Habacuc 1 - Comentario Bíblico de Matthew HenryHabacuc 11 Oráculo que vio Habacuc profeta: 2 ¿Hasta cuándo, ¡oh Yahvé! suplicaré sin que me oigas; clamaré a ti: ¡Violencia! sin que envíes tu salvación?' 3 ¿Por qué me haces ver la iniquidad, y soportas la vista de la aflicción,y la opresión y la violencia se hallan ante mí, y surgen la querella y la discordia? 4 Por eso se embota la ley, y el derecho no resplandece, pues el impío asedia al justo;por ello el derecho se tuerce.' 5 Mirad a las naciones y ved, y quedaréis sobrecogidos y estupefactos, pues está para cumplirse en vuestros días una obra que, si os la contaran, no la creeríais. 6 Pues he aquí que voy a suscitar a los caldeos, pueblo feroz y arrebatado, que marchará por las anchuras de la tierra para conquistar moradas ajenas. 7 Es espantoso y terrible; su derecho y su elación sólo de él emanan.' 8 Sus caballos son más ligeros que el tigre, más voraces que lobos nocturnos. Sus jinetes avanzan con insolencia, sus caballos vienen de lejos, volando como el águila que se precipita para devorar. 9 Todos llegan para entregarse a la violencia. Sus rostros ardientes son (como viento) solano y amontonan cautivos como arena. 10 Se burla de los reyes, se mofa de los príncipes, se ríe de todas las plazas fuertes; alza un terraplén y las toma;' 11 luego el huracán muda de dirección y pasa. Es un criminal que hace de la fuerza su dios. 12 ¿No eres tú desde antiguo Yahvé, mi Dios, mi Santo, tú que no puedes morir?5 Tú, Yahvé,no dejarás perecer al estableciste para la justicia y lo fundaste como roca para castigar. 13 Muy limpio eres tú de ojos para contemplar el mal, y no puedes soportar (la vista) de la miseria. ¿Por qué, pues, miras a los pérfidos y callas, mientras el impío devora al que es más justo que él, 14 como si hicieras a los hombres semejantes a los peces del mar o a los reptiles de la tierra, que no tienen dueño? 15 El lo pesca todo con sus anzuelos, lo apresa en sus mallas, lo recoge en sus redes, y por ello se alegra y regocija. 16 Por eso ofrece sacrificios a sus mallas, y ofrendas humeantes a sus redes,pues por ellas acrecienta su provisión y es pingüe su comida;' 17 y vacía sin tregua su red, (asesinando sin piedad a los pueblos. Habacuc 1Habacuc 1:1-111-11 Los siervos del Señor están profundamente afectados al ver prevalecer la impiedad y la violencia; especialmente entre los que profesan la verdad. Ningún hombre escrupuló haciendo mal a su vecino. Deberíamos anhelar trasladarnos al mundo donde la santidad y el amor reinan para siempre, y no habrá violencia ante nosotros. Dios tiene buenas razones para su paciencia con los hombres malos y las reprensiones de los hombres buenos. Llegará el día en que se escuchará el clamor del pecado contra los que hacen lo malo, y el clamor de oración por los que sufren mal. Debían darse cuenta de lo que estaba sucediendo entre los paganos por los caldeos, y considerarse una nación azotada por ellos. Pero la mayoría de los hombres presumen de una prosperidad continua, o que las calamidades no vendrán en sus días. Son una nación amarga y apresurada, feroz, cruel y agobiante ante todos. Ellos vencerán a todos los que se les opongan. Pero es una gran ofensa, y la ofensa común de las personas orgullosas, glorificarse a sí mismos. Las palabras finales dan un vistazo de consuelo. Habacuc 1:12-1712-17 Sin embargo, los asuntos pueden ser, sin embargo, Dios es el Señor nuestro Dios, nuestro Santo. Somos un pueblo ofensor, él es un Dios ofendido, sin embargo, no vamos a tener pensamientos duros de él o de su servicio. Es un gran consuelo que, cualquiera que sea la travesura que diseñen los hombres, el Señor diseñe el bien, y estamos seguros de que su consejo permanecerá. Aunque la maldad puede prosperar por un tiempo, Dios es santo y no aprueba la maldad. Como no puede hacer iniquidad por sí mismo, también tiene ojos más puros que contemplarlo con aprobación. De acuerdo con este principio, debemos cumplir, aunque las dispensaciones de su providencia pueden parecer por un tiempo, en algunos casos, que no estamos de acuerdo con ella. El profeta se queja de que se abusó de la paciencia de Dios; y debido a que la sentencia en contra de estas malas obras y trabajadores no fue ejecutada rápidamente, sus corazones estaban más dispuestos a hacer el mal. Algunos los toman como con el ángulo, uno por uno; otros los atrapan en bancos de arena, como en su red, y los recogen en su arrastre, su red de cerramiento. Admiran su propia inteligencia y artimaña: existe una gran propensión en nosotros a llevarnos la gloria de la prosperidad externa. Esto es idolatrarnos, sacrificarnos a la red de arrastre porque es nuestra. Dios pronto terminará con robos exitosos y espléndidos. La muerte y el juicio harán que los hombres dejen de cazar a los demás, y serán cazados a sí mismos. Recordemos, cualesquiera que sean las ventajas que poseemos, debemos darle toda la gloria a Dios. |
Alberto Colunga Cueto, y Eloíno Nácar Fúster. 1944©
Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit