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2 Crónicas 25 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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2 Crónicas 25

Reinado de Amasías
(2 R. 14.1-22)

1 De veinticinco años era Amasías cuando comenzó a reinar, y veintinueve años reinó en Jerusalén; el nombre de su madre fue Joadán, de Jerusalén.

2 Hizo él lo recto ante los ojos de Jehová, aunque no de perfecto corazón.

3 Y luego que fue confirmado en el reino, mató a los siervos que habían matado al rey su padre.

4 Pero no mató a los hijos de ellos, según lo que está escrito en la ley, en el libro de Moisés, donde Jehová mandó diciendo: No morirán los padres por los hijos, ni los hijos por los padres; mas cada uno morirá por su pecado.

5 Reunió luego Amasías a Judá, y con arreglo a las familias les puso jefes de millares y de centenas sobre todo Judá y Benjamín. Después puso en lista a todos los de veinte años arriba, y fueron hallados trescientos mil escogidos para salir a la guerra, que tenían lanza y escudo.

6 Y de Israel tomó a sueldo por cien talentos de plata, a cien mil hombres valientes.

7 Mas un varón de Dios vino a él y le dijo: Rey, no vaya contigo el ejército de Israel; porque Jehová no está con Israel, ni con todos los hijos de Efraín.

8 Pero si vas así, si lo haces, y te esfuerzas para pelear, Dios te hará caer delante de los enemigos; porque en Dios está el poder, o para ayudar, o para derribar.

9 Y Amasías dijo al varón de Dios: ¿Qué, pues, se hará de los cien talentos que he dado al ejército de Israel? Y el varón de Dios respondió: Jehová puede darte mucho más que esto.

10 Entonces Amasías apartó el ejército de la gente que había venido a él de Efraín, para que se fuesen a sus casas; y ellos se enojaron grandemente contra Judá, y volvieron a sus casas encolerizados.

11 Esforzándose entonces Amasías, sacó a su pueblo, y vino al Valle de la Sal, y mató de los hijos de Seir diez mil.

12 Y los hijos de Judá tomaron vivos a otros diez mil, los cuales llevaron a la cumbre de un peñasco, y de allí los despeñaron, y todos se hicieron pedazos.

13 Mas los del ejército que Amasías había despedido, para que no fuesen con él a la guerra, invadieron las ciudades de Judá, desde Samaria hasta Bet-horón, y mataron a tres mil de ellos, y tomaron gran despojo.

14 Volviendo luego Amasías de la matanza de los edomitas, trajo también consigo los dioses de los hijos de Seir, y los puso ante sí por dioses, y los adoró, y les quemó incienso.

15 Por esto se encendió la ira de Jehová contra Amasías, y envió a él un profeta, que le dijo: ¿Por qué has buscado los dioses de otra nación, que no libraron a su pueblo de tus manos?

16 Y hablándole el profeta estas cosas, él le respondió: ¿Te han puesto a ti por consejero del rey? Déjate de eso. ¿Por qué quieres que te maten? Y cuando terminó de hablar, el profeta dijo luego: Yo sé que Dios ha decretado destruirte, porque has hecho esto, y no obedeciste mi consejo.

17 Y Amasías rey de Judá, después de tomar consejo, envió a decir a Joás hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel: Ven, y veámonos cara a cara.

18 Entonces Joás rey de Israel envió a decir a Amasías rey de Judá: El cardo que estaba en el Líbano envió al cedro que estaba en el Líbano, diciendo: Da tu hija a mi hijo por mujer. Y he aquí que las fieras que estaban en el Líbano pasaron, y hollaron el cardo.

19 Tú dices: He aquí he derrotado a Edom; y tu corazón se enaltece para gloriarte. Quédate ahora en tu casa. ¿Para qué provocas un mal en que puedas caer tú y Judá contigo?

20 Mas Amasías no quiso oír; porque era la voluntad de Dios, que los quería entregar en manos de sus enemigos, por cuanto habían buscado los dioses de Edom.

21 Subió, pues, Joás rey de Israel, y se vieron cara a cara él y Amasías rey de Judá en la batalla de Bet-semes, la cual es de Judá.

22 Pero cayó Judá delante de Israel, y huyó cada uno a su casa.

23 Y Joás rey de Israel apresó en Bet-semes a Amasías rey de Judá, hijo de Joás, hijo de Joacaz, y lo llevó a Jerusalén; y derribó el muro de Jerusalén desde la puerta de Efraín hasta la puerta del ángulo, un tramo de cuatrocientos codos.

24 Asimismo tomó todo el oro y la plata, y todos los utensilios que se hallaron en la casa de Dios en casa de Obed-edom, y los tesoros de la casa del rey, y los hijos de los nobles; después volvió a Samaria.

25 Y vivió Amasías hijo de Joás, rey de Judá, quince años después de la muerte de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel.

26 Los demás hechos de Amasías, primeros y postreros, ¿no están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel?

27 Desde el tiempo en que Amasías se apartó de Jehová, empezaron a conspirar contra él en Jerusalén; y habiendo él huido a Laquis, enviaron tras él a Laquis, y allá lo mataron;

28 y lo trajeron en caballos, y lo sepultaron con sus padres en la ciudad de Judá.

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2 Crónicas 25

2 Crónicas 25 - Introducción

* Amasías, rey de Judá. (1-13) Amasías adora a los ídolos de Edom. (14-16) desafío imprudente de Amasías. (17-28)

2 Crónicas 25:1-13

1-13 Amasías no era enemigo de la religión, sino un amigo genial e indiferente. Muchos hacen lo que es bueno, pero no con un corazón perfecto. La precipitación hace el trabajo para el arrepentimiento. Pero la obediencia de Amasías al mandato de Dios fue para su honor. Una creencia firme de la suficiencia de Dios para soportar nuestro deber, y para compensar todas las pérdidas y daños sufridos en su servicio, hará que su yugo sea muy fácil y su carga muy ligera. Cuando se nos llama a separarnos de algo para Dios y nuestra religión, debería satisfacernos, que Dios puede darnos mucho más que esto. Los pecadores convencidos, que no tienen fe verdadera, siempre se oponen a la obediencia abnegada. Son como Amasías; Ellos dicen: ¿Pero qué haremos por los cien talentos? ¿Qué haremos si al santificar el día de reposo perdemos tantos buenos clientes? ¿Qué haremos sin esta ganancia? ¿Qué haremos si perdemos la amistad del mundo? Muchos se esfuerzan por calmar sus conciencias con el pretexto de que las prácticas prohibidas son necesarias. La respuesta es, como aquí, que el Señor puede darte mucho más que esto. Él compensa, incluso en este mundo, todo lo que se abandona por su bien.

2 Crónicas 25:14-16

14-16 Adorar a los dioses de aquellos a quienes Amasías había conquistado, que no podían ayudar a sus propios adoradores, era el mayor absurdo. Si los hombres consideraran cuán incapaces son todas esas cosas para ayudarlos, a los que recurren cada vez que abandonan a Dios, no serían tan enemigos de sí mismos. La reprensión que Dios envió por un profeta fue demasiado justa para ser respondida; sí mismos. La reprensión que Dios envió por un profeta fue demasiado justa para ser respondida; pero se le ordenó no decir una palabra más. El pecador seguro se regocija por haber silenciado a sus reprobadores y monitores; pero que viene de eso? Los que son sordos a la reprensión, están madurando para la destrucción.

2 Crónicas 25:17-28

17-28 Nunca fue un príncipe orgulloso más mortificado que Amasías por Joás rey de Israel. El orgullo de un hombre lo deprimirá, Proverbios 29:23; va antes de su destrucción, y merecidamente la provoca. El que se enaltece a sí mismo será humillado. El que se apresura a luchar, no sabrá qué hará al final, cuando su vecino lo avergüence, Proverbios 25:8. ¿Y qué somos cuando ofrecemos establecer nuestra propia justicia, o presumimos justificarnos ante el Dios Altísimo, pero cardos despreciables, que se imaginan cedros majestuosos? Y no son varias tentaciones, ¿no es toda corrupción, una bestia salvaje del desierto, que pisoteará la miserable jactancia y pisoteará sus arrogantes pretensiones? El orgullo de un hombre lo derribará; su ruina puede ser fechada por su alejamiento del Señor.


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Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Copyright © 1960 by American Bible Society

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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