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Lamentaciones 5 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Lamentaciones 5

1 Acuérdate, joh Yahvé! de lo que nos ha sobrevenido; mira y contempla nuestro oprobio.'

2 Nuestra heredad ha pasado a manos extrañas, nuestras casas a poder de desconocidos.

3 Somos como huérfanos, sin padre, y nuestras madres son como viudas.

4 Bebemos de nuestra agua a precio de dinero y tenemos que comprar nuestra leña.

5 Somos perseguidos, llevamos yugo sobre la cerviz, estamos agotados, no hay para nosotros descanso.

6 Tendimos la mano a Egipto y a Asiría para saciarnos de pan.

7 Pecaron nuestros padres, y ya no existen; mas nosotros cargamos con sus iniquidades*'

8 Esclavos señorean sobre nosotros, sin que haya quien nos libre de sus manos.

9 Con riesgo de nuestra vida vamos en busca de nuestro pan, afrontando la espada del desierto.

10 Nuestra piel abrasa como un horno por la fiebre del hambre.

11 Violaron a las mujeres en Sión, a las vírgenes en las ciudades de Judá.

12 Colgaron de las manos a los príncipes y no respetaron la cara de los ancianos.

13 Los mancebos han sido puestos a la muela, y los niños se tambalean bajo la carga de leña.

14 Ya no van los ancianos a la puerta, ya no cantan los jóvenes.

15 Huyó de nuestros corazones la alegría, nuestras danzas se han tornado en luto.

16 Cayó de nuestra cabeza la corona. ¡Ay de nosotros, que hemos pecado!

17 Por eso se angustia nuestro corazón, se nublan nuestros ojos,

18 porque el monte de Sión está asolado y por él se pasean las raposas.

19 Mas tú, ¡oh Yahvé! reinas por siempre, y tu trono permanece por generaciones y generaciones.

20 ¿Por qué nos has de olvidar para siempre, nos has de abandonar por largo tiempo ?

21 Conviértenos a ti, ¡oh Yahvé! y nos convertiremos. Danos todavía días como los antiguos.

22 ¿Por qué nos has rechazado enteramente, te has irritado contra nosotros hasta el extremo?

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Lamentaciones 5

Lamentaciones 5 - Introducción

* La nación judía suplicando el favor divino.

Lamentaciones 5:1-16

1-16 ¿Hay algún afligido? Déjalo rezar; y que en oración derrame su queja a Dios. El pueblo de Dios lo hace aquí; No se quejan de los males temidos, sino de los males que sienten. Si penitente y paciente bajo lo que sufrimos por los pecados de nuestros padres, podemos esperar que el que castiga, regrese en misericordia con nosotros. Ellos reconocen, ¡Ay de nosotros que hayamos pecado! Todos nuestros problemas se deben a nuestro propio pecado y necedad. Aunque nuestros pecados y el justo disgusto de Dios causan nuestros sufrimientos, podemos esperar en su indulgente misericordia, su gracia santificante y su amable providencia. Pero los pecados de toda la vida de un hombre serán castigados finalmente con venganza, a menos que obtenga un interés en Aquel que descubrió nuestros pecados en su propio cuerpo en el árbol.

Lamentaciones 5:17-22

17-22 El pueblo de Dios expresa una profunda preocupación por las ruinas del templo, más que por cualquier otra de sus calamidades. Pero cualesquiera que sean los cambios que haya en la tierra, Dios sigue siendo el mismo, y permanece para siempre sabio y santo, justo y bueno; con Él no hay variación ni sombra de giro. Oran fervientemente a Dios por misericordia y gracia; Conviértenos en ti, Señor. Dios nunca deja ninguno hasta que lo dejan primero; si se los entrega a él en una forma de deber, sin duda volverá rápidamente a ellos en forma de misericordia. Si Dios por su gracia renueva nuestros corazones, él por su favor renovará nuestros días. Los problemas pueden hacer que nuestros corazones se desmayen y nuestros ojos se vuelvan débiles, pero el camino hacia el propiciatorio de nuestro Dios reconciliado está abierto. Pongamos, en todas nuestras pruebas, toda nuestra confianza en su misericordia; confesemos nuestros pecados y derramemos nuestros corazones ante él. Miremos contra las repulsiones y el desaliento; porque seguramente sabemos que al final estará bien con toda la confianza, el temor, el amor y el servicio al Señor. ¿No son los juicios del Señor en la tierra los mismos que en los días de Jeremías? Que Zion sea recordado por nosotros en nuestras oraciones, y que se busque su bienestar por encima de toda alegría terrenal. Perdón, Señor, perdona a tu pueblo, y no le reproches a tu herencia, para que los paganos los gobiernen.


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Biblia Nácar-Colunga

Alberto Colunga Cueto, y Eloíno Nácar Fúster. 1944©

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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