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Éxodo 4 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Éxodo 4

1 Moisés respondió: “No van a creerme, no van a escucharme; me dirán que no se me ha aparecido Yahvé.”

2 Yahvé le dijo: “¿Qué es lo que tienes en la mano?” El respondió: “Un cayado.”

3 “Tíralo a tierra,” le dijo Yahvé. El lo tiró, y el cayado se convirtió en serpiente, y Moisés echó a correr, huyendo de ella.

4 Yahvé dijo a Moisés: “Extiende la mano y agárrala por la cola.” Moisés extendió la mano y la tomó, y la serpiente volvió a ser cayado en su mano.

5 “Para que crean que se te ha aparecido Yahvé, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.”

6 Díjole, además, Yahvé: “Mete tu mano en el seno.” Metióla él, y cuando la sacó estaba cubierta de lepra, como la nieve.

7 Yahvé le dijo: “Vuelve a meterla.” El volvió a meterla, y, cuando después la sacó, estaba la mano como toda su carne.

8 “Si no te creen a la primera señal, te creerán a la segunda,

9 y si aún a esta segunda no creyeran, coges agua del río y la derramas en el suelo, y el agua que cojas se volverá en el suelo sangre.”

10 Moisés dijo a Yahvé: “Pero, Señor, yo no soy hombre de palabra fácil, y esto no es ya de ayer ni de anteayer, y aun ahora que te habla tu siervo soy torpe de boca y de lengua.”

11 Yahvé le respondió: “Y ¿quién ha dado al hombre la boca? Y ¿quién hace al sordo y al mudo, al que ve y al ciego? ¿No soy por ventura yo, Yahvé?

12 Ve, pues; yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que has de decir.”

13 Moisés replicó: “¡Ah Señor!, manda tu mensaje, te lo pido, por mano del que debas enviar.”

14 Encendióse entonces en cólera Yahvé contra Moisés y le dijo: “¿No tienes a tu hermano Aarón el levita? El es de fácil palabra. Al encuentro te sale, y al verte se alegrará su corazón.

15 Habíale a él y pon en su boca las palabras, y yo estaré en tu boca y en la suya, y os mostraré lo que habéis de hacer.

16 El hablará por ti al pueblo y te servirá de boca, y tú serás Dios para él.

17 El cayado que tienes en la mano llévalo, y con él harás los prodigios.”

18 Fuese Moisés, y, de vuelta a casa de su suegro, le dijo: “Hazme el favor de dejarme partir a ver a mis hermanos de Egipto, si viven todavía.” Jetro dijo a Moisés: “Vete en paz.”

19 En tierra de Madián dijo Yahvé a Moisés: “Ve, retorna a Egipto, pues han muerto ya los que buscaban tu vida.”

20 Tomó, pues, Moisés a su mujer y a su hijo y” montándolos sobre un asno, volvió a Egipto, llevando en sus manos el cayado de Dios.

21 Yahvé le dijo: “Partido para volver a Egipto, ten cuenta de hacer delante del faraón los prodigios que yo he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón y no dejará salir al pueblo;'

22 pero tú le dirás: Así habla Yahvé: Israel es mi hijo, mi primogénito.

23 Yo te mando que dejes a mi hijo ir a servirme, y si te niegas a dejarle ir, yo mataré a tu hijo, a tu primogénito.”

24 Por el camino, en un lugar donde pasaba la noche, salióle Yahvé al encuentro, y quería matarle;'

25 pero Séfora, agarrando en seguida un cuchillo de piedra, circuncidó a su hijo, y tocó sus pies diciendo: “Esposo de sangre eres para mí,”

26 y le dejó, diciendo ella lo de esposo de sangre por la circuncisión.

27 Yahvé dijo a Aarón: “Ve al desierto al encuentro de Moisés.” Partió Aarón, y, encontrándose con su hermano en el monte de Dios, le besó.

28 Moisés dio a conocer a Aarón todo lo que Yahvé le había dicho al encomendarle la misión y los prodigios que le había mandado hacer.

29 Prosiguieron Moisés y Aarón su camino, y, llegados, reunieron a los ancianos de Israel.

30 Aarón refirió todo lo que Dios había dicho a Moisés, y éste hizo los prodigios a los ojos del pueblo.

31 El pueblo creyó, y al ver que Yahvé había visitado a los hijos de Israel y había atendido a su aflicción, postrándose, le adoraron.

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Éxodo 4

Éxodo 4 - Introducción

* Dios le da poder a Moisés para obrar milagros. (1-9) Moisés debe ser enviado, Aaron debe ayudarlo. (10-17) Moisés deja a Madián, el mensaje de Dios al faraón. (18-23) El desagrado de Dios contra Moisés, Aarón se encuentra con él, la gente les cree. (24-31)

Éxodo 4:1-9

1-9 Moisés objeta que el pueblo no creería en su palabra a menos que les mostrara alguna señal. Dios le da el poder para hacer milagros. Pero aquellos que son enviados a entregar los mensajes de Dios a los hombres no necesitan el poder para hacer milagros: su carácter y sus doctrinas deben ser juzgados por la Palabra de Dios a la que apelan. Estos milagros se refieren especialmente a los milagros del Señor Jesucristo. Solo le correspondía a Él echar el poder del diablo fuera del alma y sanar el alma de la lepra del pecado; y así fue para Él primero echar al diablo fuera del cuerpo y sanar la lepra del cuerpo.

Éxodo 4:10-17

10-17 Moisés continuó mostrando reticencia ante la tarea que Dios tenía planeada para él; había mucha cobardía, pereza y falta de fe en él. No debemos juzgar a las personas por la rapidez de su discurso. Mucho de sabiduría y verdadero valor pueden encontrarse en alguien con una lengua lenta. A veces, Dios elige como sus mensajeros a aquellos que tienen menos ventajas en el arte o la naturaleza, para que su gracia en ellos pueda resplandecer aún más gloriosamente. Los discípulos de Cristo no eran oradores, hasta que el Espíritu Santo los hizo tales. Dios condesciende a responder a la excusa de Moisés. Incluso la falta de confianza en uno mismo, cuando nos impide cumplir un deber o nos dificulta hacerlo, desagrada mucho al Señor. Pero mientras culpamos a Moisés por retroceder de este servicio peligroso, examinemos nuestros propios corazones para ver si no estamos descuidando deberes más fáciles y menos peligrosos. La lengua de Aarón, con la cabeza y el corazón de Moisés, harían a alguien completamente apto para esta tarea. Dios promete: "Yo estaré con tu boca, y con su boca". Incluso Aarón, que podía hablar bien, no podría hablar con eficacia a menos que Dios le diera enseñanza y ayuda constantes; porque sin la ayuda constante de la gracia divina, los mejores dones fracasarán.

Éxodo 4:18-23

18-23 Después de que Dios se manifestó en el arbusto, habló a menudo con Moisés. Faraón había endurecido su propio corazón ante los gemidos y clamores de los oprimidos israelitas; y ahora Dios, en el camino del justo juicio, endurece su corazón ante la enseñanza de los milagros y el terror de las plagas. Pero ya sea que Faraón escuche o no, Moisés debe decirle: Así dice el Señor. Debe exigir una liberación para Israel: Deja ir a mi hijo; no solo a mi siervo, a quien no tienes derecho a retener, sino a mi hijo. Es mi hijo quien me sirve y, por lo tanto, debe ser perdonado, debe ser defendido. En caso de negativa, mataré a tu hijo, incluso a tu primogénito. Como los hombres tratan al pueblo de Dios, así deben esperar ser tratados.

Éxodo 4:24-31

24-31 Dios se encontró con Moisés enojado. El Señor lo amenazó con la muerte o envió enfermedad sobre él como castigo por haber descuidado circuncidar a su hijo. Cuando Dios nos revela lo que está mal en nuestras vidas, debemos hacer todo lo posible por enmendarlo rápidamente. Esta es la voz de cada vara; nos llama a volver a Él que nos golpea. Dios envió a Aarón a encontrarse con Moisés. Cuanto más veían de Dios reuniéndolos, más agradable era su encuentro. Los ancianos de Israel se encontraron con ellos en fe y estuvieron listos para obedecerlos. A menudo sucede que se encuentra menos dificultad de la que se esperaba en empresas que están de acuerdo con la voluntad de Dios y para su gloria. Si nos levantamos y tratamos de hacer nuestra tarea adecuadamente, el Señor estará con nosotros y nos prosperará. Si Israel acogió con satisfacción las noticias de su liberación y adoró al Señor, ¿cómo deberíamos acoger las buenas noticias de la redención, abrazarlas con fe y adorar al Redentor?


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Biblia Nácar-Colunga

Alberto Colunga Cueto, y Eloíno Nácar Fúster. 1944©

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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