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Lamentaciones 3 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Lamentaciones 3

1 Alef. — Yo soy el varón que ha visto la miseria bajo el látigo de su furor.

2 Alef. — Llevóme y me metió en tinieblas sin luz alguna.

3 Alef. — Todo el día vuelve y revuelve su mano contra mí.

4 Bet. — Ha consumido mi carne y mi piel, ha quebrantado mis huesos.

5 Bet. — Ha levantado contra mí un muro, me ha cercado de veneno y de dolor.

6 Bet. — Me hace habitar en tinieblas, como los ya de mucho tiempo muertos.

7 Guímel. — Me cercó por todos los lados, sin dejarme salida; me puso pesadas cadenas.'

8 Guímel. — Y aunque clamo y voceo, no se hace accesible a mi oración.

9 Guímel. — Cerró mis caminos con sillares de piedra, torció todos mis senderos.

10 Dálet. — Fue para mí como oso en acecho, como león en escondrijo.

11 Dálet. — Me ha complicado mis caminos y me despedazó, me ha asolado por completo.

12 Dálet. — Tendió su arco y me puso por blanco de sus saetas.

13 He. — Clavó en mis lomos las flechas de su aljaba.

14 He. — Soy el escarnio de los pueblos todos, su cantinela de todo el día.

15 He. — Me hartó de amarguras, me embriagó de ajenjo.

16 Wau. — Rompióme los dientes con un casquijo, cubrióme de ceniza.

17 Wau. — Fue privada mi alma de paz, ya no gozo de bien alguno.

18 Wau. — Y me he dicho: se acabó mi porvenir, y mi esperanza de parte de Yahvé.

19 Zain. — El recuerdo de mi miseria y abandono es ajenjo y veneno.

20 Zain. — Cuando me acuerdo, se abate mi alma dentro de mí.

21 Zain. — Quiero traer a la memoria lo que pueda darme esperanza.

22 Jet. — No se ha agotado la misericordia de Yahvé, no ha llegado al límite su compasión.

23 Jet. — Se renuevan todas las mañanas. Grande es tu fidelidad.

24 Jet. — Mi porción es Yahvé, dice mi alma; por eso quiero esperar en El.'

25 Tet. — Bueno es Yahvé para los que en El esperan, para el alma que le busca.

26 Tet. — Bueno es esperar callando el socorro de Yahvé.

27 Tet. — Bueno es al hombre soportar el yugo desde su mocedad.

28 Yod. — Sentarse en soledad y en silencio, porque es Yahvé quien lo dispone.

29 Yod. — Poner su boca en el polvo y no perder toda esperanza.

30 Yod. — Dar la mejilla al que le hiere, hartarse de oprobios.

31 Kaf. — Porque el Señor no desecha para siempre.

32 Kaf. — Sino que, después de afligir, se compadece según su gran misericordia.

33 Kaf. — Porque no aflige por gusto, ni de grado acongoja a los hijos de los hombres.

34 Lamed. — Aplastar con los pies a los cautivos todos de la tierra.

35 Lamed. — Violar la justicia de un hombre a los ojos del Altísimo.

36 Lamed. — Hacer entuerto a uno en su pleito, ¿no ha de verlo el Señor?

37 Mem. — ¿Quién podrá decir una cosa sin que la disponga el Señor?

38 Mem. — ¿No proceden de la boca del Altísimo los males y los bienes?

39 Mem. — ¿Por qué, pues, ha de lamentarse el viviente, el hombre, de su pecado?

40 Nun. — Escudriñemos nuestros caminos y examinémoslos, y convirtámonos a Yahvé.

41 Nun. — Alcemos nuestro corazón y nuestras manos a Dios, que está en los cielos.

42 Nun. — Hemos pecado, hemos sido rebeldes, y no nos perdonaste.

43 Sámec. — Desencadenaste tu ira y nos perseguiste, mataste sin piedad.

44 Sámec. — Te has cubierto de una nube para que no llegue a ti la plegaria.

45 Sámec. — Y nos hiciste oprobio y escarnio en medio de los pueblos.

46 Ayin. — Abren contra nosotros su boca todos cuantos nos odian.

47 Ayin. — Nuestra parte es el terror y la fosa, el exterminio y la ruina.

48 Ayin. — Corren de mis ojos ríos de agua por la ruina de la hija de mi pueblo.

49 Pe. — Mis ojos derraman lágrimas sin descanso y sin cesar,

50 Pe. — hasta que Yahvé mire y vea desde lo alto de los cielos.

51 Pe. — Mis ojos contristan mi alma por todas las hijas de mi ciudad.

52 Sade. — Me dieron caza como a un ave los que sin causa me aborrecen.

53 Sade. — Han hundido mi vida en una fosa, arrojando piedras sobre mí.

54 Sade. — Subieron las aguas por encima de mi cabeza, y me dije: “Muerto soy.”

55 Qof. — Invoqué tu nombre, ¡oh Yahvé! desde lo hondo de la fosa,

56 Qof. — y oíste mi voz: “No cierres tus oídos a mis suspiros.”

57 Qof. — Cuando te invoqué, te acercaste y dijiste: “No temas.”

58 Res. — Tú, Señor, defendiste la causa de mi alma, has rescatado mi vida.

59 Res. — Tú ves, Yahvé, mi opresión; ¡hazme justicia!'

60 Res. — Tú ves todos sus rencores, todas sus maquinaciones contra mí.

61 Sin. — Tú, ¡oh Yahvé! has oído sus ultrajes, todas sus tramas contra mí,

62 Sin. — las palabras de mis enemigos y los proyectos que para mí trazan todo el día.

63 Sin. — Tú ves cuándo se sientan, cuándo se levantan y cómo soy objeto de su satírica cantinela.

64 Tau. — Tú les darás, ¡oh Yahvé! su merecido según las obras de sus manos.

65 Tau. — Tú les darás la ceguera de corazón, tu maldición contra ellos.

66 Tau. — Tú los perseguirás en tu ira y los exterminarás de debajo de los cielos, ¡oh Yahvé!

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Lamentaciones 3

Lamentaciones 3 - Introducción

* Los fieles lamentan sus calamidades y esperan en las misericordias de Dios.

Lamentaciones 3:1-20

1-20 El profeta relata la parte más sombría y desalentadora de su experiencia, y cómo encontró apoyo y alivio. En el momento de su juicio, el Señor se había vuelto terrible para él. Era una aflicción que era la miseria misma; porque el pecado hace de la copa de la aflicción una copa amarga. La lucha entre la incredulidad y la fe es a menudo muy severa. Pero el creyente más débil se equivoca si piensa que su fortaleza y esperanza han perecido del Señor.

Lamentaciones 3:21-36

21-36 Habiendo manifestado su angustia y tentación, el profeta muestra cómo fue elevado por encima de él. Por malas que sean las cosas, es debido a la misericordia de Dios que no son peores. Debemos observar lo que nos hace, así como lo que está en contra de nosotros. La compasión de Dios no falla; de esto tenemos nuevas instancias cada mañana. Porciones en la tierra son cosas que perecen, pero Dios es una porción para siempre. Es nuestro deber, y será nuestro consuelo y satisfacción, esperar y esperar en silencio la salvación del Señor. Las aflicciones funcionan y funcionarán mucho para bien: a muchos les ha parecido bueno soportar este yugo en su juventud; ha hecho a muchos humildes y serios, y los ha destetado del mundo, que de lo contrario habrían sido orgullosos e ingobernables. Si la tribulación produce paciencia, esa paciencia servirá de experiencia, y esa experiencia será una esperanza que no avergüenza. Los pensamientos debidos del mal del pecado y de nuestra propia pecaminosidad nos convencerán de que no somos consumidos por las misericordias del Señor. Si no podemos decir con voz inquebrantable, El Señor es mi porción; ¿no podemos decir que deseo tenerlo para mi porción y salvación, y en su palabra espero? Felices seremos si aprendemos a recibir la aflicción que nos ha impuesto la mano de Dios.

Lamentaciones 3:37-41

37-41 Mientras hay vida hay esperanza; y en lugar de quejarnos de que las cosas están mal, debemos alentarnos con la esperanza de que sean mejores. Somos hombres pecadores, y de lo que nos quejamos es mucho menos de lo que nuestros pecados merecen. Deberíamos quejarnos de Dios y no de él. Estamos aptos, en tiempos de calamidad, a reflexionar sobre los caminos de otras personas y culparlos; pero nuestro deber es buscar y probar nuestros propios caminos, para que podamos pasar del mal a Dios. Nuestros corazones deben ir con nuestras oraciones. Si las impresiones internas no responden a las expresiones externas, nos burlamos de Dios y nos engañamos a nosotros mismos.

Lamentaciones 3:42-54

42-54 Mientras más miraba el profeta las desolaciones, más se entristecía. Aquí hay una palabra de consuelo. Mientras continuaban llorando, continuaron esperando; y tampoco esperaba ni esperaría alivio y socorro de nadie más que del Señor.

Lamentaciones 3:55-66

55-66 La fe sale del vencedor, porque en estos versículos el profeta concluye con cierto consuelo. La oración es el aliento del nuevo hombre, que dibuja el aire de la misericordia en las peticiones y lo devuelve en alabanzas; prueba y mantiene la vida espiritual. Silenció sus miedos y calmó sus espíritus. Dijiste, no temas. Este era el lenguaje de la gracia de Dios, por el testimonio de su Espíritu con sus espíritus. ¿Y cuáles son todas nuestras penas, comparadas con las del Redentor? Él librará a su pueblo de todos los problemas y revivirá a su iglesia de cada persecución. Él salvará a los creyentes con la salvación eterna, mientras que sus enemigos perecerán con la destrucción eterna.


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Biblia Nácar-Colunga

Alberto Colunga Cueto, y Eloíno Nácar Fúster. 1944©

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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