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1 Crónicas 16 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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1 Crónicas 16

1 Traída el arca de Dios, pusiéronla en medio de la tienda que David había alzado para ella, y ofrecieron ante Dios holocaustos y sacrificios eucarísticos.

2 Cuando hubo acabado David de ofrecer los holocaustos y los sacrificios eucarísticos, bendijo al pueblo en nombre de Yahvé,

3 y distribuyó a todo Israel, hombres y mujeres, a cada uno una porción de pan, de carne y de uvas pasas.

4 Puso levitas al servicio del arca de Yahvé, para que invocaran, alabaran y ensalzaran a Yahvé, Dios de Israel.

5 Fueron: Asaf, el jefe; Zacarías, el segundo después de él; Uziel, Semirarnot, Jejiel, Matatías, Eliab,'

6 Benaya, Obededom y Jeiel, con instrumentos músicos, salterios y arpas, y Asaf era el que hacía sonar los címbalos. Los sacerdotes Benaya y Jojaziel tocaban continuamente las trompetas delante del arca de la alianza de Dios.

7 Aquel día dio David a Asaf y a sus hermanos por primera vez, para cantar las alabanzas de Yahvé, este canto:

8 “Alabad a Yahvé, invocad su nombre. Pregonad a los pueblos sus hazañas.

9 Cantadle, cantad salmos en su honor. Cantad todos sus portentos.

10 Gloriaos en su santo nombre; Alégrese el corazón de los que buscan a Yahvé.'

11 Buscad a Yahvé y fortaléceos. Buscad siempre su rostro.

12 Recordad cuántas maravillas ha obrado. Sus prodigios, los juicios de su boca.

13 Descendientes de Abraham, su siervo; Hijos de Jacob, su elegido.'

14 Es Yahvé nuestro Dios. Por la tierra toda prevalecen sus juicios.

15 Fielmente se ha acordado siempre de su alianza, De sus promesas para mil generaciones,

16 De lo que pactó con Abraham, De lo que juró a Isaac.

17 De lo que firmemente estableció con Jacob, Y con Israel como pacto eterno,

18 Diciendo: A ti te daré la tierra de Canaán Como porción de vuestra heredad.

19 Eran entonces poco numerosos, Poco numerosos y extranjeros en ella,

20 Iban de una gente a otra gente Y de un reino a otro pueblo.

21 Pero no consintió que nadie los oprimiese, Y por causa de ellos castigó a reyes.

22 No toquéis a mis ungidos. No hagáis mal a mis profetas.

23 Cantad a Yahvé, habitantes todos de la tierra; Pregonad uno y otro día su salvación,'

24 Contad a los pueblos su gloria, Sus maravillas a los pueblos todos.

25 Porque Yahvé es grande, digno de toda alabanza, Temible sobre todos los dioses.

26 Porque los dioses de las gentes son ídolos, Pero Yahvé es el hacedor de los cielos.

27 La gloria y la majestad sean ante El, La alabanza y el honor en su santuario.

28 Dad a Yahvé, ¡oh familias de los pueblos! Dad a Yahvé la gloria y la alabanza,

29 Dad gloria al nombre de Yahvé, Traed ofrendas y entrad en sus atrios. Adorad a Yahvé en ornamentos santos,

30 Temblad ante El todos los de la tierra. El afirmó el orbe, y firme está.

31 Alégrense los cielos y regocíjese la tierra, Pregónese entre las gentes: Yahvé reina.

32 Truene el mar con cuanto lo llena, Salte de gozo el campo y cuanto hay en él,

33 Den gritos de júbilo los árboles de las selvas. Al venir Yahvé, pues viene para juzgar a la tierra.

34 Dad gracias a Yahvé, que es bueno. Y es eterna su misericordia.

35 Decid: sálvanos, ¡oh Dios! salud nuestra; Reúnenos y líbranos de las gentes, Para que confesemos tu santo nombre Y nos gloriemos alabándote.'

36 Bendito Yahvé, Dios de Israel, Por eternidad de eternidades. Y diga todo el pueblo: Amén. Alabad a Yahvé.”

37 David dejó allí, delante del arca de la alianza de Yahvé, a Asaf y a sus hermanos, para que constantemente ministrasen delante del arca, cada cosa a su tiempo,

38 y a Obededom, hijo de Jedutún, y a Josa y a sus hermanos en número de sesenta y ocho, estableció como porteros.

39 Asimismo a Sadoc y a sus hermanos, sacerdotes, ante el tabernáculo de Yahvé, en la altura de Gabaón.

40 Para que allí ofreciesen continuamente, mañana y tarde, a Yahvé holocaustos y cumpliesen cuanto está escrito en la Ley de Yahvé, dada por Yahvé a Israel.

41 Con ellos estaban Hernán y Jedutún y los otros que nominalmente habían sido designados para alabar a Yahvé: “Porque su misericordia es eterna.”

42 Estaban Hernán y Jedutún con ellos, y las trompetas y los címbalos para los que los tocaban, y los instrumentos para los cantos en honor de Dios. Los hijos de Jedutún eran los porteros.

43 Todo el pueblo se fue luego cada uno a su casa, y David se volvió a bendecir a la suya.

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1 Crónicas 16

1 Crónicas 16 - Introducción

* La solemnidad con la que fue colocada el arca (1-6). Salmo de alabanza de David (7-36). Establecimiento del culto a Dios (37-43).

1 Crónicas 16:1-6

1-6 Aunque la palabra de Dios y sus ordenanzas puedan estar nubladas u oscurecidas por un tiempo, brillarán y saldrán de la oscuridad. Esto era solo una tienda, una morada humilde, sin embargo, este era el tabernáculo del cual David, en sus salmos, hablaba a menudo con tanto cariño. David demostró generosidad hacia sus súbditos, tal como había experimentado la gracia de Dios hacia él. Aquellos cuyos corazones están llenos de santa alegría deben mostrarlo siendo generosos.

1 Crónicas 16:7-36

7-36 Glorifiquemos a Dios en nuestras alabanzas. Edifiquemos y enseñemos a otros, para que los que no lo conocen sean llevados a adorarlo. Triunfemos y confiemos en Dios. Aquellos que glorifican el nombre de Dios tienen derecho a enorgullecerse de ello. Que el pacto eterno sea la gran fuente de nuestra alegría, recordando con gratitud a su pueblo antiguo. Proclamemos cada día su salvación, su salvación prometida en Cristo. Tenemos motivos para celebrarlo cada día, pues diariamente recibimos el beneficio, y es un tema que nunca se agota. En medio de las alabanzas, no olvidemos orar por los siervos de Dios que están en aflicción.

1 Crónicas 16:37-43

37-43 El culto a Dios debe ser la labor de cada día. David lo ordenó así. En Jerusalén, donde estaba el arca, Asaf y sus hermanos debían ministrar ante el arca continuamente, con cánticos de alabanza. No se ofrecían sacrificios allí, ni se quemaba incienso, porque los altares no estaban allí; pero las oraciones de David eran como incienso, y el alzar de sus manos como el sacrificio vespertino. Así de temprano la adoración espiritual reemplazó a la ceremonial. No obstante, la adoración ceremonial, al ser de institución divina, de ninguna manera debe omitirse; por lo tanto, en Gabaón, ante los altares, los sacerdotes asistían; porque su labor era sacrificar e incensar; y eso hacían continuamente, por la mañana y por la tarde, según la ley de Moisés. Como las ceremonias eran tipos de la mediación de Cristo, la observancia de ellas era de gran importancia. La asistencia de sus ministros designados es correcta en sí misma y anima al pueblo.


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Biblia Nácar-Colunga

Alberto Colunga Cueto, y Eloíno Nácar Fúster. 1944©

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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