de los padres sobre los hijos, y no da cuenta de ningún asunto. El tiempo no desgasta la culpa del pecado; ni podemos construir esperanzas de escapar sobre la demora de los juicios. Si no podemos entender todas las razones de la Providencia en este asunto, aún no tenemos derecho a exigir que Dios nos familiarice con esas razones. Debe ser correcto, porque es la voluntad de Dios, y al final se demostrará que es así. El dinero no es satisfacción para la sangre. Parece que la posteridad de Saúl pisó sus pasos, porque se llama una casa sangrienta. Era el espíritu de la familia, por lo tanto, son justamente reconocidos por su pecado, así como por el suyo. Los gabaonitas no exigieron esto por malicia contra Saúl o su familia. No fue para gratificar ninguna venganza, sino para el bien público. Fueron ejecutados al comienzo de la cosecha; fueron sacrificados para rechazar la ira del Dios Todopoderoso, que había retenido las misericordias de la cosecha durante algunos años, y para obtener su favor en la cosecha actual. En vano esperamos la misericordia de Dios, a menos que hagamos justicia sobre nuestros pecados. Las ejecuciones no deben considerarse crueles, que son para el bienestar público. 2 Samuel 21:10-1410-14 Que una tierra culpable disfrute muchos años de abundancia, requiere gratitud; y no debemos sorprendernos de que la abundancia mal utilizada deba ser castigada con escasez; sin embargo, ¡cuán pocos están dispuestos a preguntarle al Señor acerca de la causa pecaminosa, mientras que los números buscan las segundas causas por las cuales él se complace en trabajar! Pero el Señor defenderá la causa de aquellos que no pueden o no se vengarán; y las oraciones de los pobres son de gran poder. Cuando Dios envió lluvia para regar la tierra, estos cuerpos fueron enterrados, porque entonces parecía que Dios fue rogado por la tierra. Cuando se hace justicia en la tierra, la venganza del cielo cesa. Dios está pacificado y se nos suplica a través de Cristo, que fue colgado de un árbol, y por eso nos hizo una maldición, para que elimináramos nuestra culpa, aunque él mismo no tenía culpa. 2 Samuel 21:15-2215-22 Estos eventos parecen haber tenido lugar hacia el final del reinado de David. David se desmayó, pero no huyó, y Dios envió ayuda en el momento de necesidad. En los conflictos espirituales, incluso los santos fuertes a veces se desmayan; entonces Satanás los ataca furiosamente; pero los que se mantengan firmes y se resistan a él serán aliviados y serán más que vencedores. La muerte es el último enemigo de un cristiano y un hijo de Anak; pero a través de Aquel que triunfó para nosotros, los creyentes serán más que vencedores al fin, incluso sobre ese enemigo. |
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Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit