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1 Corintios 14 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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1 Corintios 14

El hablar en lenguas

1 Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis.

2 Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.

3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.

4 El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.

5 Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.

6 Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablare con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina?

7 Ciertamente las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de voces, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara?

8 Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?

9 Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire.

10 Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el mundo, y ninguno de ellos carece de significado.

11 Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí.

12 Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia.

13 Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla.

14 Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.

15 ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.

16 Porque si bendices solo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo que has dicho.

17 Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro no es edificado.

18 Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros;

19 pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.

20 Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar.

21 En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor.

22 Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes.

23 Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?

24 Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado;

25 lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.

26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación.

27 Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete.

28 Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios.

29 Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen.

30 Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero.

31 Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados.

32 Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas;

33 pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos,

34 vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.

35 Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.

36 ¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o solo a vosotros ha llegado?

37 Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor.

38 Mas el que ignora, ignore.

39 Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas;

40 pero hágase todo decentemente y con orden.

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1 Corintios 14

1 Corintios 14 - Introducción

La profecía se prefiere al don de lenguas. (1-5) La poca utilidad de hablar en lenguas desconocidas. (6-14) Exhortaciones a la adoración que puede ser entendida. (15-25) Desórdenes de la vana exhibición de dones; (26-33) y de las mujeres que hablan en la iglesia. (34-40)

1 Corintios 14:1-5

1-5 Profetizar, es decir, explicar la Escritura, se compara con hablar en lenguas. Esto llamaba más la atención que la simple interpretación de la Escritura; gratificaba más el orgullo, pero promovía menos los propósitos de la caridad cristiana; no hacía el mismo bien a las almas de los hombres. Lo que no puede ser entendido, nunca puede edificar. No se puede obtener ninguna ventaja de los discursos más excelentes, si se pronuncian en un lenguaje que los oyentes no pueden hablar o entender. Toda habilidad o posesión es valiosa en proporción a su utilidad. Incluso el afecto ferviente y espiritual debe ser gobernado por el ejercicio del entendimiento, o los hombres deshonrarán las verdades que profesan promover.

1 Corintios 14:6-14

6-14 Ni siquiera un apóstol podía edificar, si no hablaba de manera que sus oyentes lo entendieran. Decir palabras que no tienen sentido para los que las escuchan, no es más que hablar al aire. Eso no puede responder al fin de hablar, que no tiene sentido; en este caso, orador y oyentes son bárbaros el uno para el otro. Todos los servicios religiosos deben celebrarse en las asambleas cristianas de manera que todos puedan participar en ellos y sacar provecho. El lenguaje sencillo y fácil de entender es el más apropiado para el culto público y otros ejercicios religiosos. Todo verdadero seguidor de Cristo deseará más bien hacer el bien a los demás, que obtener un nombre por la erudición o el buen discurso.

1 Corintios 14:15-25

15-25 No puede haber asentimiento a las oraciones que no se entienden. Un ministro verdaderamente cristiano buscará mucho más hacer un bien espiritual a las almas de los hombres, que conseguir el mayor aplauso para sí mismo. Esto es demostrar que es un siervo de Cristo. Los niños son propensos a sorprenderse con la novedad; pero no actúen como ellos. Los cristianos deben ser como los niños, vacíos de astucia y malicia; pero no deben ser inhábiles en cuanto a la palabra de justicia, sino sólo en cuanto a las artes de la picardía. Es una prueba de que un pueblo está abandonado por Dios, cuando lo entrega al dominio de quienes le enseñan a adorar en otra lengua. Nunca podrán ser beneficiados por tal enseñanza. Sin embargo, así hacían los predicadores que impartían sus instrucciones en una lengua desconocida. ¿No haría el cristianismo ridículo para un pagano, escuchar a los ministros orar o predicar en un idioma que ni él ni la asamblea entendían? Pero si los que ministran, interpretan claramente las Escrituras, o predican las grandes verdades y reglas del evangelio, un pagano o persona inculta podría convertirse al cristianismo. Su conciencia podría ser tocada, los secretos de su corazón podrían serle revelados, y así podría ser llevado a confesar su culpa, y a reconocer que Dios estaba presente en la asamblea. La verdad de las Escrituras, enseñada clara y debidamente, tiene un maravilloso poder para despertar la conciencia y tocar el corazón.

1 Corintios 14:26-33

26-33 Los ejercicios religiosos en las asambleas públicas deben tener este objetivo; que todo se haga para la edificación. En cuanto a hablar en una lengua desconocida, si estuviera presente otro que pudiera interpretar, podrían ejercerse dos dones milagrosos a la vez, y así la iglesia sería edificada, y la fe de los oyentes sería confirmada al mismo tiempo. En cuanto a la profecía, sólo deben hablar dos o tres en una reunión, y esto uno tras otro, no todos a la vez. El hombre inspirado por el Espíritu de Dios observará el orden y la decencia al pronunciar sus revelaciones. Dios nunca enseña a los hombres a descuidar sus deberes, ni a actuar de manera impropia de su edad o posición.

1 Corintios 14:34-40

34-40 Cuando el apóstol exhorta a las mujeres cristianas a buscar información sobre temas religiosos de sus maridos en casa, muestra que las familias creyentes deben reunirse para promover el conocimiento espiritual. El Espíritu de Cristo nunca puede contradecirse; y si sus revelaciones son contrarias a las del apóstol, no provienen del mismo Espíritu. La manera de mantener la paz, la verdad y el orden en la iglesia, es buscar lo que es bueno para ella, soportar lo que no es perjudicial para su bienestar, y mantener la buena conducta, el orden y la decencia.


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Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Copyright © 1960 by American Bible Society

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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