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Colosenses 1 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Colosenses 1

1 Pablo, apóstol de Jesu-Cristo por voluntad de Dios, y Timoteo el hermano

2 a los santos que están en Colosas y fieles hermanos en Cristo, gracia a vosotros y paz de parte de Dios Padre nuestro y del Señor Jesu-Cristo.

3 Gracias damos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesu-Cristo., siempre orando por vosotros

4 por haber oído vuestra fe en Cristo Jesús y el amor que tenéis para con todos los santos

5 a causa de la esperanza que os está reservada en los cielos, la cual antes oísteis en la palabra de la verdad del Evangelio,

6 llegada a vosotros como también en todo el mundo, fructificando y creciendo como también entre vosotros desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad,

7 como lo aprendisteis de Epafras, nuestro amado consiervo que es fiel servidor del Cristo por vosotros,

8 el cual también nos mostró vuestro amor en espíritu.

9 Por eso también nosotros desde el día en que lo oímos no cesamos de orar por vosotros y de pedir que seáis llenados del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual,

10 para andar de modo digno del Señor en todo agrado, llevando fruto en toda obra buena, y creciendo en el conocimiento de Dios,

11 fortalecidos con toda fuerza según el poder de su gloria para toda paciencia y longanimidad, con gozo,

12 dando gracias al Padre que, después de habernos hecho capaces de participar de la herencia de los santos en la luz,

13 nos libró de la potestad de las tinieblas y nos trasladó al reino del hijo de su amor,

14 en quien tenemos la redención,. a remisión de los pecados,

15 el cual es imagen del Dios invisible, primogénito de toda creación,

16 porque en él fueron creadas todas las cosas en los cielos y sobre la tierra, las visibles y las invisibles, sean tronos, sean soberanías, sean autoridades, sean potencias; todas las cosas por él y para él están creadas.

17 Y él es antes de todas, y todas las cosas en él subsisten,

18 y él es la cabeza del cuerpo, de la iglesia, el que es principio, primogénito de entre los muertos para que en todo él tenga el primado;

19 porque a Dios plugo que en él habitase toda la plenitud,

20 y que por él reconciliase todas las cosas con él, pacificando por la sangre di 'a cruz de él, sea las que están en la tierra, sea las que están en los cielos.

21 Y a vosotros que en otro tiempo erais extranjeros y enemigos en el entendimiento en las obras malas, ahora os reconcilió

22 en el cuerpo de la carne de él por la muerte para presentaros santos, intachables e irreprensibles delante de él,

23 con tal que permanezcáis en la fe, bien fundados y firmes, y sin ser removidos de la esperanza del evangelio que oísteis, el cual fué predicado en toda la creación que hay debajo del cielo, cuyo ministro' yo Pablo vine a ser.

24 Ahora me gozo en los padecimientos por vosotros y colmo en mi carne lo que resta de las tribulaciones del Cristo por su cuerpo que es la iglesia

25 de la cual yo vine a ser ministro según la dispensación de Dios que me fué dada para vosotros, la de cumplir la palabra de Dios,

26 el misterio escondido desde los siglos y desde las generaciones, mas que ahora fué manifestado a sus santos

27 a quienes quiso Dios hacer conocer cual es la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria,

28 a quien nosotros anunciamos, amonestando a todo hombre y enseñando a todo hombre en toda sabiduría para que presentemos a todo hombre perfecto en Cristo,

29 para lo cual también trabajo, combatiendo en la medida de su energía desplegada en mí con fuerza.

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Colosenses 1

Colosenses 1:1-8

1-8  Todos los verdaderos cristianos son hermanos entre sí. La fidelidad atraviesa todos los caracteres y relaciones de la vida cristiana. La fe, la esperanza y el amor son las tres gracias principales de la vida cristiana, y materia propia de la oración y la acción de gracias. Cuanto más fijemos nuestras esperanzas en la recompensa del otro mundo, más libres seremos para hacer el bien con nuestro tesoro terrenal. El Evangelio es la palabra de la verdad, la cual es la que se utiliza en la vida de los creyentes. El evangelio es la palabra de la verdad, y podemos aventurar nuestras almas en ella. Y todos los que oyen la palabra del Evangelio, deben producir el fruto del Evangelio, obedecerlo y formar sus principios y vidas de acuerdo con él. El amor mundano surge, ya sea de los puntos de vista de interés o de la semejanza en los modales; el amor carnal, del apetito por el placer. A ellos se adhiere siempre algo corrupto, egoísta y vil. Pero el amor cristiano surge del Espíritu Santo, y está lleno de santidad.

Colosenses 1:9-14

9-14 El apóstol era constante en la oración, para que los creyentes fueran llenos del conocimiento de la voluntad de Dios, en toda sabiduría. Las buenas palabras no sirven sin las buenas obras. El que se compromete a dar fuerza a su pueblo, es un Dios de poder, y de poder glorioso. El bendito Espíritu es el autor de esto. Al orar por la fuerza espiritual, no estamos estrechos, ni limitados en las promesas, y no deberíamos estarlo en nuestras esperanzas y deseos. La gracia de Dios en los corazones de los creyentes es el poder de Dios; y hay gloria en este poder. El uso especial de esta fuerza fue para los sufrimientos. Hay trabajo que hacer, incluso cuando estamos sufriendo. En medio de todas sus pruebas, daban gracias al Padre de nuestro Señor Jesús, cuya gracia especial los capacitaba para participar de la herencia provista para los santos. Para llevar a cabo este cambio, los que eran esclavos de Satanás fueron hechos súbditos voluntarios de Cristo. Todos los que están destinados al cielo en lo sucesivo, están preparados para el cielo ahora. Los que tienen la herencia de hijos, tienen la educación de hijos y la disposición de hijos. Por la fe en Cristo gozaron de esta redención, como la compra de su sangre expiatoria, por la cual se otorgó el perdón de los pecados y todas las demás bendiciones espirituales. Seguramente entonces consideraremos como un favor el ser liberados del reino de Satanás y llevados al de Cristo, sabiendo que todas las pruebas terminarán pronto, y que todo creyente será encontrado entre los que salgan de la gran tribulación.

Colosenses 1:15-23

15-23 Cristo, en su naturaleza humana, es el descubrimiento visible del Dios invisible, y quien lo ha visto, ha visto al Padre. Adoremos estos misterios con humilde fe, y contemplemos la gloria del Señor en Cristo Jesús. Él nació o fue engendrado antes de toda la creación, antes de que fuera hecha cualquier criatura; que es la forma escritural de representar la eternidad, y por la que se nos representa la eternidad de Dios. Todas las cosas, siendo creadas por Él, fueron creadas para Él; siendo hechas por su poder, fueron hechas según su voluntad, y para su alabanza y gloria. No sólo las creó todas al principio, sino que es por la palabra de su poder que se mantienen. Cristo, como mediador, es la cabeza del cuerpo, la iglesia; toda la gracia y la fuerza provienen de él, y la iglesia es su cuerpo. Toda la plenitud habita en él; una plenitud de mérito y de justicia, de fuerza y de gracia para nosotros. Dios mostró su justicia al exigir la plena satisfacción. Este modo de redimir a la humanidad mediante la muerte de Cristo era el más adecuado. Aquí se presenta a nuestra vista el método de ser reconciliados. Y que, a pesar del odio al pecado por parte de Dios, le agradó reconciliar al hombre caído consigo mismo. Si estamos convencidos de que éramos enemigos en nuestras mentes por las malas obras, y que ahora estamos reconciliados con Dios por el sacrificio y la muerte de Cristo en nuestra naturaleza, no intentaremos explicar, ni pensaremos en comprender plenamente estos misterios; sino que veremos la gloria de este plan de redención, y nos regocijaremos en la esperanza que se nos presenta. Si esto es así, que el amor de Dios es tan grande para nosotros, ¿qué haremos ahora por Dios? Sed frecuentes en la oración, y abundad en los deberes santos; y no viváis más para vosotros mismos, sino para Cristo. Cristo murió por nosotros. Pero, ¿por qué? ¿Para que sigamos viviendo en el pecado? No, sino para que muramos al pecado y vivamos en adelante no para nosotros mismos, sino para Él.

Colosenses 1:24-29

24-29 Tanto los sufrimientos de la Cabeza como los de los miembros se llaman sufrimientos de Cristo, y constituyen, por así decirlo, un solo cuerpo de sufrimientos. Pero Él sufrió por la redención de la Iglesia; nosotros sufrimos por otros motivos, pues no hacemos más que saborear ligeramente ese cáliz de aflicciones del que Cristo bebió primero profundamente. Se puede decir que el cristiano llena lo que queda de los sufrimientos de Cristo, cuando toma su cruz y, siguiendo el modelo de Cristo, soporta pacientemente las aflicciones que Dios le asigna. Agradezcamos que Dios nos haya dado a conocer misterios ocultos desde hace siglos y generaciones, y haya mostrado las riquezas de su gloria entre nosotros. Cuando Cristo es predicado entre nosotros, preguntémonos seriamente si habita y reina en nosotros, pues sólo esto puede garantizar nuestra esperanza segura de su gloria. Debemos ser fieles hasta la muerte, a través de todas las pruebas, para poder recibir la corona de la vida, y obtener el fin de nuestra fe, la salvación de nuestras almas.


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Nuevo Testamento de Pablo Besson

Copyright © Edición Conmemorativa 1981, Asociación Bautista Argentina de Publicaciones.

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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