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Ezequiel 24 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Ezequiel 24

1 El año nono, el mes décimo, el día décimo del mes, me fue dirigida la palabra de Yahvé, diciendo:

2 Hijo de hombre, consigna por escrito la fecha de este día. En este día, el rey de Babilonia se ha echado sobre Jerusalén.

3 Compon una parábola para la casa rebelde, y diles: Así habla el Señor, Yahvé: Arrima la olla, arrímala, y echa también agua;'

4 echa en ella trozos, todos los trozos selectos, la pierna y la espalda; llénala, de lo mejor de los huesos.'

5 Toma lo mejor del rebaño, 1 pon debajo la leña, que hierva a borbotones, que se cuezan hasta los huesos.

6 Porque así dice el Señor, Yahvé: ¡Ay de la ciudad sanguinaria! ¡Ay de la caldera herrumbrosa cuya herrumbre no ha sido quitada! Vacíala trozo a trozo, sin echar suerte sobre ella.

7 Porque tiene dentro la sangre suya, la ha derramado sobre piedra lisa, no la derramó sobre la tierra para que la cubriese el polvo.

8 Para provocar la ira y traer la venganza, coloqué su sangre sobre una piedra lisa, sin que pueda cubrirse.

9 Por lo cual dice el Señor, Yahvé: ¡Ay de la ciudad sanguinaria! También yo aumentaré la hoguera.

10 Acumula leña, atiza el fuego, cuece la carne y condimenta la mezcla; que se quemen los huesos, que se cueza la carne.'

11 Déjala vacía sobre las brasas, que se ponga al rojo y se caliente el cobre, y se funda dentro de ella su suciedad, y se consuma su herrumbre.

12 En vano me fatigué 1 ; no desapareció su herrumbre ni con fuego.'

13 Es execrable tu suciedad; yo he querido limpiarte, pero no te limpiaste. No quedarás purificada de tu suciedad hasta que no derrame yo mi fuego sobre ti.'

14 Yo, Yahvé, he hablado: vendré, lo haré, no me volveré atrás, no tendré piedad, no me arrepentiré. Según tus caminos y tus obras así serás juzgada, dice el Señor, Yahvé.

15 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo:

16 Hijo de hombre, voy a quitarte de repente la delicia de tus ojos, pero no te lamentes ni llores, no derrames una lágrima.

17 Suspira en silencio, sin llevar luto por el muerto; ponte el turbante en la cabeza y calza tus pies, no te cubras la barba ni comas el pan del duelo7.'

18 Yo había estado hablando al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi mujer. A la mañana siguiente hice lo que me había mandado,

19 y la gente me decía: ¿No nos explicarás lo que significa lo que haces?

20 Yo les respondía: Yahvé me ha hablado, diciendo:

21 Di a la casa de Israel: Así habla el Señor, Yahvé: Mirad, voy a profanar mi santuario, gloria de vuestra fuerza, delicia de vuestros ojos y anhelo de vuestra alma; vuestros hijos y vuestras hijas caerán a la espada,'

22 y entonces haréis vosotros lo que ahora hago yo: no os cubriréis la barba ni comeréis el pan de duelo,

23 llevaréis en vuestra cabeza los turbantes y calzaréis vuestros pies, no os lamentaréis ni lloraréis, sino que os consumiréis en vuestra iniquidad y gemiréis unos con otros.

24 Ezequiel será para vosotros una señal; cuando esto llegue, haréis vosotros lo que él hace ahora, y sabréis que yo soy Yahvé.'

25 Y tú, hijo de hombre, el día que yo les arrebatare a ellos su fortaleza, el orgullo de su gloria, la delicia de sus ojos, el anhelo de sus almas” sus hijos y sus hijas

26 vendrá a ti un huido para darte la noticia,

27 y aquel día se abrirá tu boca a la llegada del fugitivo y hablarás, no estarás mudo, y serás señal para ellos, y sabrán que yo soy Yahvé.

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Ezequiel 24

Ezequiel 24 - Introducción

* El destino de Jerusalén. (1-14) El alcance de los sufrimientos de los judíos. (15-27)

Ezequiel 24:1-14

1-14 La olla al fuego representaba a Jerusalén asediada por los caldeos: todas las órdenes y rangos estaban dentro de los muros, preparados como una presa para el enemigo. Deberían haber guardado sus transgresiones, ya que la escoria, que se eleva por el calor del fuego, se toma de la parte superior de la olla. Pero empeoraron y sus miserias aumentaron. Jerusalén debía ser nivelada con el suelo. El tiempo designado para el castigo de los hombres malvados puede parecer lento, pero seguramente llegará. Es triste pensar cuántos hay, sobre quién se pierden las ordenanzas y las providencias.

Ezequiel 24:15-27

15-27 Aunque el duelo por los muertos es un deber, sin embargo, debe ser mantenido por la religión y la razón correcta: no debemos lamentarnos como hombres que no tienen esperanza. Los creyentes no deben copiar el lenguaje y las expresiones de aquellos que no conocen a Dios. La gente preguntó el significado de la señal. Dios les quita todo lo que les era más querido. Y como Ezequiel no lloró por su aflicción, tampoco deberían llorar por la suya. Bendito sea Dios, no necesitamos aniquilarnos bajo nuestras aflicciones; porque todas las comodidades fallan, y todas las penas se unen, sin embargo, el corazón roto y la oración del doliente son siempre aceptables ante Dios.


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Biblia Nácar-Colunga

Alberto Colunga Cueto, y Eloíno Nácar Fúster. 1944©

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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