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1 Corintios 2 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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1 Corintios 2

Proclamando a Cristo crucificado

1 Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría.

2 Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado.

3 Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor;

4 y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,

5 para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

La revelación por el Espíritu de Dios

6 Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen.

7 Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria,

8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.

9 Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.

10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.

11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.

12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,

13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.

14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.

16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

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1 Corintios 2

1 Corintios 2 - Introducción

La manera clara en que el apóstol predicó a Cristo crucificado. (1-5) La sabiduría contenida en esta doctrina. (6-9) No puede ser debidamente conocido sino por el Espíritu Santo. (10-16)

1 Corintios 2:1-5

1-5 Cristo, en su persona, sus oficios y sus sufrimientos, es la suma y la sustancia del Evangelio, y debe ser el gran tema de la predicación de un ministro evangélico, pero no para dejar de lado otras partes de la verdad y la voluntad reveladas de Dios. Pablo predicó todo el consejo de Dios. Pocos conocen el temor y el temblor de los ministros fieles, por un profundo sentido de su propia debilidad Saben cuán insuficientes son, y temen por sí mismos. Cuando se predica claramente nada más que Cristo crucificado, el éxito debe provenir enteramente del poder divino que acompaña a la palabra, y así los hombres son llevados a creer, para la salvación de sus almas.

1 Corintios 2:6-9

6-9 Los que reciben la doctrina de Cristo como divina, y, habiendo sido iluminados por el Espíritu Santo, han mirado bien en ella, ven no sólo la historia clara de Cristo, y de él crucificado, sino los profundos y admirables designios de la sabiduría divina en ella. Es el misterio manifestado a los santos, Colosenses 1:26,  aunque antes estaba oculto al mundo pagano; sólo se mostraba en tipos oscuros y profecías lejanas, pero ahora es revelado y dado a conocer por el Espíritu de Dios. Jesucristo es el Señor de la gloria; un título demasiado grande para cualquier criatura. Hay muchas cosas que la gente no haría, si conociera la sabiduría de Dios en la gran obra de la redención. Hay cosas que Dios ha preparado para los que le aman y esperan en él, que el sentido no puede descubrir, ninguna enseñanza puede transmitir a nuestros oídos, ni puede entrar todavía en nuestros corazones. Debemos tomarlas tal como están en las Escrituras, tal como Dios se ha complacido en revelárnoslas.

1 Corintios 2:10-16

10-16 Dios nos ha revelado la verdadera sabiduría por medio de su Espíritu. He aquí una prueba de la autoridad divina de las Sagradas Escrituras, 2 Pedro 1:21. Como prueba de la divinidad del Espíritu Santo, obsérvese que él conoce todas las cosas, y las escudriña todas, incluso las cosas profundas de Dios. Nadie puede conocer las cosas de Dios, sino su Espíritu Santo, que es uno con el Padre y el Hijo, y que da a conocer los misterios divinos a su iglesia. Este es el testimonio más claro, tanto de la verdadera Divinidad como de la persona distinta del Espíritu Santo. Los apóstoles no se guiaban por principios mundanos. Tuvieron la revelación de estas cosas por el Espíritu de Dios, y la impresión salvadora de ellas por el mismo Espíritu. Estas cosas las declararon en un lenguaje claro y sencillo, enseñado por el Espíritu Santo, totalmente diferente de la oratoria afectada o de las palabras seductoras de la sabiduría del hombre. El hombre natural, el sabio del mundo, no recibe las cosas del Espíritu de Dios. El orgullo del razonamiento carnal es realmente tan opuesto a la espiritualidad, como la más baja sensualidad. La mente santificada discierne las verdaderas bellezas de la santidad, pero no se pierde el poder de discernir y juzgar sobre las cosas comunes y naturales. Pero el hombre carnal es ajeno a los principios, a los placeres y a los actos de la vida divina. Sólo el hombre espiritual es la persona a quien Dios da el conocimiento de su voluntad. ¡Cuán poco han conocido los hombres la mente de Dios por el poder natural! Los apóstoles fueron capacitados por su Espíritu para dar a conocer su mente. En las Sagradas Escrituras se nos da a conocer plenamente la mente de Cristo y la mente de Dios en Cristo. Es el gran privilegio de los cristianos, que tienen la mente de Cristo revelada a ellos por su Espíritu. Experimentan su poder santificador en sus corazones, y producen buenos frutos en sus vidas.


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Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Copyright © 1960 by American Bible Society

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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