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2 Reyes 21 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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2 Reyes 21

1 Doce años tenía Manases cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jafsiba.

2 Hizo el mal a los ojos de Yahvé, según todas las abominaciones de las gentes que Yahvé había arrojado ante los hijos de Israel.

3 Reedificó los altos que Ezequías, su padre, había destruido; alzó altares a Baal, levantó una “asera,” como había hecho Ajaz, rey de Israel, y se prosternó ante todo el ejército de los cielos y le sirvió.'

4 Alzó altares en la casa de Yahvé, de la que Yahvé había dicho: “Pondré mi nombre en Jerusalén.”

5 Alzó altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Yahvé.

6 Hizo pasar a su hijo por el fuego; se dio a la observación de las nubes y de las serpientes, para obtener pronósticos, e instituyó evocadores de los espíritus y adivinadores del porvenir. Hizo enteramente lo que es malo a los ojos de Yahvé, para irritarle.'

7 También alzó en la casa de Yahvé la “asera,” en la casa de que Yahvé había dicho a David y a Salomón, su hijo: “En esta casa, en Jerusalén, que he elegido entre todas las tribus de Israel, yo pondré para siempre mi nombre.

8 No haré errar más el pie de Israel fuera de la tierra que yo he dado a sus padres, siempre que ellos cuiden de poner por obra los mandamientos y las leyes que yo he prescrito a mi siervo Moisés.”

9 Pero ellos no obedecieron, y Manases fue causa de que se descarriaran e hicieran el mal, más todavía que las gentes que Yahvé había destruido ante los hijos de Israel.

10 Entonces Yahvé habló por medio de sus siervos los profetas, diciendo:

11 “Por haber cometido Manases, rey de Judá, todas esas abominaciones, por haber obrado peor que antes de él obraron los amorreos, por haber hecho pecar a Judá con sus ídolos,

12 he aquí lo que dice Yahvé, Dios de Israel: Voy a echar sobre Jerusalén y sobre Judá males que a quien los oyere le retiñirán los oídos.

13 Yo echaré sobre Jerusalén la cuerda de Samaría y la plomada de la casa de Ajab, y fregaré a Jerusalén como se friega un plato, volviéndolo de un lado y de otro,

14 Abandonaré el resto de mi heredad y se lo entregaré a sus enemigos; y serán la presa y el botín de todos sus enemigos,'

15 por haber hecho lo malo a mis ojos y haberme irritado desde el día en que sus padres salieron de Egipto hasta hoy.”

16 Derramó también Manases mucha sangre inocente, hasta llenar a Jerusalén de un cabo al otro, sobre los pecados que él cometió y que hizo cometer a Judá, haciendo el mal a los ojos de Yahvé.

17 El resto de los hechos de Manases, cuanto hizo, los pecados a que se entregó, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?

18 Manases se durmió con sus padres, y fue sepultado en el jardín de su casa, en el jardín de Uza. Le sucedió Amón, su hijo.

19 Veintidós años tenía Amón cuando comenzó a reinar, y reinó dos años en Jerusalén. Su madre se llamaba Mesulemet, hija de Jarus, de Yotbá.

20 Hizo el rnal a los ojos de Yahvé, como lo había hecho Manases, su padre,

21 y siguió en todo el camino que había seguido su padre. Sirvió a los ídolos a que había servido su padre y se prosternó ante ellos,

22 apartándose de Yahvé, Dios de sus padres, y no siguiendo sus caminos.

23 Los servidores de Amón conspiraron contra él y mataron al rey en su casa;'

24 pero el pueblo castigó a todos los que habían conspirado contra el rey Amón, y puso por rey a Josías, su hijo, en lugar suyo.

25 El resto de los hechos de Amón, lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá ?

26 Fue sepultado en su sepulcro en el jardín de Uza, y le sucedió Josías, su hijo.

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2 Reyes 21

2 Reyes 21 - Introducción

* Malvado reinado de Manasés. (1-9) Las denuncias proféticas contra Judá. (10-18) Reino malvado y muerte de Amón. (19-26)

2 Reyes 21:1-9

1-9 Los jóvenes en general desean convertirse en sus propios amos y tener tempranamente riquezas y poder. Pero esto, en su mayoría, arruina su comodidad futura y causa daño a otros. Es mucho más feliz cuando los jóvenes están amparados bajo el cuidado de sus padres o tutores, hasta que la edad les brinde experiencia y discreción. Aunque a estos jóvenes se les conceda menos indulgencia, luego estarán agradecidos. Manasés cometió muchas maldades a los ojos del Señor, como si lo hiciera a propósito para provocarlo a la ira; hizo más maldad que las naciones que el Señor destruyó. Manasés empeoró cada vez más, hasta ser llevado cautivo a Babilonia. La gente estaba lista para cumplir sus deseos, obtener su favor y porque se ajustaba a sus inclinaciones depravadas. En la reforma de grandes grupos, muchos son simplemente buscadores de conveniencia, y en la tentación caen.

2 Reyes 21:10-18

10-18 Aquí está la condena de Judá y Jerusalén. Las palabras utilizadas representan la ciudad vacía y completamente desolada, pero no destruida por ello, sino purificada y reservada para la futura morada de los judíos: abandonada, aunque no de manera definitiva, y solo en cuanto a privilegios exteriores, ya que los creyentes individuales fueron preservados en esa visitación. El Señor rechazará a cualquier pueblo que profese y lo deshonre con sus crímenes, pero nunca abandonará su causa en la tierra. En el libro de las Crónicas leemos sobre el arrepentimiento de Manasés y su aceptación por parte de Dios; así podemos aprender a no desesperar por la recuperación de los pecadores más grandes. Pero que nadie se atreva a persistir en el pecado, presumiendo que pueden arrepentirse y reformarse cuando lo deseen. Hay algunos casos de conversión de pecadores notorios, para que nadie desespere; pero son pocos, para que nadie presuma.

2 Reyes 21:19-26

19-26 Amón profanó la casa de Dios con sus ídolos; y Dios permitió que su casa fuera contaminada con su sangre. Por más injustos que fueran quienes lo hicieron, Dios fue justo al permitir que sucediera. Ahora se produjo un cambio feliz, pasando de uno de los peores a uno de los mejores reyes de Judá. Una vez más, Judá fue sometida a una reforma. Ya sea que el Señor tenga paciencia con los ofensores presuntuosos o los elimine rápidamente en sus pecados, todos perecerán si persisten en negarse a andar en sus caminos.


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Biblia Nácar-Colunga

Alberto Colunga Cueto, y Eloíno Nácar Fúster. 1944©

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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