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2 Crónicas 29 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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2 Crónicas 29

1 Veinticinco años tenía Ezequías cuando comenzó a reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba Abiyá, hija de Zacarías.

2 Hizo lo recto a los ojos de Yahvé, enteramente como lo había hecho David, su padre.

3 En el primer año de su reinado, el mes primero, abrió las puertas de la casa de Yahvé y las reparó.

4 Hizo venir a los sacerdotes y levitas, que reunió en el atrio oriental,

5 y les dijo: “Oídme, levitas: santifícaos y santificad la casa de Yahvé, el Dios de vuestros padres, y echad la impureza fuera del santuario.

6 Porque han pecado nuestros padres y han hecho el mal a los ojos de Yahvé, nuestro Dios; le han abandonado, han apartado sus ojos del tabernáculo de Yahvé y le han vuelto las espaldas.'

7 Hasta cerraron las puertas del pórtico, apagaron las lámparas y dejaron de ofrecer a Yahvé, Dios de Israel, perfumes y holocaustos en el santuario.

8 Por eso la cólera de Yahvé pesa sobre Judá y sobre Jerusalén, y los ha entregado a la confusión, a la desolación y a la burla, como lo estáis viendo con vuestros ojos.

9 Ya veis que por eso han caído nuestros padres por la espada, y nuestros hijos y nuestras hijas están en cautividad.

10 Yo quiero que hagamos alianza con Yahvé, Dios de Israel, para que se aparte de nosotros su encendida cólera.

11 Ahora, pues, hijos míos, basta de negligencias, pues habéis sido elegidos por Yahvé para ministrar ante El en su servicio, para ser sus servidores y ofrecerle perfumes.”

12 Levantáronse los levitas Macat, hijo de Arnasaí; Joel, hijo de Azarías, de los hijos de Caat; y de los de Merarí, Quis, hijo de Abdí; Azarías, hijo de Jelaleel; y de los gersonitas, Joaj, hijo de Simma; Edén, hijo de Joaj;'

13 y de los hijos de Eli-safán, Simrí y Jehiel; y de los hijos de Asaf, Zacarías y Matanías;'

14 y de los hijos de Hernán, Jejiel y Simeí; y de los hijos de Jedetún, Semeyas y Uziel.'

15 Reunieron a sus hermanos y” después de santificarse ellos, vinieron a purificar la casa de Yahvé, según las órdenes del rey y según las palabras de Yahvé.

16 Entraron los sacerdotes en el interior de la casa de Yahvé para purificarla; sacaron todas las impurezas que hallaron en el templo de Yahvé y las arrojaron al atrio de la casa de Yahvé, donde las recibieron los levitas para llevarlas fuera, al valle del Cedrón”

17 Comenzaron las purificaciones el día primero del primer mes; el octavo día del mismo mes entraron en el pórtico del templo de Yahvé, y emplearon ocho días en purificar el templo de Yahvé; el día dieciséis del mismo mes acabaron lo que habían comenzado.'

18 Fueron luego al rey Ezequías y le dijeron: “Hemos purificado toda la casa de Yahvé, el altar de los holocaustos y todos sus utensilios, y la mesa de los panes de la proposición.

19 Y todos sus utensilios, que el rey Ajaz profanó durante su reinado con sus transgresiones, están ya reparados y purificados y ante el altar de Yahvé.”

20 El rey Ezequías se levantó bien de mañana, reunió a los jefes de la ciudad y subió a la casa de Yahvé.

21 Ofrecieron siete novillos, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos en sacrificio expiatorio por el reino, por el santuario y por Judá. El rey mandó a los sacerdotes hijos de Aarón que los ofreciesen en el altar de Yahvé.

22 Los sacerdotes inmolaron los novillos, recibieron su sangre y la derramaron en torno al altar; inmolaron los carneros y derramaron su sangre en el altar.'

23 Presentaron luego los machos cabríos expiatorios ante el rey y ante la asamblea, que pusieron sus manos sobre ellos,

24 y los sacerdotes los inmolaron y derramaron la sangre al pie del altar, en expiación por los pecados de todo Israel, pues por todo Israel había ordenado el rey el holocausto y el sacrificio expiatorio.

25 Hizo que los levitas se pusieran en la casa de Yahvé con címbalos, salterios y arpas, según la ordenación de David, de Gad, vidente del rey, y de Natán, profeta, porque tal era la orden de Yahvé, transmitida por medio de sus profetas.

26 Los levitas ocuparon su sitio con los instrumentos de David, y los sacerdotes el suyo con las trompetas.

27 Ezequías mandó ofrecer el holocausto sobre el altar; y en cuanto comenzó el holocausto, comenzó también el canto de Yahvé al son de las trompetas y con el acompañamiento de los instrumentos de David, rey de Israel.'

28 Prosternóse toda la asamblea, se cantó el canto y se tocaron las trompetas, todo hasta que el holocausto se terminó.

29 Cuando se hubo acabado de ofrecer el holocausto, el rey con toda la asamblea doblaron las rodillas y se prosternaron.

30 Después el rey Ezequías y los jefes dijeron a los levitas que alabasen a Dios con palabras de David y de Asaf, vidente, y ellos lo hicieron con gran júbilo, e inclinándose, adoraron.

31 Luego dijo Ezequías: “Vosotros habéis llenado seguramente vuestras manos para Yahvé. Llegaos, pues, a ofrecer víctimas y sacrificios eucarísticos en la casa de Yahvé.” Y así toda aquella muchedumbre ofreció hostias, sacrificios eucarísticos y holocaustos con gran piedad y liberalidad.

32 Los holocaustos que ofreció la asamblea fueron setenta novillos, cien carneros y doscientos corderos, todo en holocausto a Yahvé.

33 Consagraron también a Yahvé seiscientos bueyes y tres mil ovejas.

34 Como los sacerdotes eran pocos y no bastaban para desollar las víctimas destinadas al holocausto, ayudáronlos sus hermanos los levitas hasta acabar y hasta que se hubieron purificado los sacerdotes, pues los levitas se mostraban con corazón dispuestos a purificarse más que los sacerdotes.

35 Ofreciéronse, pues, muchos holocaustos, muchos sebos de sacrificios eucarísticos, quedando enteramente restablecido el culto de la casa de Yahvé.

36 Ezequías, lo mismo que todo el pueblo, dieron muestras de gran júbilo por haber Yahvé dispuesto al pueblo al restablecimiento, pues la resolución de hacerlo había sido tomada de pronto.

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2 Crónicas 29

2 Crónicas 29 - Introducción

* El buen reinado de Ezequías en Judá. (1-19) el sacrificio de expiación de Ezequías. (20-36)

2 Crónicas 29:1-19

1-19 Cuando Ezequías llegó a la corona, se postuló de inmediato para trabajar en la reforma. Aquellos que comienzan con Dios, comienzan en el extremo derecho de su trabajo, y prosperará en consecuencia. Se puede decir que aquellos que dan la espalda a las ordenanzas de Dios realmente abandonan a Dios mismo. Todavía hay tales negligencias, si la palabra no se lee y abre debidamente, porque eso se indicaba al encender las lámparas, y también si no se ofrecían oraciones y alabanzas, porque eso se significaba por el incienso encendido. El descuido de la adoración de Dios fue la causa de las calamidades que habían sufrido. Solo el Señor puede preparar el corazón del hombre para la piedad vital: cuando se hace mucho bien en poco tiempo, se le debe atribuir la gloria; y todos los que lo aman a él o a las almas de los hombres, se regocijarán allí. Deje que aquellos que hacen un buen trabajo, aprendan a hacerlo bien.

2 Crónicas 29:20-36

20-36 Tan pronto como Ezequías escuchó que el templo estaba listo, no perdió el tiempo. La expiación debe hacerse por los pecados del último reinado. No fue suficiente lamentarse y abandonar esos pecados; trajeron una ofrenda por el pecado. Nuestro arrepentimiento y nuestra reforma no obtendrán perdón, sino en y por medio de Cristo, quien fue hecho pecado, es decir, una ofrenda por el pecado para nosotros. Mientras las ofrendas estaban en el altar, los levitas cantaban. La pena por el pecado no debe impedirnos alabar a Dios. El rey y la congregación dieron su consentimiento a todo lo que se hizo. No es suficiente para nosotros estar donde se adora a Dios, si no adoramos a nosotros mismos con el corazón. Y debemos ofrecer nuestros sacrificios espirituales de alabanza y acción de gracias, y dedicarnos a nosotros mismos y a todo lo que tenemos, como sacrificios, aceptables para el Padre solo a través del Redentor.


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Biblia Nácar-Colunga

Alberto Colunga Cueto, y Eloíno Nácar Fúster. 1944©

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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