1 Samuel 4 - Comentario Bíblico de Matthew Henry1 Samuel 4Los filisteos capturan el arca1 Y Samuel habló a todo Israel. Por aquel tiempo salió Israel a encontrar en batalla a los filisteos, y acampó junto a Eben-ezer, y los filisteos acamparon en Afec. 2 Y los filisteos presentaron la batalla a Israel; y trabándose el combate, Israel fue vencido delante de los filisteos, los cuales hirieron en la batalla en el campo como a cuatro mil hombres. 3 Cuando volvió el pueblo al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová, para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos. 4 Y envió el pueblo a Silo, y trajeron de allá el arca del pacto de Jehová de los ejércitos, que moraba entre los querubines; y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban allí con el arca del pacto de Dios. 5 Aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con tan gran júbilo que la tierra tembló. 6 Cuando los filisteos oyeron la voz de júbilo, dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es esta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento. 7 Y los filisteos tuvieron miedo, porque decían: Ha venido Dios al campamento. Y dijeron: ¡Ay de nosotros! pues antes de ahora no fue así. 8 ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que hirieron a Egipto con toda plaga en el desierto. 9 Esforzaos, oh filisteos, y sed hombres, para que no sirváis a los hebreos, como ellos os han servido a vosotros; sed hombres, y pelead. 10 Pelearon, pues, los filisteos, e Israel fue vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas; y fue hecha muy grande mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie. 11 Y el arca de Dios fue tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y Finees. 12 Y corriendo de la batalla un hombre de Benjamín, llegó el mismo día a Silo, rotos sus vestidos y tierra sobre su cabeza; 13 y cuando llegó, he aquí que Elí estaba sentado en una silla vigilando junto al camino, porque su corazón estaba temblando por causa del arca de Dios. Llegado, pues, aquel hombre a la ciudad, y dadas las nuevas, toda la ciudad gritó. 14 Cuando Elí oyó el estruendo de la gritería, dijo: ¿Qué estruendo de alboroto es este? Y aquel hombre vino aprisa y dio las nuevas a Elí. 15 Era ya Elí de edad de noventa y ocho años, y sus ojos se habían oscurecido, de modo que no podía ver. 16 Dijo, pues, aquel hombre a Elí: Yo vengo de la batalla, he escapado hoy del combate. Y Elí dijo: ¿Qué ha acontecido, hijo mío? 17 Y el mensajero respondió diciendo: Israel huyó delante de los filisteos, y también fue hecha gran mortandad en el pueblo; y también tus dos hijos, Ofni y Finees, fueron muertos, y el arca de Dios ha sido tomada. 18 Y aconteció que cuando él hizo mención del arca de Dios, Elí cayó hacia atrás de la silla al lado de la puerta, y se desnucó y murió; porque era hombre viejo y pesado. Y había juzgado a Israel cuarenta años. 19 Y su nuera la mujer de Finees, que estaba encinta, cercana al alumbramiento, oyendo el rumor que el arca de Dios había sido tomada, y muertos su suegro y su marido, se inclinó y dio a luz; porque le sobrevinieron sus dolores de repente. 20 Y al tiempo que moría, le decían las que estaban junto a ella: No tengas temor, porque has dado a luz un hijo. Mas ella no respondió, ni se dio por entendida. 21 Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Traspasada es la gloria de Israel! por haber sido tomada el arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su marido. 22 Dijo, pues: Traspasada es la gloria de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios. 1 Samuel 41 Samuel 4 - Introducción* Los israelitas vencidos por los filisteos (1-9). La captura del arca (10,11). La muerte de Elí (12-18). El nacimiento de Icabod (19-22). 1 Samuel 4:1-91-9 Israel es derrotado por los filisteos. El pecado, la cosa maldita, estaba en el campamento y les otorgaba a sus enemigos toda la ventaja que podían desear. Reconocen la mano de Dios en su problema; pero en lugar de someterse, hablan enojados, como si no estuvieran conscientes de ninguna provocación justa que le hubieran dado. La insensatez del hombre pervierte su camino y luego su corazón se queja contra el Señor Proverbios 19:3, y le echa la culpa. Suponían que podrían obligar a Dios a aparecer por ellos llevando el arca a su campamento. Aquellos que han retrocedido en la vida religiosa a veces muestran gran apego por las observancias externas de la misma, como si estas los fueran a salvar; como si el arca, el trono de Dios en el campamento, los llevara al cielo, aunque el mundo y la carne estén en el trono en el corazón. 1 Samuel 4:10-1110,11 La captura del arca fue un gran juicio para Israel y una clara señal del desagrado de Dios. Que nadie piense que puede resguardarse de la ira de Dios bajo el manto de una profesión externa. 1 Samuel 4:12-1812-18 La derrota del ejército fue muy dolorosa para Eli como juez; las noticias de la muerte de sus dos hijos, a quienes había sido tan indulgente y quienes, como tenía motivos para temer, murieron impenitentes, lo afectaron como padre; sin embargo, había una preocupación aún mayor en su espíritu. Y cuando el mensajero concluyó su relato con: "El arca de Dios ha sido tomada", quedó profundamente afectado y murió inmediatamente. Un hombre puede morir miserablemente, pero no morir eternamente; puede llegar a un fin prematuro, pero que su fin sea en paz. 1 Samuel 4:19-2219-22 La esposa de Finees parece haber sido una persona piadosa. Su pesar al morir fue por la pérdida del arca y la partida de la gloria de Israel. ¿Qué significado tiene alguna alegría terrenal para quien se siente morir? Ninguna alegría, excepto la espiritual y divina, tendrá algún valor en ese momento; la muerte es algo demasiado serio como para disfrutar de cualquier alegría terrenal. ¿Qué significa para alguien que está llorando la pérdida del arca? ¿Qué placer podemos encontrar en nuestras comodidades y disfrutes terrenales si nos falta la palabra de Dios y sus ordenanzas, especialmente si nos falta el consuelo de su grata presencia y la luz de su rostro? Si Dios se va, se va la gloria y todo lo bueno se va. ¡Ay de nosotros si Él se aleja! Pero aunque la gloria se retira de una nación pecaminosa, ciudad o pueblo tras otro, nunca se irá del todo, sino que resplandece en un lugar cuando se oscurece en otro. |
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Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit