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2 Pedro 2 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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2 Pedro 2

1 Como hubo en el pueblo profetas falsos, así habrá falsos doctores, que introducirán sectas perniciosas, llegando hasta negar al Señor que los rescató, y atraerán sobre sí una repentina ruina.

2 Muchos les seguirán en sus liviandades, y, por causa de ellos, será blasfemado el camino de la verdad.

3 Llevados de la avaricia, harán de vosotros mercadería con palabras mentirosas, pero su condenación, ya antigua, no tardará, su ruina no se retrasará.

4 Porque, si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que, precipitados en el tártaro, los entregó a las prisiones tenebrosas, reservándolos para el juicio;'

5 ni perdonó tampoco al viejo mundo, sino que sólo guardó al octavo, a Noé, para pregonero de la justicia cuando trajo el diluvio sobre el mundo de los impíos;'

6 y a las ciudades de Sodoma y de Comorra las condenó a la destrucción, reduciéndolas a cenizas para escarmiento de los impíos venideros,

7 mientras que libró al justo Lot, acosado por la conducta de los desenfrenados en su lascivia,

8 al justo que habitaba entre ellos diariamente y sentía su alma atormentada viendo y oyendo sus obras inicuas.

9 Pues sabe el Señor librar de la tentación a los piadosos y reservar a los malvados para castigarlos en el día del juicio,

10 sobre todo a los que van en pos de la carne llevados de los deseos impuros y desprecian la autoridad del Señor. Audaces, pagados de sí mismos, no temen blasfemar de las potestades superiores.

11 Cuando los ángeles, aun siendo superiores en fuerza y poder, no profieren ante el Señor un juicio injurioso contra ellas.

12 Pero éstos blasfeman de lo que no conocen, como brutos irracionales, naturalmente destinados a ser presa de la corrupción, perecerán en su corrupción,

13 recibiendo con esto la justa paga de su iniquidad, pues hacen sus delicias de los placeres de cada día; hombres sucios, corrompidos, se gozan en sus extravíos, mientras banquetean con vosotros.'

14 Sus ojos están llenos de adulterio, son insaciables de pecado, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón ejercitado en la avaricia, son hijos de maldición.

15 Dejando la senda recta, se extraviaron, y siguieron el camino de Balam, hijo de Beor, que, buscando el salario de la iniquidad,

16 halló la reprensión de su propia demencia cuando una muda bestia de carga, hablando con voz humana, reprimió la insensatez del profeta.

17 Son éstos fuentes sin agua, nubes empujadas por el huracán, a quienes está reservado el orco tenebroso.

18 Profiriendo palabras hinchadas de vanidad, atraen a los deseos carnales a aquellos que apenas se habían apartado de los que viven en el error,

19 prometiéndoles libertad, cuando ellos son esclavos de la corrupción, puesto que cada cual es esclavo de quien triunfó de él.

20 Si, pues, una vez retirados de las corruptelas del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, de nuevo se enredan en ellas y se dejan vencer, sus postrimerías se hacen peores que los principios.

21 Mejor les fuera no haber conocido el camino de la justicia que, después de conocerlo, abandonar los santos preceptos que les fueron dados.

22 En ellos se realiza aquel proverbio verdadero: “Volvióse el perro a su vómito, y la cerda, layada, vuelve a revolcarse en el cieno.”

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2 Pedro 2

2 Pedro 2 - Introducción

* Se advierte a los creyentes contra los falsos maestros, y la certeza de su castigo se muestra a partir de ejemplos. (1-9) Un relato de estos seductores, como extremadamente malvados. (10-16) Pero como fingiendo la libertad y la pureza. (17-22)

2 Pedro 2:1-9

1-9 Aunque el camino del error es un camino perjudicial, muchos están siempre dispuestos a recorrerlo. Cuidemos de no dar ocasión al enemigo de blasfemar el santo nombre por el que somos llamados, ni de hablar mal del camino de la salvación por Jesucristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida. Estos seductores usaron palabras fingidas, engañaron los corazones de sus seguidores. Los tales ya están condenados, y la ira de Dios permanece sobre ellos. El método habitual de proceder de Dios se muestra con ejemplos. Los ángeles fueron arrojados de toda su gloria y dignidad, por su desobediencia. Si las criaturas pecan, incluso en el cielo, deben sufrir en el infierno. El pecado es obra de las tinieblas, y las tinieblas son la paga del pecado. Ved cómo trató Dios al viejo mundo. El número de infractores no es más favorable que su calidad. Si el pecado es universal, el castigo se extenderá igualmente a todos. Si en una tierra fructífera el pueblo abunda en el pecado, Dios puede convertir de inmediato una tierra fructífera en estéril, y un país bien regado en cenizas. Ningún plan o política puede evitar los juicios de un pueblo pecador. El que impide que el fuego y el agua dañen a su pueblo,  Isaías 43:2, puede hacer que cualquiera de los dos destruya a sus enemigos; nunca están a salvo. Cuando Dios envía la destrucción a los impíos, ordena la liberación de los justos. En las malas compañías no podemos dejar de tener culpa o pena. Que los pecados de los demás sean molestias para nosotros. Sin embargo, es posible que los hijos del Señor, viviendo entre los más profanos, conserven su integridad; hay más poder en la gracia de Cristo, y su morada en ellos, que en las tentaciones de Satanás, o el ejemplo de los impíos, con todos sus terrores o seducciones. En nuestras intenciones e inclinaciones a cometer pecados, nos encontramos con extraños impedimentos, si los marcamos Cuando tenemos la intención de hacer una travesura, Dios nos envía muchas paradas para obstaculizarnos, como si nos dijera: Tened cuidado con lo que hacéis. Su sabiduría y su poder realizarán con seguridad los propósitos de su amor y los compromisos de su verdad; mientras que los hombres malvados a menudo escapan al sufrimiento aquí, porque son guardados para el día del juicio, para ser castigados con el diablo y sus ángeles.

2 Pedro 2:10-16

10-16 Los seductores impuros y sus seguidores abandonados, se entregan a sus propias mentes carnales. Al negarse a someter todo pensamiento a la obediencia de Cristo, actúan en contra de los justos preceptos de Dios. Caminan según la carne, siguen cursos pecaminosos, y aumentan a mayores grados de impureza y maldad. También desprecian a quienes Dios ha puesto en autoridad sobre ellos, y exige que los honren. Los bienes temporales externos son la paga que los pecadores esperan y se prometen a sí mismos. Y nadie tiene más motivos para temblar que aquellos que se atreven a satisfacer sus lujurias pecaminosas, presumiendo de la gracia y la misericordia divinas. Muchos han sido y son los que hablan con ligereza de las restricciones de la ley de Dios, y se consideran libres de la obligación de obedecerla. Que los cristianos se mantengan a distancia de los tales.

2 Pedro 2:17-22

17-22 La palabra de la verdad es el agua de la vida, que refresca las almas que la reciben; pero los engañadores difunden y promueven el error, y se presentan como vacíos, porque no hay verdad en ellos. Como las nubes impiden la luz del sol, así estos oscurecen el consejo con palabras en las que no hay verdad. Viendo que estos hombres aumentan las tinieblas en este mundo, es muy justo que la niebla de las tinieblas sea su parte en el próximo. En medio de su charla sobre la libertad, estos hombres son los más viles esclavos; sus propias lujurias obtienen una completa victoria sobre ellos, y están realmente en la esclavitud. Cuando los hombres están enredados, son fácilmente vencidos; por lo tanto, los cristianos deben mantenerse cerca de la palabra de Dios, y vigilar contra todos los que tratan de desconcertarlos. Un estado de apostasía es peor que un estado de ignorancia. Traer un mal informe sobre el buen camino de Dios, y una falsa acusación contra el camino de la verdad, debe exponer a la más pesada condenación. ¡Qué terrible es el estado aquí descrito! Sin embargo, aunque tal caso es deplorable, no es totalmente desesperante; el leproso puede ser limpiado, e incluso los muertos pueden resucitar. ¿Es tu reincidencia una pena para ti? Cree en el Señor Jesús, y serás salvado.


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Biblia Nácar-Colunga

Alberto Colunga Cueto, y Eloíno Nácar Fúster. 1944©

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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