x

Biblia Todo Logo
idiomas
Bibliatodo Comentarios





«

Romanos 6 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

×

Romanos 6

Cristo quebró el poder del pecado

1 Ahora bien, ¿deberíamos seguir pecando para que Dios nos muestre más y más su gracia maravillosa?

2 ¡Por supuesto que no! Nosotros hemos muerto al pecado, entonces, ¿cómo es posible que sigamos viviendo en pecado?

3 ¿O acaso olvidaron que, cuando fuimos unidos a Cristo Jesús en el bautismo, nos unimos a él en su muerte?

4 Pues hemos muerto y fuimos sepultados con Cristo mediante el bautismo; y tal como Cristo fue levantado de los muertos por el poder glorioso del Padre, ahora nosotros también podemos vivir una vida nueva.

5 Dado que fuimos unidos a él en su muerte, también seremos resucitados como él.

6 Sabemos que nuestro antiguo ser pecaminoso fue crucificado con Cristo para que el pecado perdiera su poder en nuestra vida. Ya no somos esclavos del pecado.

7 Pues, cuando morimos con Cristo, fuimos liberados del poder del pecado;

8 y dado que morimos con Cristo, sabemos que también viviremos con él.

9 Estamos seguros de eso, porque Cristo fue levantado de los muertos y nunca más volverá a morir. La muerte ya no tiene ningún poder sobre él.

10 Cuando él murió, murió una sola vez, a fin de quebrar el poder del pecado; pero ahora que él vive, vive para la gloria de Dios.

11 Así también ustedes deberían considerarse muertos al poder del pecado y vivos para Dios por medio de Cristo Jesús.

12 No permitan que el pecado controle la manera en que viven; no caigan ante los deseos pecaminosos.

13 No dejen que ninguna parte de su cuerpo se convierta en un instrumento del mal para servir al pecado. En cambio, entréguense completamente a Dios, porque antes estaban muertos pero ahora tienen una vida nueva. Así que usen todo su cuerpo como un instrumento para hacer lo que es correcto para la gloria de Dios.

14 El pecado ya no es más su amo, porque ustedes ya no viven bajo las exigencias de la ley. En cambio, viven en la libertad de la gracia de Dios.

15 Ahora bien, ¿eso significa que podemos seguir pecando porque la gracia de Dios nos ha liberado de la ley? ¡Claro que no!

16 ¿No se dan cuenta de que uno se convierte en esclavo de todo lo que decide obedecer? Uno puede ser esclavo del pecado, lo cual lleva a la muerte, o puede decidir obedecer a Dios, lo cual lleva a una vida recta.

17 Antes ustedes eran esclavos del pecado pero, gracias a Dios, ahora obedecen de todo corazón la enseñanza que les hemos dado.

18 Ahora son libres de la esclavitud del pecado y se han hecho esclavos de la vida recta.

19 Uso la ilustración de la esclavitud para ayudarlos a entender todo esto, porque la naturaleza humana de ustedes es débil. En el pasado, se dejaron esclavizar por la impureza y el desenfreno, lo cual los hundió aún más en el pecado. Ahora deben entregarse como esclavos a la vida recta para llegar a ser santos.

20 Cuando eran esclavos del pecado, estaban libres de la obligación de hacer lo correcto.

21 ¿Y cuál fue la consecuencia? Que ahora están avergonzados de las cosas que solían hacer, cosas que terminan en la condenación eterna;

22 pero ahora quedaron libres del poder del pecado y se han hecho esclavos de Dios. Ahora hacen las cosas que llevan a la santidad y que dan como resultado la vida eterna.

23 Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.

×

Romanos 6

Romanos 6 - Introducción

Los creyentes deben morir al pecado y vivir para Dios. (1,2) Esto es instado por su bautismo cristiano y la unión con Cristo. (3-10) Son hechos vivos para Dios. (11-15) Y son liberados del dominio del pecado. (16-20) El fin del pecado es la muerte, y el de la santidad la vida eterna. (21-23)

Romanos 6:1-2

1,2 El apóstol insiste mucho en la necesidad de la santidad. No explica la gracia gratuita del evangelio, pero muestra que la conexión entre la justificación y la santidad son inseparables. Aborrezcamos el pensamiento de continuar en el pecado para que la gracia abunde. Los verdaderos creyentes están muertos al pecado, por lo que no deben seguirlo. Ningún hombre puede estar muerto y vivo al mismo tiempo. Es un necio quien, deseando estar muerto al pecado, piensa que puede vivir en él.

Romanos 6:3-10

3-10 El bautismo enseña la necesidad de morir al pecado, y de ser como enterrado de todas las actividades impías e impiadosas, y de levantarse para caminar con Dios en una vida nueva. Los profesantes impíos pueden haber tenido la señal externa de una muerte al pecado y un nuevo nacimiento a la justicia, pero nunca pasaron de la familia de Satanás a la de Dios. La naturaleza corrupta, llamada el viejo hombre, porque deriva de nuestro primer padre Adán, es crucificada con Cristo, en cada verdadero creyente, por la gracia derivada de la cruz. Está debilitada y en estado moribundo, aunque todavía lucha por la vida, e incluso por la victoria. Pero todo el cuerpo del pecado, todo lo que no está de acuerdo con la santa ley de Dios, debe ser eliminado, para que el creyente no sea más esclavo del pecado, sino que viva para Dios, y encuentre la felicidad en su servicio.

Romanos 6:11-15

11-15 Aquí se exponen los motivos más fuertes contra el pecado y para imponer la santidad. Habiendo sido liberados del reino del pecado, vivos para Dios, y teniendo la perspectiva de la vida eterna, conviene que los creyentes se preocupen mucho por avanzar hacia ella. Pero, como los deseos impuros no están del todo desarraigados en esta vida, debe ser el cuidado del cristiano resistir sus movimientos, esforzándose seriamente para que, por medio de la gracia divina, no prevalezcan en este estado mortal. Que el pensamiento de que este estado pronto llegará a su fin, anime al verdadero cristiano, en cuanto a las mociones de las lujurias, que tan a menudo lo desconciertan y angustian. Presentemos todos nuestros poderes a Dios, como armas o herramientas listas para la guerra y la obra de la justicia, en su servicio. Hay fuerza en el pacto de la gracia para nosotros. El pecado no tendrá dominio. Las promesas de Dios a nosotros son más poderosas y eficaces para mortificar el pecado, que nuestras promesas a Dios. El pecado puede luchar en un verdadero creyente, y crearle una gran cantidad de problemas, pero no tendrá dominio; puede fastidiarlo, pero no lo gobernará. ¿Deberá alguien aprovechar esta doctrina alentadora para permitirse la práctica de cualquier pecado? Lejos están esos pensamientos abominables, tan contrarios a las perfecciones de Dios y al designio de su evangelio, tan opuestos a estar bajo la gracia. ¿Qué puede ser un motivo más fuerte contra el pecado que el amor de Cristo? ¿Pecaremos contra tanta bondad y tanto amor?

Romanos 6:16-20

16-20 Cada hombre es el siervo del amo a cuyas órdenes se somete; ya sean las disposiciones pecaminosas de su corazón, en acciones que conducen a la muerte, o la obediencia nueva y espiritual implantada por la regeneración. El apóstol se alegró de que obedecieran de corazón al evangelio, al que fueron entregados como en un molde. Como el mismo metal se convierte en un nuevo recipiente, cuando se funde y se refunde en otro molde, así el creyente se ha convertido en una nueva criatura. Y hay una gran diferencia en la libertad de mente y de espíritu, tan opuesta al estado de esclavitud, que el verdadero cristiano tiene al servicio de su legítimo Señor, a quien se le permite considerar como su Padre, y a sí mismo como su hijo y heredero, por la adopción de la gracia. El dominio del pecado consiste en ser voluntariamente esclavos del mismo, no en ser acosados por él como un poder odiado, que lucha por la victoria. Los que ahora son siervos de Dios, antes fueron esclavos del pecado.

Romanos 6:21-23

21-23 El placer y el beneficio del pecado no merecen ser llamados fruto. Los pecadores no hacen más que arar la iniquidad, sembrar la vanidad y cosechar lo mismo. La vergüenza vino al mundo con el pecado, y sigue siendo el efecto seguro de éste. El fin del pecado es la muerte. Aunque el camino pueda parecer agradable y atrayente, al final será amargo. De esta condenación el creyente es liberado, cuando es hecho libre del pecado. Si el fruto es para la santidad, si hay un principio activo de gracia verdadera y creciente, el fin será la vida eterna; un fin muy feliz. Aunque el camino sea cuesta arriba, aunque sea estrecho, espinoso y acosado, sin embargo la vida eterna al final del mismo es segura. El don de Dios es la vida eterna. Y este don es por medio de Jesucristo nuestro Señor. Cristo la compró, la preparó, nos prepara para ella, nos preserva para ella; él es el Todo en todo en nuestra salvación.


»

Nueva Traducción viviente

La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation .Todos los derechos reservados.

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

Síguenos en:



Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos