x

Biblia Todo Logo
idiomas
Bibliatodo Comentarios





«

1 Timoteo 3 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

×

1 Timoteo 3

Requisitos de los obispos

1 Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.

2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;

3 no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;

4 que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad

5 (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);

6 no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.

7 También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.

Requisitos de los diáconos

8 Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas;

9 que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia.

10 Y estos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles.

11 Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.

12 Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas.

13 Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.

El misterio de la piedad

14 Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte,

15 para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.

16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria.

×

1 Timoteo 3

1 Timoteo 3 - Introducción

1) Las calificaciones y el comportamiento de los obispos evangélicos. (1-7) Y de los diáconos y sus esposas. (8-13) La razón de escribir sobre estos y otros asuntos eclesiásticos. (14-16)

1 Timoteo 3:1-7

1-7 Si un hombre deseaba el oficio pastoral y, por amor a Cristo y a las almas de los hombres, estaba dispuesto a negarse a sí mismo y a sufrir privaciones al dedicarse a ese servicio, buscaba ser empleado en una buena obra, y su deseo debía ser aprobado, siempre que estuviera calificado para el oficio. Un ministro debe dar la menor ocasión posible para la culpa, para que no traiga reproche a su cargo. Debe ser sobrio, templado, moderado en todas sus acciones y en el uso de todas las comodidades. La sobriedad y la vigilancia van juntas en las Escrituras, y se ayudan mutuamente. Las familias de los ministros deben ser ejemplos de bien para todas las demás familias. Debemos cuidarnos del orgullo; es un pecado que convirtió a los ángeles en demonios. Debe ser de buena reputación entre sus vecinos, y no estar bajo el reproche de su vida anterior. Para alentar a todos los ministros fieles, tenemos la bondadosa palabra de promesa de Cristo: He aquí que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo, Mateo 28:20. Y él preparará a sus ministros para su trabajo, y los llevará a través de dificultades con comodidad, y recompensará su fidelidad.

1 Timoteo 3:8-13

8-13 Los diáconos fueron designados al principio para distribuir la caridad de la iglesia y administrar sus asuntos, pero entre ellos había pastores y evangelistas. Los diáconos tenían una gran confianza depositada en ellos. Debían ser hombres sinceros, serios y prudentes. No es conveniente que los poderes públicos se depositen en manos de nadie, hasta que se les considere aptos para los asuntos que se les confían. Todos los que se relacionan con los ministros deben tener mucho cuidado de andar como corresponde al evangelio de Cristo.

1 Timoteo 3:14-16

14-16 La iglesia es la casa de Dios; él habita en ella. La iglesia sostiene la Escritura y la doctrina de Cristo, como una columna sostiene una proclamación. Cuando una iglesia deja de ser la columna y la base de la verdad, podemos y debemos abandonarla, pues nuestra consideración de la verdad debe ser la primera y la más grande. El misterio de la piedad es Cristo. Él es Dios, que se hizo carne y se manifestó en la carne. Dios se complació en manifestarse al hombre, por medio de su propio Hijo que tomó la naturaleza de hombre. Aunque se le acusó de pecador y se le condenó a muerte como malhechor, Cristo resucitó por el Espíritu, y así quedó justificado de todas las falsas acusaciones con las que fue cargado. Los ángeles le sirvieron, pues es el Señor de los ángeles. Los gentiles acogieron el evangelio que los judíos rechazaron. Recordemos que Dios se manifestó en carne, para quitar nuestros pecados, redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo peculiar, celoso de las buenas obras. Estas doctrinas deben ser mostradas por los frutos del Espíritu en nuestras vidas.


»

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Copyright © 1960 by American Bible Society

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

Síguenos en:



Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos