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Deuteronomio 11 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Deuteronomio 11

Encargales el amor de Dios y ſu obediencia trayẽdoles a la memoria los fauores de Dios que auian experimentado haſta entonces. II. Prometeles bue nos teporales en caso que le obedezcã, y atemorizalos cõ graue ira de Dios, ſi ſe dierẽ à idolatria. III. En comiendales grandemente el estudio de ſu Ley repitiendoles las promeſſas acoſtumbradas.

1 Amarás pues á Iehoua tu Dios, y guardaras ſu obseruãcia, y ſus estatutos y ſus derechos, y ſus mandamientos todos los dias.

2 Y sepays oy, que no bablo con vuestros hijos, que no han sabido ni viſto el castigo de Iehoua vuestro Dios, ſu grandeza, ſu mano fuerte, y ſu braço estendido:

3 Y ſus ſeñales, y ſus hechos que hizo en medio de Egypto à Pharaon rey de Egypto, y a toda ſu tierra.

4 Y loque hizo àl exercito de Egypto, à ſus cauallos, y á ſus carros, que hizo ondear las aguas del mar Bermejo ſobre ſus fazes quãdo vinieron enpos de vosotros, y Iehoua los destruyó haſta oy.

5 Y loque ha hecho con vosotros en el desierto haſta que aueys llegado á eſte lugar.

6 Y loque hizo cõ Dathan y Abirom hijos de Eliab hijo de Ruben, que abrió la tierra ſu boca, y trago à ellos y à ſus casas, y ſus tiõdas y toda la hazienda, que teniã enpie en medio de todo Iſrael,

7 Mas vuestros ojos han viſto todos los grandes hechos que Iehoua ha hecho.

8 ¶ Guardad pues todos los mandamiẽtos, que yo os mando oy, paraque seays esforçados, y entreys, y heredeys la tierra à la qual paſſays para heredarla.

9 Y porque os ſean prolõgados los dias ſobre la tierra, que juró Iehoua à vuestros padres que auia de dar à ellos y à ſu ſimiente, tierra que corre leche y miel.

10 Que la tierra à la qual entras para heredarla, no es como la tierra de Egypto, de donde aueys ſalido, que sembrauas tu simiènte, y regauas con tu pie, como huerto de legumbres.

11 La tierra à la qual paſſays para heredar la, es tierra de montes y de vegas: de la lluuia del cielo has de beuer las aguas.

12 Tierra que Iehoua tu Dios la procura: siempre están ſobre ella los ojos de Iehoua tu Dios desde el principio del año haſta el cabo del año.

13 Y ſerá que ſi obedeciendo obedecierdes à mis mandamientos, que yo os mando oy, amando à Iehoua vuestro Dios, y siruiẽdolo con todo vuestro coraçon, y contoda vuestra anima,

14 Yo daré la lluuia de vuestra tierra en ſu tiempo, tẽprana y tardia, y cogerás tu grano, y tu vino, y tu azeyte.

15 Y daré yerua en tu tierra para tus beſtias, y comerás, y hartartehás.

16 Guardaos pues, que vuestro coraçon no ſea engañado, y os aparteys, y siruays à dioses agenos, y os inclineys à ellos:

17 Y ſe encienda el furor de Iehoua ſobre vosotros, y cierre los cielos, y no aya lluuia, ni la tierra de ſu fruto, y perezcays presto de la buena tierra, que Iehoua os da.

18 ¶ Mas põdreys estas mis palabras en vuestro coraçon y en vuestra alma: y atarlaseys por señal en vuesta mano, y serán por frontales entre vuestros ojos.

19 Y enseñarlaseys à vuestros hijos, paraque hableys deellas, sentado en tu caſa, andando por el camino, acostado en la cama, y leuantandote.

20 Y escreuirlashas en los postes de tu caſa, y en tus portadas.

21 Para que ſean augmẽtados vuestros dias, y los dias de vuestros hijos ſobre la tierra que juró Iehoua à vuestros padres que les auia de dar, como los dias de los cielos ſobre la tierra.

22 Porque ſi guardando guardardes todos estos mandamiẽtos, que yo os mãdo, para que los hagays, q ameys à Iehoua vuestro Dios andando en todos ſus caminos, y osallegardes à el.

23 Iehoua tambien echará todas estas gẽtes de delante de vosotros, y poſſeereys gentes grandes y fuertes mas que vosotros.

24 Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie, ſerá vuestro: desde el desierto, y el Libano: desde el Rio, el Rio Euphrates haſta la mar postrera ſerá vuestro termino.

25 Nadie parará delante de vosotros: vuestro miedo y vuestro temor pondrá Iehoua vuestro Dios ſobre la haz de toda la tierra que hollareys, como el os ha dicho.

26 Mira, Yo pongo oy delante de vosotros la bendicion, y la maldicion:

27 La bendicion, ſi oyerdes los mandamiẽtos de Iehoua vuestro Dios, que yo os mando oy:

28 Y la maldicion, ſi no oyerdes los mandamientos de Iehoua vuestro Dios, mas os apartardes del camino, que yo os mando oy, para andar enpos de los dioses agenos, que no conociestes.

29 Y ſerá, que quando Iehoua tu Dios te metiere en la tierra á la qual entras para he redarla, pondrás la bẽdicion ſobre el monte Garizim, y la maldicion ſobre el monte Hebal:

30 Los quales eſtan tras el Iordan, tras el camino del Occidente en la tierra del Chananeo, que habita en la campaña delante de Galgal, cabe los llanos de Moreh.

31 Porque vosotros paſſays el Iordan para yr à heredar la tierra que Iehoua vuestro Dios os dá: la qual heredareys: y habitareys en ella.

32 Guardareys pues que hagays todos los estatutos, y derechos, que yo doy delante de vosotros oy.

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Deuteronomio 11

Deuteronomio 11 - Introducción

* La gran obra que Dios hizo por Israel. (1-7) Promesas y amenazas. (8-17) Estudio cuidadoso de la palabra de Dios necesario. (18-25) Las bendiciones y la maldición se presentan. (26-32)

Deuteronomio 11:1-7

1-7 Observa la conexión entre estos dos: Amarás al Señor y guardarás su mandato. El amor se manifestará en la obediencia, y solo la obediencia que fluye de un principio de amor es aceptable, como lo dice 1 Juan 5:3. Moisés relata algunas de las grandes y terribles obras de Dios que sus ojos habían visto. Lo que nuestros ojos han visto, especialmente en nuestros primeros días, debería afectarnos y hacernos mejores mucho tiempo después.

Deuteronomio 11:8-17

8-17 Moisés les presenta, para el futuro, la vida y la muerte, la bendición y la maldición, según cumplan o no el mandamiento de Dios. El pecado tiende a acortar los días de todos los hombres y a reducir los días de prosperidad de un pueblo. Dios los bendecirá con abundancia de todas las cosas buenas si lo aman y lo sirven. La piedad tiene la promesa de la vida presente, pero el favor de Dios pondrá alegría en el corazón, más que el aumento de trigo, vino y aceite. La apostasía de Dios hacia los ídolos sería seguramente su ruina. Cuídense de que sus corazones no sean engañados. Todos los que abandonen a Dios para poner su afecto en cualquier criatura se encontrarán miserablemente engañados, llevándolos a su propia destrucción; y esto será aún peor, porque fue por falta de prestar atención.

Deuteronomio 11:18-25

18-25 Que todos se guíen por las tres reglas aquí dadas. 1. Permitamos que nuestros corazones se llenen de la palabra de Dios. No habrá buenas prácticas en la vida a menos que haya buenos pensamientos, buenas afectaciones y buenos principios en el corazón. 2. Mantengamos nuestros ojos fijos en la palabra de Dios, teniendo un constante respecto hacia ella como guía de nuestro camino, como regla de nuestro trabajo, Salmo 119:30. Salmo 119:3. Mantengamos nuestras lenguas ocupadas con la palabra de Dios. Nada contribuirá más a la prosperidad y al mantenimiento de la religión en una nación que la buena educación de los niños.

Deuteronomio 11:26-32

26-32 Moisés resume todos los argumentos a favor de la obediencia en dos palabras: la bendición y la maldición. Él instó al pueblo a elegir cuál querían. Luego, Moisés ordenó una proclamación pública y solemne de la bendición y la maldición que se haría en los dos montes de Gerizim y Ebal. Hemos quebrantado la ley y estamos bajo su maldición, sin remedio por nosotros mismos. Por misericordia, el evangelio nos presenta de nuevo una bendición y una maldición. Una bendición, si obedecemos al llamado al arrepentimiento, a la fe en Cristo y a la novedad de corazón y vida a través de él; una maldición temible, si descuidamos una salvación tan grande. Acojamos con gratitud estas buenas nuevas de gran gozo; y no endurezcamos nuestros corazones, sino escuchemos esta voz de Dios mientras se nos llama hoy, y mientras nos invita a acercarnos a él en el trono de la misericordia. Esforcémonos por hacer segura nuestra vocación y elección.


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La Biblia del Oso 1559

Casiodoro de Reina © Versión de Dominio Público.

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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