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1 Samuel 18 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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1 Samuel 18

1 Cuando hubo acabado de hablar David con Saúl, el alma de Jonatán se apegó a la de David, y le amó Jonatán como a sí mismo.

2 Aquel día tomó Saúl a David y no le dejó que se fuera a la casa de su padre.

3 Jonatán hizo pacto con David, pues le amaba como a su alma,

4 y, quitándose el manto que llevaba, se lo puso a David, así como sus arreos militares, su espada, su arco y su cinturón.

5 David salía a combatir donde le mandaba Saúl, y siempre procedía con acierto. Saúl le puso al mando de hombres de guerra, y toda la gente estaba contenta con él, aun los servidores de Saúl.

6 Cuando hicieron su entrada después de haber muerto David al filisteo, salían las mujeres de todas las ciudades de Israel, cantando y danzando delante del rey Saúl con tímpanos y triángulos alegremente,

7 y, alternando, cantaban las mujeres en coro: “Saúl mató sus mil, pero David sus diez mil.”

8 Saúl se irritó mucho, y esto le desagradó, pues decía: “Dan diez mil a David y a mí mil; nada le falta si no es el reino.”

9 Desde entonces miraba Saúl a David con malos ojos.

10 Al otro día se apoderó de Saúl el mal espíritu, y desvariaba en su casa. David tocaba el arpa, como otras veces. Tenía Saúl en la mano su lanza,

11 y, blandiéndola, la lanzó contra David, diciendo: “Voy a clavar a David en la pared.” Pero David esquivó el golpe por dos veces.

12 Comenzó Saúl a temer a David, pues veía que estaba Yahvé con éste, mientras que de él se había apartado.

13 Alejóle de sí, haciéndole jefe de millar, y David entraba y salía a la vista de todo el pueblo;'

14 en todas sus empresas se mostró acertado, porque Yahvé estaba con él.

15 Vio, pues, Saúl que era muy precavido, y le temía.

16 Todo Israel y todo Judá amaba a David, que a su vista entraba y salía.

17 Dijo Saúl a David: “Mira, te daré por mujer a mi hija mayor, Merob; pero has de mostrarte valiente y hacer las guerras de Yahvé”; pues se decía: “No quiero poner mis manos sobre él; que le maten las de los filisteos.”

18 David respondió a Saúl: “¿Quién soy yo y qué es mi vida, qué la casa de mi padre, para* que sea yo yerno del rey?”

19 Pero cuando llegó el tiempo en que Merob, la hija mayor de Saúl, había de ser entregada a David, se la dio por mujer a Hadriel, de Mejolá.

20 Micol, la otra hija de Saúl, amaba a David; lo supo Saúl, y esto le agradó'

21 pues se decía: “Se la daré para que le sirva de lazo y le haga caer en las manos de los filisteos.” Dijo, pues, Saúl a David: “Por segunda vez voy a darte ocasión de ser yerno mío.”

22 Al mismo tiempo dio órdenes a sus servidores, diciéndoles: “Hablad a David a escondidas de mí y decidle: El rey te estima y todos sus servidores te queremos; haz por ser yerno del rey.”

23 Dijéronle a David esto los servidores, y respondió David: “¿Os parece cosa fácil eso de ser yerno del rey? Yo soy hombre de poco y de poca hacienda.”

24 Fuéronle a contar a Saúl sus servidores lo que decía David,

25 y él les dijo: “Habladle así: No necesita el rey dote; sólo quiere cien prepucios de filisteos para vengarse de sus enemigos.” Así pensaba Saúl que caería David en manos de los filisteos.'

26 Cuando los servidores dijeron a David las palabras que había dicho Saúl, le agradó a aquél la condición puesta para ser yerno del rey.

27 Y salió David con los que estaban a su mando y mató cien filisteos, trayéndose sus prepucios, y los entregó al rey. Y cuando se cumplieron los días para ser su yerno, dióle Saúl por mujer su hija Micol.

28 Saúl vio claramente que Yahvé estaba con David y que todo Israel le amaba.

29 Temíale Saúl más y más cada vez, y fue toda su vida enemigo de David.

30 Los príncipes de los filisteos hacían incursiones; pero cada vez que salían, David, por su habilidad, alcanzaba mejor suceso que todos los otros servidores de Saúl, y su nombre llegó a ser muy celebrado.'

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1 Samuel 18

1 Samuel 18 - Introducción

* La amistad de Jonathan para David. (1-5) Saúl busca matar a David. (6-11) el temor de Saúl a David. (12-30)

1 Samuel 18:1-5

1-5 La amistad de David y Jonatán fue el efecto de la gracia divina, que produce en los verdaderos creyentes un corazón y una alma, y ​​hace que se amen. Esta unión de almas es de participar en el Espíritu de Cristo. Donde Dios une los corazones, los asuntos carnales son demasiado débiles para separarlos. Aquellos que aman a Cristo como sus propias almas, estarán dispuestos a unirse a él en un pacto eterno. Ciertamente fue una gran prueba del poder de la gracia de Dios en David, que pudo soportar todo este respeto y honor, sin ser elevado por encima de la medida.

1 Samuel 18:6-11

6-11 Los problemas de David no solo siguen inmediatamente a sus triunfos, sino que surgen de ellos; tal es la vanidad de lo que parece más grande en este mundo. Es una señal de que el Espíritu de Dios se ha apartado de los hombres si, como Saúl, son irritables, envidiosos, sospechosos y de mal carácter. Compare a David, con su arpa en la mano, con el objetivo de servir a Saúl, y Saúl, con su jabalina en la mano, con el objetivo de matar a David; y observe la dulzura y la utilidad del pueblo perseguido de Dios, y la barbarie de sus perseguidores. Pero la seguridad de David debe atribuirse a la providencia de Dios.

1 Samuel 18:12-30

12-30 Durante mucho tiempo, David se mantuvo en constante aprehensión de caer de la mano de Saúl, pero perseveró en un comportamiento manso y respetuoso hacia su perseguidor. ¡Qué poco común es tal prudencia y discreción, especialmente bajo insultos y provocaciones! Preguntémonos si imitamos esta parte del carácter ejemplar que tenemos ante nosotros. ¿Nos comportamos sabiamente en todos nuestros sentidos? ¿No hay omisión pecaminosa, imprudencia espiritual, nada de malo en nuestra conducta? La oposición y la perversidad en los demás no excusarán los ánimos equivocados en nosotros, pero deberían aumentar nuestro cuidado y atención a los deberes de nuestra estación. Considere a aquel que soportó la contradicción de los pecadores contra sí mismo, para que no se canse y se desmaye en sus mentes, Hebreos 12:3. Si David magnificó el honor de ser yerno del rey Saúl, ¿cómo deberíamos magnificar el honor de ser hijos del Rey de reyes!


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Biblia Nácar-Colunga

Alberto Colunga Cueto, y Eloíno Nácar Fúster. 1944©

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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